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jueves, 13 de enero de 2011

Peronismo: el PacMan argentino

Lo positivo de la crisis que padece la Argentina en la actualidad es que nadie se puede hacer el distraído; bueno, casi nadie; porque con excepción de Cristina Kirchner y su entorno, en mayor o menor medida, con voz enérgica o suavemente todos reconocen la profundidad de nuestra decadencia.

Que el universalmente aplicado sistema de partidos no pueda resolver en nuestro país una cuestión tan básica como la representación de las minorías es un rasgo en el que la ciencia política debiera detenerse; o tal vez la sociología porque la involución que registra el mapa político argentino es única en el mundo moderno.

No siempre nuestras instituciones fueron insuficientes para ordenar la convivencia. Es más, gracias a su sano y pleno funcionamiento el país alcanzó el nivel cultural y el desarrollo económico que lo ubicó entre las naciones más prósperas de la tierra hace apenas un siglo. ¿Qué pasó? Hay países que sufren catástrofes naturales que los obligan a concentrar esfuerzos de manera diferente a los planes trazados; a otros la guerra los destruye. En la Argentina apareció Juan Domingo Perón que inventó un cocktail letal con el que envenenó a la sociedad y cuyos efectos siguen vigentes. Nacionalismo católico con fuerte dosis de simpatías mussolinianas, populismo, demagogia, arbitrariedad, corrupción económica y moral, concentración del poder, injerencia en lugar de independencia de poderes, persecución política de los adversarios, pensamiento único y una prédica de permanente descalificación que alimenta el odio hacia todo el que no comulga con sus respuestas que son, obviamente, las únicas válidas y correctas. Desde el nacimiento del peronismo y en adelante, la política paulativamente dejó de nutrirse en el debate de ideas, clausuró la convivencia e implicó un enfrentamiento entre enemigos con la lógica consecuencia de una necesidad imperiosa de aplastar al otro.

Aún cuando el peronismo no abandonó nunca su perfil original, en las décadas siguientes a su nacimiento su vigencia se asentaría en un camaleónico perfil ideológico que le permite todo: iniciarse con una estrecha participación en los golpes militares al orden democrático y denostarlos al mismo tiempo; contar con un decidido apoyo desde las filas del ejército y simultáneamente proteger y estimular la formación de grupos marxistas en su seno. La amoralidad peronista cobija opuestos sin el más mínimo pudor y eso le permite retener al terrorista que se armó contra el poder constituido y al soldado que lo combatió; a los católicos y a los que quemaron sus iglesias; al dueño de las tierras y al que las expropió porque hay lugar para todos en el arco ideológico que el peronismo permite con tolerancia infinita por las contradicciones.

Se equivocan, entonces, quienes plantean ciertas similitudes con el PRI mexicano en tanto que ambos son partidos políticos cuyos procesos de concentración del poder los hizo reinar casi sin oposición por más de medio siglo. Sin embargo, el PRI no mutó para seguir estando y fue víctima de un desgaste lógico que lo llevó a perder adeptos primero y elecciones luego. El peronismo, en cambio, es esencialmente tramposo. No tiene pudor en cambiar de opinión ni aún en contradecirse. El peronismo impulsó amnistías y votó a mano alzada las leyes de “punto final” para terminar con los juicios a los militares argentinos que habían luchado contra la subversión y veinte años después anuló las leyes y amnistías de las que era autor y los juzgó con la misma saña que mostraron cuando ellos mismos integraban los ejércitos terroristas.

Guy Sorman, Mario Vargas Llosa, José Saramago, Alvaro Vargas Llosa y hasta el propio Winston Churchill son algunas de las personalidades del mundo que se han referido al peronismo identificándolo con la peor pesadilla argentina del siglo XX en una suerte de coincidencia con otros tantos pensadores locales que, como Jorge Luis Borges o la recientemente desaparecida María Elena Walsh, alzaron sus voces para denunciar los excesos del peronismo. Ninguno descreyó de los argentinos sino del peronismo. Sería cuestión de escucharlos ¿no habrá llegado la hora de rechazar por insuficiente el gesto estrictamente superficial del cambio de nombres que nos vienen proponiendo, reconocer que como solución no sirve y reclamar el abandono definitivo de las mañas populistas y el autoritarismo solapado tras la fachada de gobiernos “redistribuidores” de la riqueza, eso sí, siempre ajena.

¿Cuántos más reemplazos de fachada faltarán todavía hasta que la sociedad argentina reconozca que cambiar a Cámpora por Perón, a Perón por Isabel, a Menem por Duhalde, a Duhalde por Kirchner o a Cristina por Scioli es un entretenimiento inútil y que la solución no pasa por elegir por la cara sino descartarlos a todos por peronistas?

Hace décadas que los argentinos venimos optando por el que nos parece menos malo. Con los resultados a la vista ¿alguien puede recomendar esa dieta? ¿Hemos detenido la caída acaso o la hemos profundizado y acelerado?

El dibujo de una puerta ¿puede considerarse una salida? Lo que no es una opción ¿es una opción? Un antiinflamatorio muscular, por el mero hecho de tratarse de un medicamento ¿cura un resfrío o en el camino a la salud es imprescindible el remedio correcto?

11 comentarios:

  1. Hola María,

    Es cierto todo lo que decís y lo comparto.

    Ya sabemos como son, como fueron y como serán los peronistas.

    Pero qué pasa con los no-peronistas.

    Vi que se armó una reunión de "Libertad Querida" que no pasó de los lugares comunes de un texto de Educación Democrática de hace 40 años. Ni siquiera tienen un sitio de Internet actualizado.

    A lo mejor tendrías que dar charlas o cursos (pagos) para: a) difundir ideas sanas y b) que la gente se ponga en contacto y tome fuerza o recupere el ánimo. Esto último es impotante porque los no-peronistas empezamos a quedar aislados. Hay toda una cultura general que nos es hostíl.

    Saludos a todos y todas

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  2. Muy buena la relación del peronismo con el Pacman.

    El peronismo, y su propagación como ideología, por llamarla de alguna forma, predominante, ha terminado con nuestro sistema de partidos.
    Gustenos o no, el peronismo y el radicalismo son los partidos mayoritarios. En que se diferencian? En las formas solamente. Ambos son estatistas, prebendarios ... populistas en una palabra.
    El resto de los partidos con aspiraciones a una banca en el Congreso son similares en su mayoría.
    Basta analizar las votaciones en el Congreso sobre las estatizaciones de AA y de los fondos de las AFJP para tener una idea clara de quienes son el sistema actualmente.
    Pero creo que esto no es lo peor. Lo peor es que creo que la población argentina, tambien en su inmensa mayoría es estatista, dirigista ... populista. Y asi vota.
    Casi diría que la argentina es una sociedad peronista.
    Respecto de los liberales, entre los que me cuento, somos pésimos propagadores de nuestras ideas. No sé si el camino es dar charlas o cursos. Eso lo veo como demasiado pasivo.
    A lo mejor sería interesante armar grupos de discusión y análisis con la idea de que se establezcan lazos entre sus miembros y que esto sirva para generar propuestas y relacionarnos entre quienes pensamos parecido.
    Los liberales estamos asociados a personajes que de liberales no tienen un pelo, y esto es lo que hace que, como dice Carlos, el ambiente sea cuando menos hostil a estas ideas.
    Cuantos liberales se ocupan de aclarar esto? Pocos que yo sepa.

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  3. Yo insisto con descartar el peronismo "in totum" xq cada vez + amigos y gente lógica y con buenas intenciones te dice q va a votarlos. Las excusas son + o - siempre las mismas: q sin ellos nadie puede gobernar; q los radicales son peores, etc, etc.

    Estoy en la línea de Arturo: los argentinos son mayoritariamente socialistas. Creo q nosotros debemos aceptar la triste realidad de ser una minoría q no va a ser nunca respetada y difícilmente, bien representada.

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  4. aguanten los argentinos socialistas... que somos mayoria....

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  5. María:

    Si cuando descartás al peronismo te referís a hacerlo como opción electoral y desde tu punto de vista, lo comparto absolutamente.
    Pero no estoy de acuerdo en que debamos aceptar ser una minoría no respetada. Vos tenés un excelente programa de radio y decís lo que pensás -no sos el único ejemplo en este sentido-, por que lo no todo está perdido. No sé si alguna vez los liberales seremos una mayoría, pero el hecho de poder expresar nuestras ideas es solamente el principio, y no es poco importante.
    Por lo pronto, es una forma de divulgar nuestras ideas. Posiblemente, en medio de tanta cháchara populista, muchos liberales tienen vergüenza de definirse públicamente como tales, por lo que tener medios para hacerlo es, de por sí, una ventaja que no se puede desaprovechar.
    En lo relativo a la representación, tal vez deberíamos aclarar que muchos que parecen liberales y que procuran venderse como tales, son un fraude. A mi criterio, Macri es un ejemplo muy ilustrativo de esto.

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  7. Estimada; Guy Sorman apoyó al primer gobierno menemista y dijo (palabras más, palabras menos) que el peronismo surgió a causa del error que cometieron los liberales..., te sugiero que reveas algunas cuestiones. No todo es blanco o nogro. Y sería bueno que UDs, los supuestos liberales (o, más bien, anti-peronistas) revean un poco su inoperancia y sus netas contradicciones en la historia argentina.
    Reivindicar el primer centenario como "país próspero" no significa ser liberal (si hemos de darle a este término algún protagonismo planetario...), por el contrario; es estar a favor del modelo agropecuario y oligárquico que solamente supo mirar para afuera (contrariamente a lo que hicieron los EE.UU).

    Buen comienzo de año!
    R.P.

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  8. El mayor triunfo del peronismo es haber convertido a los argentinos en peronistas, que se entienda esto por parasitos que vivern de lismonas, por sindicalisamo corrupto, hay gente que vata este gobierno por los sindicalistas, tolerancia a la corrupcion y aceptacion total de los transfugas y del doble discurso.

    No cohincido en tu analisis de que el Peronismo no se parece al PRI ya que este paso de Cardenas, a un periodo mas censervador en los sesenta, a la socialdemocracia en los ochenta, para terminar en el neoliberlismo en los noventa, por ende se parecen bastante al peronismo, ademas de crear un orden basado en la corrupcion y en la burocracia.

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  9. El PRI siempre fue un partido socialista, corporativo y estatista. En los ´90 ni siquiera gobernó el país de modo q mal pudo ser "neoliberal". No admite los extremos q conviven en el peronismo ni se contradijo nunca; con el paso del tiempo profundizó sus mañas. La corrupción y la burocracia no fueron la fórmula del PRI sino la consecuencia q tiene siempre el estado grande.

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