Recomendado

Recomendado
2da Edición

Encargue acá su Libro

Nombre

Correo electrónico *

Mensaje *

jueves, 27 de noviembre de 2008

¡Qué Lindo es Dar Buenas Noticias!



Fue una soberana grosería que los empresarios, industriales y hombres de negocios más reputados de la Argentina, reunidos alredeor de la Unión Industrial, dejaran a la señora Presidenta hablando sola en el estrado apenas anunció el envío al Congreso Nacional del proyecto de ley que facilitará la repatriación de capitales. En realidad, Cristina Kirchner dijo “Parlamento” pero fue una pequeña “gaffe” absolutamente perdonable a una oradora de fuste; pecado venial entre tanta cualidad de su discurso, espontánea y brillantemente coloquial. Un verdadero bochorno de parte de ellos, que no necesitaban empujarse frente a la puerta del salón para correr a gestionar la vuelta de sus dineros y, simultáneamente, una genialidad de ella que supo dar en el clavo.


Nadie lo había pensado. Los agoreros de siempre se regodeaban anunciando la estadística diaria de cómo se fugaban los capitales del sistema financiero nacional y tiraban a rodar las posibles medidas para revertir la tendencia, una más terrorífica que la otra; sin embargo Cristina, que no es economista sino una “distinguida jurista” como le dijo el Presidente Uribe aunque nunca haya tenido la inquietud de matricularse como para estar habilitada a ejercer, resolvió un complejísimo intríngulis con un mero proyecto de ley. Como una estadista, porque en las primeras clases de la cátedra de ciencia política 1 se escucha sobre la influencia descomunal de la norma escrita sobre la vida cotidiana de las sociedades. Los alumnos del ingreso saben que una ley puede cambiar la historia, que los pueblos mueren abrazados a la constitución nacional, que hay pocas cosas que le interesen más al ciudadano que lo que se publica en el Boletín Oficial. Hasta el habitante más ignorante sabe que la ley protege sus intereses, sus decisiones y que es la herramienta de oro contra el avance del estado. Vamos a casos concretos donde la letra escrita resguardó la libertad y el patrimonio: la intangibilidad de los depósitos. Otra más? la de libre elección del sistema jubilatorio de recaudación.


Por suerte si algo le sobra a Cristina es tolerancia y con grandes dosis esperó la vuelta del empresariado para tirar el segundo anuncio: la creación de otro ministerio y, además, a cargo de una mujer. Impresionante. Con el antecedente de la revolución que causó en la provincia de Buenos Aires en menos de un año de gestión, se especula con que Débora Giorgi tendrá, a nivel nacional a partir de ahora, un desempeño rutilante y una trascendencia pública sólo comparable al de Barañao. No es gracioso que Ud también pregunte quién es Barañao habida cuenta de que, con sus impuestos, le paga el sueldo y solventa la burocracia del ministerio que estrenó de la mano de Cristina Kirchner. Espere. No se me pondrá contento porque la inversión (o el gasto) en Giorgi a partir de ahora se va a prorratear entre todas las provincias, no? porque, técnicamente, es cierto aunque no existe link alguno entre ese dato y su infantil ilusión de ahorrarse algún centavo. ¿O usted recuerda que en la administración pública alguien se haya resistido al placer casi procaz de ocupar todos los puestos que haya y de crear más? En materia de tradiciones esa es una de las pocas que se respetan.


No hay como vivir para aprender. Si, además, se tiene la ventura de embocarle a un gobierno kirchnerista, la ración de novedades se convierte en sobredosis, sin intención alguna de hacer referencia al auge del tráfico de drogas y la súbita preferencia por nuestro país entre dealers y narcos latinoamericanos que, con tanta soltura, avanzan sobre los shoppings argentinos comprándose todo adentro y tiroteándose afuera.


Es que, entre anuncios y buenas nuevas, la presidenta aprovechó para volver a hacer referencia al nuevo orden económico que ella vislumbró con claridad meridiana y que con sofisticado donaire, solvencia intelectual a granel y docencia innata nos explica desde cada estrado al que se trepa en oportunidad de la inauguración del pozo de cada obra pública que De Vido encara.


Así fue como nos enteramos que el mundo está cada día más cerca de necesitar un Moreno que ponga orden en las angurrias empresariales. Y que, hilando fino, debe ser por eso que Obama delira por hablar con Cristina personalmente. Por suerte que un fallido de los diabólicos ´90 nos ubicó en el G20 y habilitó a la presidenta a concurrir a Washington. De otro modo hubiese sido mucho más difícil para ella adherir a las dos premisas que se firmaron por unanimidad en esa reunión: el respeto irrestricto y el aliento oficial al libre comercio internacional y el rechazo a los proteccionismos. Pensándolo bien... eso firmamos?!?!?!?


Lo cierto es que ahora Néstor podrá traer los millones de dólares de la provincia de Santa Cruz y motivar a pares, seguidores y simpatizantes a imitarlo. Es más. Ya están los que sugieren como bien probable que, a pesar de los esfuerzos de Cristina, Massa y Boudeau, de Uberti, De Vido y Garré; a pesar del deslome de Moyano por recuperar la confianza y la seriedad, en los próximos tiempos sólo ingresen kapitales.


La presidenta estará meditando al respecto y podrá pensar con la satisfacción del deber cumplido ¡Qué difíciles son los argentinos pero y a pesar de eso, qué lindo es dar buenas noticias!

miércoles, 19 de noviembre de 2008

Mauricio: cada día cantás mejor



La verdad, me sorprendiste porque no tenía la menor idea de tanta concentración de dotes. Me avergüenza haber pensado, como el grueso, que tu mayor virtud para la política era ser rico. Vos, tranquilo, con la parsimonia del que tiene razón, nos demostraste que, ante todo, sos un hijo del pragmatismo. Y sí, era lo que necesitábamos en Buenos Aires; un hijo del pragmatismo pero de ley, bien podrías ser un nieto del pragmatismo porque, seguramente, son cualidades heredadas.


Sólo un hijo del pragmatismo puede llegar a la función pública rodeado de una administración nacional políticamente adversa, con los votos de la oposición y el apoyo de los sectores derechosos y más críticos de la gestión K y hacer todo lo contrario a lo que los sectores derechosos, la oposición y los críticos de la gestión K esperaban. Qué querés que te diga, Mauricio… un maestro.


Porque ¿quién, sino un auténtico hijo del pragmatismo, estaría bacheando la ciudad a ritmo frenético haciendo oídos sordos a los reclamos que llegan en racimo desde colegios y hospitales? ¿Quién habría aumentado las valuaciones fiscales de la propiedad de manera exponencial sabiendo que son ingresos coparticipables y que, al final, Kirchner sería el más beneficiado? ¿Quién, sino un íntegro y auténtico hijo del pragmatismo, se animaría a meter más impuestos a cococho de una bruta crisis financiera internacional?


Nada es perfecto y hoy comprobamos las falencias del buscador Google porque, algo desorientados con la trayectoria de Grindetti, lo googleamos. Y ¿qué pasó? Un desastre el resultado; el que se supone un sitio de inagotable sabiduría, no tenía en sus archivos los títulos siquiera, de los libros que escribió tu ministro de economía, ni las universidades que lo consultan. ¡Ni sus distinciones académicas figuraban! con eso te digo todo de modo que fue imposible deducir la escuela filosófica en la que abreva. No importa. supusimos que debe tratarse de otro hijo del mismo pragmatismo por aquello de que "Dios los cría y el viento los amontona".

Ah! Mauricio! Vos sí que sos un hallazgo. Nunca, mirá lo que te digo, nunca creí posible escuchar a un zurdo elogiar la reducción de impuestos. Invertí años de mi vida universitaria en discutir con ideologías intervencionistas sin obtener un mínimo avance y vos, así, tranqui como sos, casi ausente y repitiendo hasta el aburrimiento que “todo es un problema de gestión”, lo lograste. ¡Qué orgullo, Mauricio! Debe sentirse una emoción rara conseguir milagros simplemente por ser un gran hijo del pragmatismo. Capo. Re capo.


Y encima, original y eso no tiene precio. Nadie se olvida de vos en ésta y las generaciones venideras. Te lo garantizo; tal vez no retengan tu nombre pero el episodio del empresario que, cuando llegó a burócrata, aumentó los impuestos en medio de una recesión mundial, te reserva un lugar en la historia, no lo dudes.


Es cierto que también estás en las oraciones de miles de porteños que permanentemente aluden a tus ancestros de manera vulgar y descomedida; algo debés saber al respecto, pero esa es otra historia porque, frente al mandato de la posteridad, uno aprende que es más importante ser respetado que querido; los que hoy no te quieren porque nunca te quisieron sumados a los que te dejaron de querer, aunque sean millones, no te deben influenciar la toma de decisiones.


¿La teoría económica dice que en momentos de crisis hay que incentivar el consumo y evitar la carga tributaria excesiva? Ok, pero vos, el hijo del pragmatismo tiene que hacer lo que tiene que hacer. Y hoy, tu prioridad es el bacheo, no la coherencia.


Ahora sé que el descubrimiento de tus cualidades recién comienza y que tendremos mucho para ver. Por eso hoy, que llueven críticas y reclamos, es imperioso que persistas. Que el bacheo continúe por siempre y que el juego siga protegido en la ciudad como hace Kirchner a nivel nacional! Y por supuesto: Marchen más impuestos!


Mauricio, me emociona comprobar que aún sin cantar, estás entonado la estrofa “combatiendo al capital” con una fidelidad pasmosa. Hasta los peronistas deben estar un poquito sonrojados.

.

lunes, 10 de noviembre de 2008

Lady, vos también me fallaste




No te hagas la distraída. Si, a vos te digo o creías que por tu cargo ibas a zafar. Ni ahí; al contrario; porque debés dar el ejemplo te facturo el doble que a cualquier cristiano de los que corren todo el día, trepan a esos trenes que ustedes acaban de reestatizar y que los llevan, mal y tarde, a un conurbano cada vez más parecido al lejano oeste. La gente se baja aterrada del trasporte que lo acarrea hasta su casa, sea auto, colectivo o ese tren que era malo porque el estado incumplió con el rol de contralor que le es propio pero que ahora es peor porque, fofo y choto por naturaleza, menos va a poder cumplir el de empresario.


Vos me fallaste porque, encima sos vecina del primer cordón aunque lo tuyo sea zona residencial. Deberías solidarizarte con tus afligidos vecinos que cacerolean en la puerta de nuestra Quinta Presidencial de Olivos, convencidos de que las casillas de seguridad en cada esquina, los guardias extra, los perros feroces, o esas sofisticadas y sensibles alarmas infrarrojas que se disparan hasta con el gorjeo de un ruiseñor, no alcanzan para evitar que los asalten, violen y asesinen en las otrora tranquilas callecitas o hasta dentro de sus propias duchas.


Porque y sorry la digresión, lady, pero te comento que la Quinta esa y la Casa Rosada son de todos y por eso nos rompe un poco verlas con un vallado como el de los edificios de la Polonia comunista. Vos que sos re culta y re viajada debés acordarte, lady. Es más, te apuesto a que Néstor te sacó fotos frente a alguno de esos edificios para inmortalizar la barbarie comunista; revisá que debe estar entre las fotos importantes como la de tu graduación, por ejemplo o con el vestido de primera comunión; o quizá con las del casamiento con Néstor. Buscalas, vas a ver.


Te comentaba que tan “nuestros” son esos edificios que entre todos solventamos los gastos de jardinero, pintores, secretarios y el harem de empleados que vos y tu encantador marido tienen a disposición. Y Flor, por supuesto. Ojo! Nos encanta que la borrega guarde el Mini Cooper y haga sus ágapes adolescentes ahí. Vos sabés que los argentinos, en el fondo, somos re tradicionales de modo que cuanto más tengas a Flor en casa y no callejeando vaya a saber por dónde y con quién, nosotros chochos. Sobre todo, te lo comento en estricta confianza, porque la gente no reacciona bien cuando la ve circular por el Patio Bullrich cargada de bolsas y rodeada de personal de seguridad de civil que, dicho sea de paso, si vistiera el uniforme de Granaderos, pasaría más desapercibido.


Ojo, te lo digo como amiga del barrio al que ambas pertenecemos, Lady. Acordate que yo también vivo en Recoleta y que nuestras diferencias son apenas dos: una, es que yo nací en Recoleta y vos en la ciudad de las diagonales, y la otra es que el relato kirchnerista a mí me está empujando a relocalizarme en la Villa 31 y a vos te trajo a la Plaza Vicente López. Pará que no me quejo porque como nadie se le atreve a ese asentamiento, voy a seguir en el barrio pero sin pagar expensas, servicios ni impuestos. ¡¿qué más quiero?!


Pero me fui de tema. Es que charlar con vos, lady, da para tanto que es difícil hacer punto. Vos ¿sos consciente de los sentimientos que generás? Decime la verdad y no insistas con esa humildad que te ha hecho coleccionar admiradores. Te voy a dar mi opinión; yo creo que sí, y por eso evitás el contacto con público que no sea el que Curto, Moyano, Quindimil o Ischi transportan en mionca hasta el galpón donde esté previsto que vos inaugures el futuro proyecto de las Jornadas Argentino-Venezolanas sobre Minoridad y Caramelos de Puchero.


Pero me volví a perder. Te decía que esta vez me hiciste enojar. Yo, que siempre te admiré por tu verba, por la cultura general que chorrea de tu boca aún cerrada, por tu elegancia innata que no necesita de las modistas de jerarquía internacional que te visten porque sos del reducido puñado de mujeres que la ropa no les agrega porque tienen el estilo en la piel. Yo, que siempre admiré tu garra, tu independencia de un marido con mucha personalidad al que has sabido ponerle freno hasta impedirle que digitara los pasos de tu ascendente carrera política. ¿sabés las veces que pensé lo difícil que habrá sido para vos resistir su influencia y decirle “No” a decisiones o personas que él alentaba? Coraje, eso fue y es lo que se desprende de tu ADN, lady; un profundo coraje.


Una de cal, una de arena. Dicho aquello, va el reproche. No puedo perdonarte el balurdo en el que me acabás de meter con la nacionalización de los fondos jubilatorios. Conociéndote como te conozco, lady, eso no se te puede haber ocurrido a vos. Cuando resuelva qué hago con mi vieja ahora que quedó en Pampa y la vía y está como loca porque los ahorros de sus últimos catorce años se esfumaron, me voy a ocupar del hijo de su madre que te convenció de esa genialidad que deja la Gran Duhalde del corralito hecha un poroto. Debe ser algún peruca resentidito que tiene la 125 todavía atragantada en la glotis. Burócratas rencorosos; vos no te debieras dejar influenciar por esa gentuza. Vos estás en otro plano, lady, me extraña.


Vos y tu marido, que han sabido generar una cuantiosa fortuna a puro trabajo ¿por qué permitieron empañar tu gestión con una medida de dudosa transparencia? Ahora cualquier perverso va a intentar dar crédito a los dichos de Antonini Wilson; cualquiera se va a dar el lujo de dudar de Felisa Miceli, o de Uberti simplemente porque ustedes los protegen. Cualquiera va levantar los hombros cuando se sugiera que el narcotráfico pagó tu campaña proselitista, que las tierras fiscales que tenés en el sur las compraste a precio vil; cualquier pelagato va a decir que los 600 millones de dólares que Néstor sacó del país con rumbo desconocido no van a volver nunca o, peor, que están en una cuenta personal a nombre de ustedes.


Ahora abriste la compuerta de los dimes y diretes. Un crimen, vea, después de cinco años de una gestión poco menos que ejemplar. En tu próxima visita a la Gran Manzana sería conveniente eludir estas cuestiones aunque yo, toco de oído. Mejor consultalo con Taiana que es un señor; total, nadie va a ser tan anacrónico de recordar su filiación guerrillera.

.

jueves, 6 de noviembre de 2008

Gorda, me fallaste




Ves cómo sos? La misma de siempre. Sos la que no levanta un plato cuando nos juntamos a almorzar en Pilar; la que desarma la mesa de bridge de los jueves sin culpa porque le salió un programa mejor; la que cada año brama por los precios de la temporada esteña y después sos la primera en treparte al Buquebus. Gorda, no cambiás más.


Hace cinco años que me tenés cuarenta minutos cada mañana muda, con el tubo en la mano y la oreja ardiendo mientras te desahogás hablando pestes de Cristina y su marido; que te quejás de todo lo que hacen y de lo que no hacen, de los cinturones de ella y los mocasines de él; de las amistades que cultivan y del rumbo o el sin rumbo en el que nos tienen embarcados.


La verdad, creo que no voy a hacer más de muro de los lamentos kirchneristas con vos. Es hora de que, si necesitás hablar de tus conflictos, te busques un profesional porque lo mío fue de buena onda pero veo que no sirvió para nada y que, en realidad, empeoraste.
¿Te acordás del cacerolazo de diciembre de 2001? Estabas como loca. Entre las del grupo de oración del Pilar te tuvimos que frenar para que no destruyeras las Essen. Nada importaba más que tu conciencia cívica. Cuando atendías el teléfono en lugar de “Hola” decías “Que se vayan todos”, te acordás, gordita careta? Me pregunto qué te pasó de entonces a ahora, que te transformaste de gorda cacerolera en gorda indiferente?


No me contestes que te pasaron mil cosas porque a todos nos pasaron mil cosas. No me relates que te robaron la 4 x 4 (por otra parte, me lo contaste trescientas veces); que perdiste la copa de golf del club por un golpe (lo que te tuvo bajoneada dos meses; también me acuerdo) No me salgas con que te abruma el cursi conflicto existencial del nido vacío porque si durante los últimos treinta años no hiciste nada más con tu vida que regentear a la mucama y ahora se te fueron los chicos, es tu problema.


Entonces y por si no tenés la respuesta, yo te voy a decir lo que te pasó. Te pasó lo que al resto. Somos casi diez años más viejos que en 2001; todos. Estamos diez años más cerca que entonces del retiro.
Ya sé lo que me vas a decir, gorda. Vos no sabés lo que es laburar afuera; dentro de la casa sí porque las has visto transpirar a las mucamas pero te recuerdo el caso de tu marido, el que paga las expensas del departamento, el club y el country (porque en todos esos lugares cobran abultadas expensas, sabías gorda?) los colegios de los chicos, las tarjetas de crédito, las clases de inglés, cocina y punto smock; pilates y sueldos varios (mucama, jardinero, piletero) entre otros gastitos. Te decía que ese pobre infeliz tenía los ahorros en una AFJP, para asegurarte una vejez digna.


Bueno gorda, lamento informarte que estás en problemas. Parece que Cristina se avivó antes que vos. Dicen que no es abogada realmente pero parece que era geóloga porque acaba de descubrir la última mina de oro que quedaba en la Argentina y está por pegarle el zarpazo con la ayudita de diputados y senadores, muchos de los cuales vos querías que se fueran. Te primerearon. Ya sé que es difícil experimentar sensación de propiedad sobre lo que no es de uno pero no es más que lo que les pasa a los políticos y mirá cómo aprendieron.


Gorda, no sé dónde carajo estabas a las 6 de la tarde ni me lo digas. Como éramos pocos comprobé que no estabas frente al Congreso exigiéndole a los legisladores que NO NOS ROBEN MAS directamente, cada vez que cobran y no laburan, o indirectamente a través de la figura del cómplice, cuando delegan millones de dólares en un delincuente o en varios para que luego ellos dispongan de lo que no les pertenece, a piacere.


Gorda, me fallaste. No estuviste. Sabés qué? Sos peor que ellos. No te quejes cuando el agua te llegue a vos porque aunque vivas en el piso 24 de una torre, te va a llegar. Te lo firmo. No me llames para hacer terapia telefónica. No me banco más la indiferencia ignorante. Porque los medios se encargaron de ningunear el reclamo pero ahí hay millonarios intereses pero vos ¿Qué suculento negocio evitó que participaras? Apuesto doble a sencillo que no fuiste porque los 38 grados te ondularían el flequillo. ¡¿quién no hubiese preferido tirarse en un sillón de plumas, encender el LCD y clavar el control remoto del Split en 24 para ver el último capítulo de Dr. House?


Vos te merecés lo que nos está pasando. Cualquiera te corre con un frasco de botox.

martes, 4 de noviembre de 2008

Conductismo, Relato e Ignorancia






Usted recuerda, seguramente, el experimento con el que el científico Iván Pavlov sentó la base científica del conductismo. Aquel ruso que utilizó un perro, su comida y una campana para demostrar la asociación que hacía el animal entre el tañido y el alimento al punto que un día, Pavlov alteró el mecanismo; no le sirvió nada después de hacer sonar la campana, y comprobó que el perro igual producía saliva.

A los argentinos nos pasa lo mismo que al perro, simplemente que el sonido no es un campanazo sino un anuncio oficial y en reacción no producimos saliva sino veneno. Cuando Cristina nos comunica que han estado pensando en nosotros y que modificarán alguna ley o tomarán alguna medida en nuestro beneficio, los argentinos corremos al banco a retirar lo que se pueda. Una especie de conductismo criollo y berreta.

Y esto de la protección kirchnerista es tan recurrente que alcanzamos las alturas del Golan. No necesitamos más promesas. Nos levantamos y marchamos a los bancos. A retirar. Salivamos sin campanazo.

Y acá viene el segundo capítulo del mecanismo. Porque eso que la Presidenta diera en llamar “el relato” y que construye con una creatividad tan frondosa como envidiable, no guarda relación con los hechos. Por eso, más que salivar de placer, escupimos de furia tras sus ocurrencias.

La expropiación, el dibujo defachatado de la realidad y la ignorancia en el más elemental, básico y estricto sentido del término son un sello kirchnerista de familia. Desde el título universitario de la Presidenta cuyo comprobante académico, el diploma que lo acredita, se niega a ver la luz hasta su declamada debilidad por Hegel, son imposturas que confirman que es la ignorancia la abundancia exclusiva y excluyente de la señora y estos funcionarios.

Porque si alguno hubiese leído a Marx, precursor y fuente inspiradora de Hegel, habría evitado que Cristina Kirchner dijera una y otra vez que la historia se repite en forma de “tragedia la primera vez y de comedia, la segunda”. ¡No, Cristina! Lo que dijo Marx y recogió Hegel es que la primera versión de los hechos se presenta como tragedia y la segunda, como farsa. Farsa, que es muy diferente a comedia.

Errores de la hegeliana aparte, hay que reconocer que Cristina superó todos los pronósticos y las imaginaciones. Su gestión es, simultáneamente, una tragedia y una farsa. Bingo!