Tanto como para competirle a George Bush la primera plana de los diarios mientras realizara su gira por América Latina, El Dúo Dinámico de Sudamérica (que dista mucho de ser Batman y Robin) organizó un acto simultáneo en la Argentina. Mientras Bush hablaba en Montevideo sobre proyectos de integración continental, ellos lo insultaban desde Buenos Aires. Cuando Bush apretó la mano del presidente uruguayo y por esa vía se comprometió con el pueblo entero de ese país, Hugo Chávez y Néstor Kirchner profundizaban el aislamiento. Para completar el cuadro de la decadencia, sólo faltó la presencia del dictador cubano quien, a pesar de los esfuerzos de su entorno por celebrar su completa recuperación, no consigue darles el gusto de poder demostrarlo.
Mientras tanto, un pedido de informes de la Cámara de Diputados sobre el ingreso de tropas venezolanas al territorio nacional aguarda respuesta del Presidente Kirchner. El número de efectivos que trasladó Hugo Chávez para atender su seguridad personal en oportunidad de su visita al país indica que está al tanto de los altos índices de inseguridad argentinos y evidencia la escasa confianza en la profesionalidad de las fuerzas locales. El presidente argentino, lejos de ofenderse, se desvivió como siempre, por homenajearlo; a él no le recordó como un par de semanas antes al Secretario Shanon y al embajador de USA en el país que la Argentina no es un “país bananero”. Es importante aclarar que el Congreso Nacional es el único órgano del estado con facultades para autorizar el ingreso de tropas extranjeras y que, en este caso, nunca fue informado.
El acto estuvo cargado de coincidencias porque ambos mandatarios latinoamericanos admiran y desprecian las mismas cosas. Ellos admiran los autoritarismos, el poder sin limitaciones y la confrontación permanente tanto como desprecian la libertad.
Kirchner y Chávez intentaron ganarle a George Bush las portadas de los diarios y hasta lo consiguieron parcialmente en sus respectivos países, no porque fueran más noticia que el norteamericano sino porque tanto en Argentina como en Venezuela la prensa independiente se está convirtiendo en una especie en extinción. Esos medios los hicieron sentir importantes por un ratito reproduciendo sus fotos y sus dichos tan grotescos como grandilocuentes. Las crónicas pasaron lista de los presentes; el carnaval bolivariano había congregado a cientos de dirigentes partidarios marginales de la política que usan el dinero público para beneficio personal porque organizar un acto que costó 200.000 dólares y lo pagaron los contribuyentes para que un puñado de resentidos se desahogara de sus envidias es una inmoralidad y una malversación.
Pero todo cuento de hadas en algún momento llega a su fin. Al día siguiente de tanta euforia, Néstor Kirchner volvió a ser el insignificante presidente de un país con el 50% de su población en estado de pobreza. Chávez, el aliado de Irán y tolerado exclusivamente por el petróleo que posee su país pero despreciado en lo personal por el mundo civilizado. George Bush también volvió a su rutina, y siguió siendo el Presidente del país más poderoso de la tierra.
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