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jueves, 29 de octubre de 2009

Maldita Policía Porteña


La experiencia es, ciertamente, de un valor incalculable que sólo en parte se compensa con conocimiento teórico. Pero cuando uno es inexperto e iletrado, es bien probable que el fracaso de la gestión esté asegurado.

La torpeza política de Mauricio Macri de enfrentarse a la Policía Federal (la menos mala de la “maldita policía”) es propia de un completo ignorante de los códigos que rigen la maraña de intangibles enjambres en la enrarecida atmósfera de los poderes cruzados. No saber y no saber que no sabe puede pagarlo con su carrera política.

Cuando el juez que reciba la denuncia que piensa impulsar el Gobierno de la Ciudad contra la policía por la supuesta obstrucción que le imputa la demanda a la implementación de una policía metropolitana, ¿quién cree el Jefe de Gobierno que llevará adelante la instrucción de la causa?

Pero lo que es aún más grave es la consecuencia inmediata y no buscada que produjo el episodio, por la cual Aníbal Fernández y Néstor Kirchner de ser personas creyentes y/o agradecidas, habrían de irse caminando a Luján; por lo menos. Se trata del súbito acercamiento conseguido entre la fuerza y el poder central al que se le suma, por default, el servicio de inteligencia del estado, tres vértices en permanente conflicto que, de un plumazo, limaron asperezas y cerraron filas ante el embate externo.

Curiosamente, los estrategas de la movida son los últimos soldados del “micchetismo” auténtico; de Peña a Montenegro y de Narodovsky a Borrelli pasando por la misma ex vice jefa de gobierno que salió enseguida a indignarse frente a las cámaras, el “micchetismo”, casualmente, padecía por estas horas un proceso de extinción inevitable que los hechos por venir pueden llegar a confirmar. Ellos, con la inestimable colaboración de Pablo Tonelli, el ex diputado nacional por Provincia de Buenos Aires que renunció a la banca para mudarse de distrito y asumir como Procurador General de la Ciudad, han logrado un cisma cuya factura, para variar, quedará a nombre de los castigados moradores de la capital federal.

Sin policía propia y con la federal algo fruncida con la conducción política del distrito, los vecinos se animan a pronosticar que en los meses venideros, no va a estar bueno Buenos Aires.

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