Un valioso funcionario cristinista declaró que no
aumentar entre un 120 y un 150% los sueldos de los legisladores implicaría
dejar la política a los ricos o a los ladrones. En una definición sociológica
de profundo contenido humanista, Julián Domínguez, hoy ministro de la Nación,
sintetizó el concepto que el kirchnerismo tiene del ser humano: en cada hombre
existe un delincuente en potencia y su aparición depende únicamente de las
circunstancias.
“El ladrón cree a todos de su misma condición” dice la
sabiduría popular y nunca mejor empleada la cita que para encuadrar el episodio.
Tal vez podría caberle igualmente apropiado aquello de “A confesión de parte,
relevo de prueba”; lo cierto es que la banda gobernante no sólo no teme la
exposición de sus arbitrariedades sino que sale a bancarlas y para eso, se muestra
en todo su esplendor.
Pero lo dicho, además de una barrabasada, es una falacia porque de ello se deduce:
a)
Que los ricos
no roban
b)
Que roban
únicamente los pobres
c)
Que la
ocasión hace al ladrón
d)
Que la salida
a la pobreza para cualquier argentino es exclusivamente el robo
e)
Que la
conducta o la inconducta no dependen de los principios de cada uno sino apenas
de las circunstancias
Llamen al INADI
con carácter de urgente. El ministro Domínguez
acaba de señalar a los pobres con el dedo y acusarlos explícitamente de
ladrones en potencia. Es de esperar que los diputados que dicen rechazar el
aumento denuncien esta flagrante discriminación. No vaya a ser cosa que un
puñado de oportunistas hagan prensa intentando suavizar la mala imagen que la
población tiene de ellos en conjunto, y a fin de mes se emplumen los 35.000.
Describir de ese modo a los protegidos de Cristina no estuvo
bueno. Porque es imposible ocultar la tolerancia infinita que demuestra esta
administración por los delincuentes. Qué fea actitud para un nac&pop K. La presidente
debe estar pensando que las declaraciones del ministro fueron “too much”.
Excelente tu ultimo articulo, te felicito.
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