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jueves, 28 de octubre de 2010

HIPÓCRITAS

No es grata la hipocresía en ninguna circunstancia; sin embargo abunda y por eso ya quedó inaugurada la lista de los hipócritas que han ido apareciendo tras la noticia de la muerte de Néstor Kirchner.

Hipócritas las expresiones de gran parte de la dirigencia argentina que intenta sonar acongojada

Hipócritas los que exaltan la personalidad de Kirchner denominando “pasión” al modo con que maltrataba a los opositores y tergiversaba la verdad

Hipócrita Hugo Moyano cuando invita “a los trabajadores que puedan venir” a la movilización “espontánea” a Plaza de Mayo

Hipócritas los que hoy prefieren omitir de las crónicas necrológicas los 600 millones de dólares que nunca devolvió a la provincia de Santa Cruz y su desmedido enriquecimiento personal; la persecución a los militares; el manejo espurio del poder con el que presionaba a jueces, legisladores y empresarios; la arbitrariedad de dividir el mundo entre súbditos y enemigos; la descalificación permanente del adversario; la falta de límites; el doble discurso y la distorsión de los hechos

Hipócritas los que cambian su discurso frente a la muerte

Hipócritas los peronistas que declaman la inmortalidad del líder recientemente desaparecido y están hoy mismo elucubrando escenarios porque, en verdad, ya lo enterraron y el tiempo de negociar salida con impunidad está corriendo desde ayer a la mañana

Hipócritas los que aluden temerosos a los fantasmas que amenazan el poder de la presidente cuando son los integrantes del partido gobernante los únicos que pueden ponerlo en riesgo y llenarlo de violencia como en el ´73 y como hace una semana.

Hipócritas los dirigentes de países vecinos con los que Kirchner cosechó conflictos innecesarios y que ahora le dedican elogiosos adjetivos a una gestión conciliadora que jamás ejerció
Hipócritas. Tendremos unas semanas más de hipocresía en grandes dosis porque es un tic nacional no decir las cosas como son y cuando se debe, defecto exacerbado hasta el delirio por la conducción K.

Porque ya no queda coraje en esta Argentina devastada en su dignidad nadie describirá la realidad de un oficialismo tan mezquino que se atrinchera en la Casa de Gobierno como si fuera “mía, mía, mía” para seguir digitando quién sí y quién no y de una oposición tan vulgar que tuvo que recibir de su máximo adversario la solución a su incompetencia para enfrentar una coyuntura compleja.

Cuando se calmen las ansiedades y las pantallas dejen de reproducir “clichés” habrá que seguir. Como eso de que “debemos estar todos unidos apoyando a la presidente” es una frase hueca que nadie sabe cómo se materializa cuando se está frente a un grupo monolíticamente endogámico es que como ciudadana rasa, le rogaría a la militancia peronista que, por una vez, se hiciese cargo, no mirara a la tribuna, no tirara la pelota afuera, intentara no cosechar tempestades aún después de la siembra de tanto viento innecesario y se esmerara en evitar más violencia de la que nos dejó instalada Néstor Kirchner. Es posible y depende sólo de ellos.

jueves, 14 de octubre de 2010

GRACIAS, Estados Unidos


Alguien tenía que decirlo. Porque tras confirmar que los treinta y tres mineros atrapados en la profundidad del subsuelo chileno estaban con vida, la necesidad de salvarlos se hizo aún más apremiante. El tiempo les corría en contra y si bien existía una esperanza fundada en la certeza, todo lo que había por delante era complejo e incierto.

Cuando se acaban los discursos y las buenas intenciones no aportan sino lugares comunes se necesita el avance tecnológico, el desarrollo, la ciencia y el capital puestos a construir. Y allí aparece Estados Unidos en escena luego de un tsunami o un terremoto; después de cualquier catástrofe, sin la bandera flameando ni el autobombo, sin especulaciones políticas ni cálculo de réditos.

La política es preparación y oportunidad. En esa mirada de la organización social radica la diferencia entre los países serios y los otros, en que unos previenen mientras que el resto arriesga el futuro desperdiciando el presente por vivir al día. Mientras nada pasa, zafan pero frente a la adversidad, sucumben y carecen de respuestas.

Las sociedades previsoras trabajan en tiempos de normalidad para cuando la excepción se presenta. Estados Unidos hace un culto de la preparación tanto, que le suele alcanzar para compensar la imprevisión de terceros. Los americanos se reparten entre ellos el peso que significa perseguir la superación; unos estudian y se perfeccionan, otros piensan y algunos más, enseñan aunque todos trabajan. Cada uno cumple con su parte del esfuerzo y cada uno se reconoce en la vigorosa trama de esa cadena virtuosa que conforman.

Estados Unidos aportó nada menos que la tecnología con la que fue posible rescatar a los mineros. Puso a disposición el conocimiento de expertos de la NASA y sofisticada maquinaria. Se puso a prueba lo hecho, el trabajo y la capacitación de años, una cuantiosa inversión de recursos y la continuidad de las políticas que, más allá de los circunstanciales cambios de administraciones, mantiene inalterable el objetivo que da como resultado una suma de aciertos.

No se escuchó todavía el agradecimiento chileno y es una lástima porque la ayuda recibida no desmerece el resto de la tarea y es de buena gente reconocer la colaboración de otras voluntades. El mundo es renuente a agradecer a los Estados Unidos sin embargo y más allá de este episodio, la ayuda humanitaria americana siempre se hace presente. Entonces ¿por que será tan difícil admitir el valioso espíritu que los anima?

Sin el concurso de sus recursos humanos y materiales la hazaña del rescate no hubiese sido posible. Es lamentable el silencio del presidente chileno pues en el sabor amargo de esa actitud mezquina tampoco consuela comprobar que la ingratitud no es patrimonio exclusivo de los argentinos.

domingo, 10 de octubre de 2010

UNASUR: ahí lo tienen


Un reciente debate que reunió en Madrid representantes de varios países latinoamericanos, tuvo como eje la dificultad que padece la región para conformar partidos de derecha. Varias fueron las explicaciones sugeridas y, muy probablemente, todas respondan a la particular mirada sobre el contexto local de cada uno de los participantes.

El repaso de las circunstancias políticas del mundo describe una sostenida pérdida de entidad de los nacionalismos con el consiguiente desdibujamiento de las fronteras a manos de un comercio internacional cada día más fluido y el boom de las comunicaciones inspirado en los enormes y constantes avances tecnológicos.

Sin embargo, Latinoamérica se resiste a abandonar el aislamiento provinciano; aún consume la receta de dividir el planeta entre amigos y enemigos y a la vez intenta mantener con vida banderas locales que cayeron en desuso hace décadas tras el innegable achicamiento del mundo a instancias de un proceso de globalización inexorable. Derrumbados el Muro y el eje comunista ruso, con el mito del incalculable poder chino puesto en el contexto de sus verdaderas limitaciones y reafirmado el liderazgo norteamericano, en el siglo XXI ya sin competencia, la América hispana sigue remando a contra pelo negando las ventajas sociales del liberalismo y exaltando falsos mitos sobre las bondades del colectivismo mientras la población empobrece sin pausa y se aleja de los estándares internacionales de capacitación y calidad de vida.

Hay países cuyas dirigencias son más recalcitrantes que otras en materia de socialismo -Argentina, Venezuela, Ecuador y Bolivia, por nombrar algunos- pero aún en los demás convive una más o menos explícita timidez a levantar la voz de manera decidida en favor de las políticas que hicieron ricas y desarrolladas otras sociedades.

¿Falta de convicción o de agallas? Probablemente un poco de ambas y con esa ambivalencia colaboran con el avance de los dictadores de la región.

América Latina viene rezagada hace más de una década por el peso de la influencia chavista que encontró en Néstor Kirchner el mejor de los aliados. Ambos países aplican recetas domésticas idénticas, el mismo autoritarismo, la misma arbitrariedad, igual desprecio por la ley y la propiedad enmarcadas en una corrupción galopante y un aislamiento consciente y beligerante hacia el resto del mundo.

En este contexto y sin disimulo, ambos dictadores, una vez profundizados sus métodos en el ámbito local fueron a la conquista de la región. Inexplicablemente, el resto de los mandatarios prestaron su consentimiento votando al ex presidente argentino el representante de todos en la Unión de Naciones Suramericanas (UNASUR)

Néstor Kirchner, quien llegó a la primera magistratura sin haber salido jamás de su país, siguió demostrando un completo desinterés por la diplomacia y el diálogo, herramienta sustancial del entendimiento entre personas y países. La reina de Holanda no es la única figura que ha padecido sus desplantes; se negó sistemáticamente a pagar las deudas contraídas por la Argentina y rechazó la extradición de un etarra solicitada por el gobierno español, entre algunas de sus maneras. En lo que hace estrictamente a sus vecinos, mantuvo abierto durante años con el Uruguay un conflicto innecesario que violaba, además de la ley, las más elementales formas de la convivencia internacional al tiempo que incumplió con los contratos firmados con Chile por la provisión de gas natural.

Con esos antecedentes, suena por lo menos increíble que los presidentes hayan facilitado el desembarco de Kirchner al frente de UNASUR en lugar de oponerse a una elección claramente desafortunada para los intereses del conjunto. Tal vez encuentren en esas conductas timoratas las respuestas que buscaban los intelectuales reunidos en Madrid. Tal vez esa tibieza de los dirigentes latinoamericanos explique la imposibilidad de una construcción partidaria sana donde la derecha sea una opción como en el resto del mundo. En el caso UNASUR no cabe la cita de Burke: “Lo único que se necesita para que triunfe el mal es que los hombres buenos no hagan nada”. Esta vez los buenos hicieron; pero a favor de los malos.