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sábado, 29 de agosto de 2009

Presidentes Argentinos, según sus dichos





“Donde la ley acaba, comienza la tiranía” (Bernardino Rivadavia)

“Es la educación primaria la que civiliza y desenvuelve la moral de los pueblos” (Domingo F. Sarmiento)

“Debemos tomar a la República Argentina tal cual la han hecho Dios y los hombres, hasta que los hombres, con la ayuda de Dios, la vayan mejorando” (Bartolomé Mitre)

"Hay en el país dos millones de argentinos que estarán dispuestos a economizar sobre el hambre y sobre la sed a fin de cumplir una situación extrema con los compromisos de la Nación hacia sus acreedores extranjeros" (Nicolás Avellaneda)

“Que se pierdan cien gobiernos, pero que se salven los principios” (Hipólito Yrigoyen)

“Por cada uno de los nuestros que caiga, caerán cinco de los de ellos” (Juan Domingo Perón)

“A las Fuerzas Armadas las queremos al servicio de la Nación y no como guardia pretoriana del presidente de la República” (Arturo Frondizi)

“Con la democracia se come, se cura y se educa” (Raúl Alfonsín)

“Estamos mal, pero vamos bien” (Carlos Menem)

“Voy a poner a la Argentina en orden y vamos a crear un millón de empleos” (Adolfo Rodríguez Saá)

“La Argentina es un país condenado al éxito” (Eduardo Duhalde)

“Si Cristina no logra la mayoría legislativa, esto explota” (Néstor Kirchner)

“Listo. Sale con fritas” (Cristina Fernández de Kirchner)

martes, 25 de agosto de 2009

Kerensky, en América


por Armando Valladares*


Alexander Fyodorovich Kerensky (1881-1970) fue un socialista "moderado" que ocupó el cargo de último Presidente de Rusia antes de la revolución bolchevique de octubre de 1917, habiendo preparado la toma del poder por parte del comunismo con su política de concesiones y, según algunos historiadores, hasta de traiciones.

El espectro de Kerensky parece haber vuelto a América Latina, por donde vaga periódicamente desde que se encarnó en el presidente chileno Eduardo Frei, quien pavimentó el camino al comunismo allendista y pasó por ello a la historia con el merecido apodo de "el Kerensky chileno".

América Central y el Caribe viven una de las situaciones más paradójicas de toda su historia: mientras el "kerenskismo político" trata por todos los medios de doblegar a Honduras anticomunista y empujarla al abismo chavista, el "kerenskismo eclesiástico" tiende sus manos a Cuba comunista para perpetuarla en la ciénaga castrista.

Una importante comisión de eclesiásticos estadounidenses encabezada por el "moderado" cardenal Sean O’Malley, arzobispo de Boston, e integrada por monseñor Thomas Wenski, obispo de Orlando, Florida, monseñor Oscar Cantu, obispo de San Antonio, Texas, el padre Andrew Small, encargado del episcopado estadounidense para las relaciones con la Iglesia latinoamericana y caribeña, y el padre Jonathan Gaspar, acaba de hacer una prolongada visita a la isla-cárcel de Cuba, del 17 al 21 de agosto pasado. Desde su llegada a la isla-cárcel, los altos prelados cobraron del presidente Obama la promesa que hiciera de "un nuevo comienzo" en las relaciones de los Estados Unidos con Cuba comunista; añadieron que Obama está siendo "muy lento" en cumplir esa promesa de reconciliación con el régimen y le recomendaron "que no desperdicie la oportunidad" de levantar el llamado "embargo" económico estadounidense.

No en vano el Granma, órgano oficial del PCC cubano, presentó esas noticias de una manera casi eufórica (cf. Granma, Cuba, Agosto 19, 2009). Al mismo tiempo, la Radio Vaticana, citando como fuente al secretario de la Conferencia de Obispos de Cuba, monseñor Juan de Dios Hernández, resaltó el "clima de amistad y cordialidad" que imperó en el encuentro de los altos prelados con Ricardo Alarcón, presidente del Parlamento comunista, insistiendo en la "gran cordialidad" (http://www.oecumene.radiovaticana.org/)

Al cardenal O’Malley, quien viaja a Cuba desde hace 20 años, dijo que existe una "mejoría notable", pero hizo silencio sobre la continuación de la persecución psicológica, política y policialesca contra los fieles católicos abandonados por sus Pastores, y contra la población en general (cf. Associated Press, Agosto 18, 2009). Monseñor Wenski, miembro del comité de política internacional de la Conferencia de Obispos Católicos de los Estados Unidos, pidió explícitamente el levantamiento del "embargo" externo estadounidense, sin decir una palabra sobre la causa del problema cubano, que es el implacable "embargo" interno, que ya pasa de medio siglo, contra la población cubana.

El alto prelado invocó también la "libertad", no precisamente para los fieles católicos y el pueblo esclavizado, sino para el intercambio entre Cuba y los Estados Unidos, un medio con el cual el régimen cuenta para no sucumbir económicamente. Por fin, monseñor Wenski deseó también que "ambas partes", gobierno estadounidense y régimen comunista, lleguen a un entendimiento y conciliación, y concluyó que para ello sería preciso que "escuchen a sus mejores ángeles"

¿Quiénes podrán ser los "ángeles" de los tiranos comunistas de Cuba, a los que ingenuamente monseñor Wenski invoca como mediadores, si consideramos que el Papa Pio XI, en su célebre Encíclica "Divini Redemptoris", calificó el comunismo no solamente como "intrínsecamente perverso", sino como "satánico azote"?De cualquier manera, estamos en presencia de uno de los más lamentables episodios de colaboración comuno-católica, con rostro eclesiokerenskiano, que, del lado estadounidense, se remonta a los viajes a Cuba de los "conservadores" cardenales Law, de Boston y O’Connor, de Nueva York, con sus respectivas entrevistas con el dictador Castro y sus posteriores declaraciones elogiosas con relación a ese tirano. Todo ello forma parte de una sucesión de hechos que fueron narrados cronológicamente y debidamente documentados en un libro editado por exiliados cubanos, y que ahora alcanza su mayor actualidad (cf., "Dos décadas de progresivo acercamiento comuno-católico en la isla-presidio del Caribe", Cubanos Desterrados, Miami-Nueva York, 1990).

El kerenskismo eclesiástico simula ignorar la causa del problema cubano, que es el implacable "embargo interno" del régimen comunista contra toda la población cubana, y de esa manera desvía la atención y las críticas hacia uno de los efectos de la instauración del régimen comunista en la isla-cárcel, el llamado "embargo externo".

Así también, el kerenskismo político finge ignorar la raíz del problema hondureño, las reiteradas acciones inconstitucionales del destituido presidente Zelaya para chavizar Honduras, con elecciones populistas al márgen de la Constitución, las leyes y el sistema electoral, que le permitirían perpetuarse en el poder e imponer el llamado "socialismo del siglo XXI", que no es sino un sucedáneo del moribundo régimen castro-comunista.

El reciente informe de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) de la OEA sobre Honduras, que acaba de visitar ese país, es el más reciente ejemplo de una larga sucesión de parcialidades, marcadas por dos indignantes pesos y medidas que hunden en un desprestigo moral mayor aún a la OEA y a los gobiernos de los países que se prestan a esas maniobras. Si los miembros de la CIDH reconocen al destituido presidente Zelaya como el legítimo presidente, eso es una razón más para analizar con honestidad e imparcialidad no solamente las alegadas violaciones de derechos del actual gobierno, sino sobre todo para señalar la causa del problema, que radica en las actitudes inconstitucionales de Zelaya, el verdadero y gran responsable por la encrucijada en la que se encuentra Honduras, así como de similar manera los dictadores Castro son los mayores responsables por la tragedia de Cuba.

El kerenskismo político y el kerenskismo eclesiástico forman en este momento, independientemente de las intenciones de sus protagonistas, los dos dientes de una misma tenaza que se esgrime contra la causa de la libertad en Honduras y Cuba, pero también en Venezuela, Bolivia y Ecuador. Inclusive, el llamado "eje del mal" solamente ha conseguido avanzar en América Latina por la complacencia y el apoyo a veces implícito, a veces explícito del "eje kerenskista" o "eje de la moderación" de los Obamas, Insulzas, Arias y Lulas.

Que la Providencia ayude y fortalezca a los defensores de la libertad en Honduras, en Cuba y en el resto de las Américas, pero, en este momento crucial, especialmente a los hondureños, dándoles el céntuplo del espíritu que dio a David en su desigual lucha contra Goliat.

Armando Valladares, ex preso político cubano, fue embajador de Estados Unidos ante la Comisión de Derechos Humanos de la ONU, en Ginebra

lunes, 24 de agosto de 2009

1899 - Jorge Luis Borges - 1986

Nació en Buenos Aires el 24 de agosto de 1899

“Hay que tener cuidado al elegir a los enemigos porque uno termina pareciéndose a ellos”

miércoles, 19 de agosto de 2009

Ternuras de Estadistas


No hay como el toque femenino para endulzar las rudezas de la política. Uno de los orgullos que puede esgrimir la República Argentina es haber aportado ese tinte inconfundible a los modos agresivos que suelen imponer los hombres a las relaciones entre partidos adversarios o entre países. Las mujeres argentinas en la política compensaron, con calidez, las asperezas. Y la enriquecieron con diálogo, búsqueda de entendimientos más allá de las diferencias; exaltación de lo mejor de cada ser humano; un permanente llamado a la armonía; un tenaz rechazo de la confrontación; tolerancia, a veces inagotable; decidido repudio a la violencia y una cuota hasta de ternura que se escapa por la mirada pero que es producto de sus pródigos corazones. La maternidad, capacidad biológica exclusiva que algunas de ellas ejercieron y propiedad genética de todas, se les nota en sus decisiones; porque maternal no es sinónimo de débil sino de suave en la firmeza. Y es lo que son y han sido: suaves, dulces, queribles y firmes. Este es otro aporte del peronismo a la concordia interna y a la amistad con la comunidad internacional, valor escasamente reconocido por la sociedad. Vaya, entonces, un sentido homenaje de género a quienes tan bien nos han hecho quedar.

Una palabra para María Estela Martínez de Perón quien, más allá de ser la última esposa del General, es un caso histórico por ser la primera mujer elegida por el voto popular para ejercer la vicepresidencia y, eventualmente tal como sucedió, la presidencia de la república. Su perfil bajo y el poco tiempo de ejercicio nos privaron de ver su personalidad desplegada y con ella, sus dotes de liderazgo. Pero del ánimo pacifista hablaban sus ojos, a pesar de que durante su administración explotó en el país un período de violencia asesina inusitado. Tanto el terrorismo que se reprodujo con comodidad a lo largo de su convulsionada gestión como los brotes de células autodenominadas anticomunistas que mataban a la par de la guerrilla, fueron efectos no queridos de su mandato. Las palabras de “Isabelita”, sobrenombre con el que se la conocía, al presentar ante la CGT el plan económico del ministro de Economía allá por 1976, son malinterpretadas. Hay quienes sostienen que no ayudaron a calmar los ánimos: “Hay una campaña de desestabilización contra el Gobierno, escúchenlo y repíntalo, quieren desindustrializar al país, quieren que volvamos a ser un país productor de materias primas, quieren voltear las chimeneas que levantó Perón”. Puede que no fuera el momento de azuzar las diferencias, pero cierto es que el germen de la violencia y de la muerte ya habían sido sembrados en el corazón del partido gobernante y sus frutos empezaban a verse.

En el otro extremo del devenir histórico, está Cristina Kirchner. Sus detractores van a vociferar que de componedora no tiene nada; que expulsó a una diplomática hondureña y maltrató en público al presidente Tabaré Vázquez cuando vino a Buenos Aires a agasajarla con motivo de su asunción presidencial; que criticó al gobierno norteamericano mientras era huésped de los Estados Unidos o que se niega a responder a sus opositores los pedidos de audiencia que, por montones, se le apilan, pero no quieren reconocer que ella no escatima una sonrisa y hasta una sonora carcajada a Chávez, a Correa y, ya en grado de debilidad catatónica, a Fidel Castro. No le reconocen, los muy ciegos, que puede estar demasiado ocupada como para presidir el tradicional Tedeum en la Catedral metropolitana; que puede resistir la solución del conflicto para los millones de argentinos que viven de la producción agrícola-ganadera pero no falta a la hora de apoyar a presidentes que, como Chávez y Zelaya, quieren perpetuarse en el poder por el bien de sus pueblos; que recibe a los empresarios del futbol y hasta a Madonna, Antonio Banderas, los Rolling y Shakira. ¿Quién corre el riesgo de ser tildada de “cholula” por la imagen nacional? ¿Quién, en el fondo, se expone al “fusilamiento mediático” con una sonrisa como lo hace Cristina, sin ser una “lady” auténtica, con paciencia de madre y templanza de estadista?

Pero ningún panorama de la militante política peronista está completo sin referenciar a Eva Duarte. Para cerrar el listado, entonces, vaya un recuerdo para la defensora de los descamisados quien, en su último discurso público, prometió salir a la calle si alguien se atrevía a derrocar al entonces presidente Juan Perón, "para no dejar en pie ningún ladrillo que no sea peronista".

Paradojas de la historia. No pasó en aquel momento pero tal vez sea mujer y peronista quien se encargue, finalmente, de hacer realidad ese premonitorio augurio de demolición.

domingo, 16 de agosto de 2009

Clarín ¿Miente?


Había que entenderlos. Y saberlos esperar. Es que ellos vienen del sur y allá los tiempos son otros. Y ni hablar de los modos, por lo menos los suyos. Tardaron pero los Kirchner finalmente están poniendo blanco sobre negro a cada uno, ellos incluidos. Armaron tal desbarajuste en el país que ni los muertos se salvaron. A veces parece que están desde siempre, por varias razones pero más que nada porque es difícil hacer tanto de un golpe pero lo cierto es que hace apenas siete años nadie informado hablaba de ellos.


De repente, emergieron. Y entonces nos enteramos, casi simultáneamente con los familiares de los terroristas argentinos que, en los ´70, habían sido comprometidos militantes de la lucha armada, cosa que el país desconocía y que sólo se explica en la humildad de sus personalidades, de la misma manera que se explica el abultado patrimonio que empezaron a amasar por aquellos años; acopiar propiedades fue la pantalla que ocultaba el auténtico objetivo de sus vidas: el prójimo.

Ese mismo móvil los acompañaría durante la década infame de la Argentina, las del ´90, en la que en aras de intereses superiores -siempre relacionados con el bien común- los Kirchner soportaron con mudo estoicismo la privatización del petróleo que, en la provincia donde reinaban, significó ensuciarse las manos con millones y millones de dólares. Pero como lo que no mata fortalece, el entonces Gobernador Kirchner se repuso de semejante golpe bajo a su idealismo soberano y, con la mirada puesta en las próximas generaciones (de santacruceños, se entiende) enfundó sus principios, amordazó el nacionalismo que aullaba desde sus entrañas, y se llevó fuera del país, las cuantiosas regalías producto de la vergonzosa trapisonda privatizadora. Ya llegaría la hora de vengar aquella humillación y podrían los Kirchner cumplir con un íntimo anhelo: “vivir con lo nuestro”. Sus detractores argumentan que en el curso de los años, introdujeron una minúscula modificación al slogan y que llegados a la conducción nacional pusieron en práctica “vivir de lo nuestro”, lo que implica nuestra producción y excluye la de ellos.

El interés del prójimo, casi como una plegaria laica, signó cada uno de sus renunciamientos, que fueron muchísimos, desde los malinterpretados como claudicación ideológica hasta abrazarse con Carlos Menem y dedicarle elogiosos calificativos o negociar con Eduardo Duhalde la interna partidaria para derrotarlo unos años después de su repugnante administración extranjerizante y apátrida.

Las situaciones podían ser más o menos complejas pero la orientación no la perdieron nunca; eso hacen los ideales en el derrotero de los estadistas. Y, mientras la necesidad lo impuso, siguieron digiriendo sapos: cuando incorporaron a su gestión de gobierno al cavallista Alberto Fernández y cuando se lo sacaron de encima; o cuando se deshicieron del padrino político que los condujo a la Rosada criticando sus “juntas” con lo peor del conurbano bonaerense; hasta en esas críticas circunstancias supieron mantener la calma, cualidad que los define. Y cuando la acción política concreta les dio la oportunidad de tratar y escuchar a esos dirigentes históricos, tuvieron la grandeza de reconocer que se habían equivocado, que habían prejuzgado y, en una gesta que los enaltece, rescataron a esos mismos punteros que, meses antes, habían tildado injustamente de “mafiosos” y desde entonces los mantienen a su lado, engalanando sendas gestiones presidenciales.

Coherencia puede resumir el devenir matrimonial. Tanta que expuso las debilidades ajenas. Y dio vuelta todo. El rey está desnudo pero, como un rey que predica con el ejemplo, como un rey equitativo, los tiene desnudos a todos los demás de tal modo que nuevas realidades quedaron ahí, a la intemperie, para quien las quiera ver:

Hoy el Grupo Clarín apila defensores tras décadas de cargar con el dudoso privilegio de ser el ícono del poder concentrado y el desprecio de quienes entendían sus efectos, conocían sus manejos, rechazaban forma y fondo, predecían los daños y lamentaban el derrotero que llevaban aquella forma de hacer negocios. Pasó de ser el multimedio más detestado por quien alguna noción tuviera de abuso de posición dominante, a perseguido; de victimario a víctima sin escalas. Sólo algunos memoriosos recuerdan que hace apenas cuatro años el entonces presidente Néstor Kirchner, por decreto, suspendió los plazos de expiración de la licencia y le concedió diez años más de explotación a Canal 13; cuatro años atrás, justo antes de las elecciones legislativas de mitad de mandato.

A la oposición se le complica entender que en el reino K el fin justifica los medios y que “medios” en el lenguaje K es sinónimo de fines, y que “fines” en el lenguaje K significa “todo”.

Como dijera hace décadas María Elena Walsh y sin referirse a los Kirchner, ellos consolidaron en la Argentina el “reino del revés”. Los adolescentes dirían que son “lo más”. Han conseguido que ahora los radicales vociferen que el estado no debe involucrarse en negocios que los privados pueden hacer. ¡Los radicales! Pero no es el único logro kirchnerista en materia de definiciones. También han puesto en blanco sobre negro la interna pejotista en la que la desnudez de de Narváez y Macri flamea vergonzosamente para sorpresa y decepción de los cándidos que los votaron pensando que eran “otra cosa”. Esa desnudez es, además indigna porque el bingo en que va convirtiendo la ciudad de Buenos Aires, nunca mejor utilizada la metáfora, ese buque insignia del peronismo no-kirchnerista está resultando un fiasco en la defensa de la libertad.

Néstor y Cristina Kirchner pervierten todo lo que tocan. Tienen el don de sacar lo peor del individuo, de potenciar sus pequeñeces y de agrandar las mezquindades. Luego se encargan de empujarnos la cabeza al resto para obligarnos a mirar el fondo del tarro porque parecen disfrutar tanto con la degradación de unos como con las arcadas de los demás.

Es una lástima que la manzana buena no pueda curar a la agusanada pero sí ocurra, indefectiblemente, a la inversa: la podrida termina siempre contagiando a la sana. Dado que el proceso es inexorable y conocido, lo mentalmente saludable sería evitar el contacto con la materia descompuesta, el gusano o la basura.

sábado, 8 de agosto de 2009

Diputados y Senadores más ricos



Los Diputados y Senadores Nacionales se otorgaron un aumento del 15% sobre sus dietas

Los ciudadanos esperamos con atención el pronunciamiento que, al respecto, hagan los diputados electos.

lunes, 3 de agosto de 2009

Los Festejos de ETA


"Cualquier destino, por largo y complicado que sea, consta en realidad de un sólo momento: ese en que el hombre sabe para siempre quién es” J.L.Borges



Cincuenta años de terrorismo hablan por sí solos. Muertes, sufrimiento sin fin, dolor, mutilaciones, daños psicológicos permanentes, miedo y enfrentamientos por millares. Eso es lo que viene imponiendo la organización vasca sin piedad a la población española.

El proceso que padece España no es, en esencia, muy diferente al que vivió la República Argentina en la década del ´70. Desde las tácticas intimidatorias enmarcadas en el terror que incluyen el atentado con explosivos o el tiro en la nuca; el amplio espectro de víctimas que abarca miembros del ejército y de las fuerzas de seguridad; jueces y abogados; empresarios; funcionarios públicos; intelectuales; profesores universitarios; periodistas; líderes sindicales y religiosos; trabajadores en general o turistas; y hasta el financiamiento, obtenido en ambos casos a través del cobro de rescates por secuestros, asaltos en almacenes de explosivos o el «impuesto revolucionario» que ETA obliga a pagar a empresarios del País Vasco bajo amenazas de asesinato.

También coincide la organización interna de las milicias armadas en distintos «comandos», coordinados por una «cúpula» militarizada; redes de refugios o «casas seguras», y zulos («agujero», en vasco) donde suelen esconder armas y explosivos. Del mismo modo que ocurrió en la Argentina durante los años en que la guerrilla armada impuso condiciones de extrema violencia, militantes subversivos se van del país al que ellos atacan a coordinar acciones logísticas y estratégicas desde el exterior. En la actualidad hay etarras en países latinoamericanos, porque encuentran afinidad y protección en ciertos gobiernos de la región.

Se vuelve pedagógico remontarse a los orígenes de las situaciones si el objetivo es el análisis profundo de los hechos y la búsqueda de soluciones. Por eso es interesante recordar el considerable apoyo que recibieron los terroristas etarras en épocas de la dictadura franquista, que difiere en este punto del caso argentino, ya que el accionar subversivo fue masivamente rechazado por la amplia mayoría de la sociedad. No se puntualiza aquella aprobación como un reproche sino para deducir de la experiencia concreta que el camino correcto para rechazar un autoritarismo no es a través de otro de distinto signo ideológico. Es hora de que el mundo entienda, acepte y reconozca el imperio de la libertad como vía excluyente para la consecución de cualquier objetivo y eso incluye la protesta y la solución de conflictos.

Ahora bien, ese terrorismo que inauguró sus operaciones en América Latina eligiendo a la Argentina como cabecera de playa para su atroz accionar, con una ferocidad desconocida, entrenamiento profesional, apoyo estratégico y financiamiento foráneos fue vencido, no sin esfuerzo y miles de bajas, por las fuerzas locales. ¿Cómo se hace imposible desalojarlos de España? ¿Tendrán que ver las formas de encarar el combate? ¿Habrá que admitir que el aniquilamiento de los movimientos terroristas y de las guerrillas urbanas debe ser encarado como guerras, no convencionales, pero guerras en el sentido esencial del término? ¿Será que la defensa de las sociedades reclama de sus clases dirigentes la valentía de pagar el precio de ser implacables ante el cobarde delito del atentado anónimo? ¿Qué ser “políticamente correctos” les hace ganar elecciones a los políticos y perder calidad de vida (y hasta la vida) a las personas que los votan? ¿Habrá de esa gente dispuesta a enfrentarse a la violencia sin evaluar los costos personales, para liderar los años que vienen en los que el terrorismo será el enemigo global?

En Colombia decididamente lo hubo. El éxito que registra en su lucha contra las FARC es una lección al mundo. Alvaro Uribe soporta el embate de muchos pseudo-defensores de los derechos humanos que intentan por todos los medios, frenar su campaña porque, en el fondo de sus ideologías, están más cerca de Marulanda, el Che y Fidel que de Uribe. Chávez, Kirchner (los dos), Correa, Ortega o Castro lamentan el desmantelamiento de la guerrilla colombiana mucho más que los atentados producidos en España por estos días, la caída de las Torres Gemelas, la voladura de la Amia o el accionar del ERP y Montoneros.

La pregunta de fondo es saber a qué tienen las sociedades más tolerancia, si al terrorismo o a la lucha contra el terrorismo porque de esa respuesta depende con qué habremos de convivir.