
El reciente escándalo protagonizado por los diputados nacionales en ocasión del tratamiento del proyecto del presupuesto nacional y las denuncias sobre espesas irregularidades que germinaron alrededor es una foto vieja y es muy probable que termine en el mismo cajón que la anterior.
Que las efectividades conducentes, generalmente dinerarias, alienten el voto de nuestros honorables legisladores en uno u otro sentido no sorprende ni quita el sueño a ningún argentino.
Después de Juan Domingo Perón, acusado entre otros delitos de enriquecerse ilícitamente en el ejercicio de la función pública, la costumbre tuvo una inusitada aceptación y dejó de ser una excepción para pasar a ser la regla: es infinitamente más breve la lista de los funcionarios que no se van a sus casas inmensamente ricos.
La inmoralidad, que es como el agua, no inunda por sectores estancos y cuando el ser humano se hinca frente al dinero porque encuentra menos bochornoso ser deshonesto que ser pobre, las estafas se suceden en todos los planos.
Por ese camino que inauguró el peronismo como modus vivendi para la clase política argentina arribamos, incrédulos los espectadores, a mudanzas políticas insólitas, alianzas inimaginables, acuerdos y desacuerdos exóticos, traiciones varias y conductas aparentemente incomprensibles que únicamente una chequera de común denominador explica.
Sólo así fue posible el Pacto de Olivos, que reunió a adversarios acérrimos al amparo de una vergonzosa negociación de mezquinas ventajas. Carlos Menem y Raúl Alfonsín como referentes de sus respectivos partidos acordaron una reforma constitucional para otorgarse sendos beneficios partidarios. Modificar la mejor constitución de América en aras de sus propios espacios, en una sociedad sana, hubiese supuesto el cargo de traición a la patria para ambos. En la nuestra, sin embargo, significó una banca de senador para uno y una despedida de héroe nacional para el otro, tan multitudinaria como inmerecida.
Con Alfonsín enterramos los pormenores del otro acuerdo descarado que protagonizó en la década siguiente con otro peronista: Eduardo Duhalde y que implicó la abrupta interrupción del mandato de Fernando De la Rúa. Por eso que el hijo de Raúl Alfonsín, quien tiene a su favor tan sólo un mero parecido físico con su padre y nada más, sea depositario de tanta expectativa política marca un rumbo nacional de fracaso inexorable.
Así llegamos, sin sobresaltos, a admitir que los votos de nuestros representantes se compran y se venden. Por influencia de iletrados y tramposos está permitido creer que esos son males menores del sistema democrático y no su enfermedad terminal.
Cuando los vientos del hartazgo general empezaron a soplar Mauricio Macri pareció interpretarlos y, con el discurso y la receta de la “nueva política” capitalizó el segmento menos ideologizado y más hastiado del espectro. Con esas banderas pidió el voto para un numeroso grupo de desconocidos que bajo su tutela llegaron a funciones ejecutivas, legislativas y judiciales, unos auténticos “snob” en términos políticos. El electorado les creyó cuando dijeron que venían de otro lado a hacer otra cosa y en ellos depositó la confianza que les habían perdido a los otros por innegables y numerosos motivos.
Por eso ahora es aún más indignante que el macrismo, muy probablemente con Macri a la cabeza, haya negociado en el Congreso Nacional con lo peor del peronismo, como corolario a una larga lista de concesiones que le viene haciendo.
En el rejunte de ignotos que el PRO ha sentado en las bancas hay representantes del ala más izquierdista del alfonsinismo, peronistas de variado pelajes pero peronistas al fin, socialdemócratas, ex partidarios de Manrique y algún conservador sobreviviente de la extinción; en suma, un puñado de francotiradores que votan enfrentados y dispersos la mayoría de las veces porque no comparten ni ideología ni conducción partidaria. Un amorfo que dista mucho de la promesa de renovación de formas y de fondo que habían ofrecido.
La reciente colaboración con el kirchnerismo no sólo es una estafa a quienes lo siguieron de buena fe. A la deslealtad que practican se suma una ostentación de torpeza con la que vienen perdiendo espacio y adeptos.
Tal vez, lo dudo, el gobierno retribuya al PRO éste último favor y los anteriores liberando al Jefe de Gobierno del brete judicial en el que se encaminó del brazo de su debilidad por los amigos y los aficionados. Ojalá. Al menos así, la última movida antes de su defunción política final, no habrá sido en vano.
Es una verguenza que los argentinos sean impermeables a la corrupcion de sus funcionarios.
ResponderBorrarCon respecto a Alfonsin hijo demuestra lo necrofila que es nuestra sociedad, falta que la version XL de Kirchner no capitalice a la necrofilia peronista.
De Macri lo siento pero se lo tienen merecidos todos s¡us votantes por que no solo eran snob sus mienbros eran snob, todos sus votantes que creyeron en la opereta que armo Duran Barba, y que es para lo unico que Macri servia posar, (vender humo), y era obvio su fracaso con tan dispares mienbros en su partido ya lo mismo habia pasado en la legislatura quede casi 30 legisladores porteños quedaron en el bloque la mitad o menos, y el resto armo sus bloques unipersonales volviendo la legislatura un archipielago.
Y por ultimo y perdon por la extencion la gente que vota un candidato por una propaganda o (por que en Boca lo hizo bien) su voto es tan vacio como el que lo hace por verlo bailar en el programa de Tinelli.
Publicado en mi blog http://orlando-gauna.blogspot.com/2010/11/aguante-la-banelco.html
ResponderBorrarFelicitaciones
Es perfecto tu análisis, Matías. Rubrico cada concepto.
ResponderBorrarGracias Orlando x la difusión!
Creo que la corrupción es parte de nuestro sistema de vida. Tal vez no del de todos, pero basta andar en la calle un poco para encontrar miles de ejemplos: el plus por la entrada de cine, la tarifa de los "trapitos" compartida por la policía, el premio al policía que nos paró en la ruta o en la ciudad, la avivada de los que se hacen los estúpidos y se adelantan en cualquier cola, el "amigo del amigo del amigo" que arregla las infracciones de tránsito, las leyes impositivas que van a dar en la cárcel a los evasores y que terminan solamente en un aumento de la tarifa para arreglar .... y sigue la lista. Desde la supuesta obra cumbre de nuestra literatura, el Martin Fierro, hasta algunos dichos populares, todos hacen referencia a la corrupción: "hacete amigo del juez", "el caballo del comisario", etc..
ResponderBorrarPuede sorprendernos que nuestros "representantes" sean iguales a la sociedad que los "parió"?
Lo sorprendente sería que no lo fueran, creo.
El ataque de sinceridad que tuvo hace unos años el autodidacta catamarqueño Luis Barrionuevo está tan vigente hoy como cuando le dió.
Lo curioso, y lamentable, es que el "pueblo" argentino sigue votando, mayoritariamente, ideas sin contenido, excepto por la certeza de que, con un discurso populista o barnizado con ética republicana, van a terminar robando como los que vinieron antes.
Tiene futuro un pueblo que sale masivamente a defender su dinero, pero se queda en casa mientras violan impunemente la Constitución?? En Argentina, hasta la Corte Suprema ha terminado convalidando desde golpes militares hasta saqueos masivos, como fué el corralón. Esa misma CSJ ha también convalidado hechos como violar la no aplicación retroactiva de leyes penales. En definitiva, el organismo encargado de interpretar la Constitución, es el que ha convalidado repetidas veces el saqueo y las arbitrariedades del Ejecutivo y del Legislativo. Cuando lo ha hecho? Siempre.
Algunos creen que la mejor salida es por Ezeiza, siempre y cuando no hayamos sacado pasaje por AA, o por Buquebús. Tal vez la salida sea un Mate Party.
Hola a todos,
ResponderBorrarMaría estoy completamente de acuerdo con tu comentario. Nunca me inspiró confianza la mezcla de gente que tuvo el macrismo.
Los voté tapándome la nariz porque enfrente estaban Ibarra o Filmus. Sin embargo, no por eso soy un snob.
Siempre se jactaron de no tener ideología alguna. En ningún tema tuvieron una opinión principista. Les da asco hablar de principios o valores. Lo peor es que "centrifugaron" a gente de partidos como el Federal o Demócrata para ensuciarlos en un proyecto amorfo.
Pero de cara el futuro y para no llorar sobre la leche con precio máximo: ¿Quién puede ser un candidato a jefe de gobierno con chances?
Saludos
Tengo unos cuantos amigos en el PRO. Algunos de altísimo nivel. A uno de ellos en un encuentro social le dije que Mauricio tenía buenas ideas pero un grave problema: estaba rodeado de boludos.
ResponderBorrarHola Carlos, no creo q nadie "nos haga hacer". Los q se arrimaron al PRO pudieron ver como cualquiera de nosotros las condiciones q se deben aceptar para incorporarse anarquía ideológica, amiguismo, improvisación).
ResponderBorrarHasta ahora, calculo q L Murphy podría salir de cierta confluencia. Ideológicamente es tolerable (a pesar de los sapos q implicarán las alianzas) Del resto aún no se sabe.
Mmmm...todos tenemos contacto con PRO "altísimos". Esa es la desventaja adicional para ellos...
Gracias x sus comentarios, amigos!
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ResponderBorrarPRO "ALTISIMOS"..es un oximoron!
ResponderBorrarY hablando de negociados, novieron lo que hace Macri con el espacion publico? vende las plazas para hacer edificios. Y en barrios de clase media (villa del parque), que fueron la base anti-k de en sus elecciones!
En 2011 lo mandan a administrar Boca de nuevo, por algo se puso como vicepresidente de "Dale Boca". Ya prepara su triunfal regreso... y Buenos Aires se apresta a ser una gran ciudad, de nuevo!!!
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