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viernes, 20 de noviembre de 2009

El rico que quiso ser peronista


Es difícil hacer un análisis objetivo cuando el escenario está tan embarrado. Amateurs, profesionales, tramposos, ladrones, decentes, traidores, oportunistas, resentidos, trabajadores, mafiosos, vagos, ventajeros y burócratas se apilan en promiscuo revoltijo dentro de las oficinas públicas. Desmalezar esa fauna es poco menos que imposible pues el sistema se encarga de nivelar cualquier incorporación y forzar sus defensas hasta obtener la adecuación a los códigos establecidos.

Las chicanas que se pergeñan, amasan, perfeccionan y disparan desde Balcarce 50 son tan concretas como previsibles. Porque la realidad es lo que es, no lo que uno quiere que sea y aunque Macri se cansó de demostrarle a Kirchner que no estaba en su ánimo confrontar con él, Néstor tenía otros planes. Y Mauricio desperdició el año entero de gracia que le concedió el oficialismo casi sin molestarlo.

El Gobierno nacional, summa cum laude en la asignatura “Palo en la Rueda”, no ahorra trapisondas y bajezas cuando se trata de sus “enemigos”. El que no lo haya detectado, está en serios problemas.

Entonces, es cierto que los dolores de cabeza que atraviesa por estas horas la administración Macri reconocen tanto agentes externos como internos. Dados los fallidos de las últimas semanas, tal vez sería mejor reemplazar la palabra “agentes” por “variables” y sostener que la improvisación en primerísimo término, el equivocado parámetro aplicado para la elección de colaboradores privilegiando la amistad a la expertiz y la “tozudez” de persistir en ciertos errores (de personas y de políticas) son absolutamente endógenas.

También se computa en su “debe” el pésimo contacto entablado con los medios de comunicación, al que le sobró de petulancia lo que le falta de profesionalismo, y el tardío intento de enderezar una relación mal parida de entrada con la incorporación al área de más aficionados y la rotación de funcionarios como si se tratara del juego de la silla. La millonaria pauta publicitaria de que dispone el Gobierno de la Ciudad, sumada a los diversos entes, la radio y el canal de televisión locales no han sido sino un boomerang costoso e improductivo; un gol en contra en manos de recién llegados que se dividieron en dos grupos: los timoratos (incapaces de definir y llevar a la práctica los cambios de fondo que había que hacer) y los ignorantes (que no sabían qué cambios había que hacer). El resultado salta a la vista: una política publicitaria errática que no difiere demasiado de la llevada adelante a nivel nacional en cuanto al “amiguismo” y el desconocimiento por parte del sufriente aportante de los montos invertidos (o gastados) más el lastre de dos medios que, como radio Nacional y Canal 7, vegetan improductivos a pura pérdida.

Con el karma (casualidades de la vida, el diagnóstico del padecimiento de Macri es con “k”) de ser rico y de ojos claros debería haber tomado Mauricio sus recaudos. Si hubiera sabido algo de política, claro está; y algo de historia, tanto mejor.

Nada de lo que le está pasando “de repente” en su distrito sorprende a los que saben historia y política. Hasta haber gustado de la literatura hubiese ayudado porque Borges avisó hace décadas que los peronistas son incorregibles y peronismo era lo que tenía enfrente el Jefe de la Ciudad. Entonces, todo se reduce, en este caso, a una cuestión de ignorancia.

Pues la historia, la política y la literatura (infinidad de autores antes y después de Borges) señalaron con detalles la genética del adversario. Es más; el propio peronismo no se privó de mostrarse tal cual es como no se priva ahora.

Que manejan los gremios, las obras sociales, las cajas de jubilaciones, los movimientos sociales, decenas de ONGs, un frondoso listado de periodistas, de hombres del poder judicial (no “da” decir de “la justicia”), de los servicios de información formales y paralelos, del comercio y la industria era un detalle a tener en cuenta y no trabajar para crearles un nuevo aliado: la Federal. La estrategia ganadora del peronismo siempre fue dividir. Lo aplicó y lo sigue aplicando con un éxito abrumador. Pues la gestión Macri logró amalgamar una relación tirante entre el gobierno nacional y la policía y que nunca hubiese mejorado por sí sola pero que se recompuso al grito de “El enemigo de mi enemigo es mi amigo”.

Los últimos beneficiados de la gestión municipal bien podrían hacerle el “aguante” en un momento complicado de su gestión; la comunidad homosexual, por ejemplo, en agradecimiento a tantas normas favorables a su prédica que consiguieron sanción en una legislatura de nutrida presencia macrista. Porque hay quienes sostienen que Mauricio no mataba por apoyarlas todas pero, de nuevo, una necesidad intolerable de ser tolerante y políticamente correcto, lo hicieron acceder. Las Escrituras dicen que a los tibios los vomitará Dios. Se ve que Mauricio le teme más al escupitajo gay.

5 comentarios:

  1. Estimada María,

    Luego de leer tu comentario me pregunto:
    ¿A quién sugerís votar para las futuras elecciones de jefe de gobierno?

    Es lícito criticar todo pero a la hora de votar hay que votar a alguien.

    Los Liberales parecemos lúcidos para hablar entre nosotros, pero a la hora de presentar una candidatura todos se van al country.

    Te soy honesto.
    Prefiero que esté Macri y no Ibarra o Filmus.
    Para mí no son lo mismo.
    Prefiero apoyar a Macri y no criticar a todos para apoyar el vacío.

    Un saludo,

    Carlos A. Stella

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  2. Entiendo perfecto tu mirada sobre las cosas; pasa q no veo mejora en el reemplazo de una mafia x otra. Las Madres y Abuelitas siguen manteniendo intactos sus privilegios en el distrito; el terrorista Mario Kestelboim es Defensor General de la Ciudad Autónoma de Bs.As con el voto del bloque PRO completo; se aumentan los impuestos, se acompaña (no apelando) un fallo q contradice el Código Civil; saltan de un cargo a otro como en los demás partidos. La verdad ¿hace diferencia q esté Macri, Telermann o Grosso?

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  3. ¡¡¡María!!! Lúcida y brillante como siempre, el artículo y la respuesta al comentario.

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  4. Muy buena nota. Excelente comentario!

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