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viernes, 6 de enero de 2012

Enero o Agosto?


Aunque estamos transitando la primera semana del año, la realidad que nos convida nuestra clase política agobia de tal manera que no parece enero sino agosto. Arrancamos el domingo con un gobernador aparentemente asesinado por su mujer, un intendente perdido con rumbo desconocido, los últimos instantes de la tiroides de Cristina Kirchner, el aumento del 125 por ciento en el costo del pasaje de subte, el sapo que sigue masticando el Jefe de Gobierno tras el abrupto traspaso sumado al gesto de sorpresa que no han podido borrar de sus rostros  los funcionarios porteños (continúan sin metabolizar los modos del kirchnerismo), ocho heridos graves en un accidente ferroviario por completo evitable (después de casi una década de trenes subsidiados por imperio de la beneficencia oficial con el dinero ajeno, los pasajeros siguen viajando como ganado) y el supuesto suicidio de un ex diputado peronista por Entre Ríos. Sacando esta breve reseña, nada más.

Agregar a la lista los manteros de la calle Florida sería una imprecisión porque es una cuestión que se arrastra del año pasado, aunque la evolución del proceso merece una reflexión: el gobierno local prometió erradicar ese engendro de comercio ilegal que creció a la vista impasible de los tres poderes del estado porteño que intentaron sacarlos y, ante la lógica resistencia del puñado de perjudicados, se echaron atrás con la decisión.
La policía de proximidad, ese amorfo inventado en la Ciudad de Buenos Aires que no termina de encontrar su lugar en el espacio porque no es ni chicha ni limonada, tampoco pudo desalojarlos pues para un operativo de esa envergadura necesita el apoyo de la Federal y la Federal, está claro, jamás va a estar dispuesta a colaborar con Macri.  Conclusión: los manteros siguen allí y en lugar de suprimirlos, el macrismo hizo con ellos lo mismo que el peronismo con los pobres: los multiplicó pues en lugar de integrarlos a la economía formal y transformarlos en comerciantes, cientos de comerciantes ahora son manteros. Reacción lógica, por otra parte, porque si el estado protege la informalidad, la incentiva y por ende se vuelve legítimo combatir la competencia desleal instalándose en plena calle, al lado de los privilegiados por el régimen.
Vaya este comentario para quienes todavía alientan alguna mísera esperanza en “Mauricio Macri 2015”. Si la ley establece que “el que puede lo más, puede lo menos” cabe preguntarse qué pasa con el que no puede ni  lo menos.
A fin de año nos enteramos de la incorporación de Emilio Monzó al equipo PRO, un ex operador de Daniel Scioli con quien Macri sueña hacer buenas migas en aras de ampliar su horizonte político en el distrito más numeroso del país. Lo que el Jefe de gobierno porteño no ha entendido aún (y parece que su estrecho núcleo de cerebros tampoco) es que el peronismo no le va a ceder jamás “un tranco de pollo” diría la presidente. El peronismo no comparte el poder adquirido; es más,  no le tiembla el pulso en quedarse con el que consiguen otros así que más vale que se afirme en su silla. Monzó arrancó su “armado nacional” tropezando en Tigre con el peronismo que rodea al intendente Massa y desde entonces no volvió a asomar la cabeza.
El otro error garrafal de Macri es creer que el operador político se compra hecho y eso lo lleva a depositar en el elegido sus expectativas de crecimiento, fronteras afuera del PRO.
Un militante aprende rápido que en cualquier partido político el cargo no hace a la persona sino al revés. La pertenencia al peronismo es un respaldo en sí mismo, pero creer que el peso adquirido en ese hábitat es propio es una equivocación que se paga cara. Monzó fue Monzó mientras “operó” para el gobernador del principal distrito del país. Los intendentes lo recibían como tal y sus logros estaban más alimentados por el lugar de donde venía que por quién era. Ahora va a intentar la titánica tarea de establecer diálogo con las provincias pero ha cambiado el remitente; ya no viene de La Plata; ahora es el mensajero de Avenida de Mayo.
Mientras tanto, lo cierto es que el peronismo (k, menemista y duhaldista) hoy está encolumnado tras la gestión de la presidente Kirchner y la búsqueda de una suerte de oficialismo opositor, si existiera, va a requerir de una lupa más que de un operador.
Claro que la vida no es una foto pero por ahora el peronismo sigue acaparando los papeles protagónicos, los de reparto y hasta el relleno. Como quien juega a la perinola, alguien ha cantado “Toma todo”.

1 comentario:

  1. C.Harold Buxton6 ene 2012, 16:56:00

    Por el titulo interprete que tu comentario trataba acerca de la fecha del fin de nuestras desdichas...apesadumbrado aprecio que seguiremos flotando en esta inmundicia...aunque los argentinos somos tan propensos al disparate...que en una de esas....patapufete..se derrumbo la estanteria pinguinera.....y a otra cosaaa.-
    No se cual...pero en todo caso,nunca antes de marzo,porque en el verano nos tomamos vacaciones !!!

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