
Hay dos circunstancias que son el marco propicio para los cambios: una gran alegría o una gran tristeza por tratarse de circunstancias excepcionales que nos sacan de la rutina y exponen la propia sensibilidad a la reflexión y a la revisión; son momentos escasos, aislados y extremos. Dicho de otro modo, si una enorme alegría o una pena profunda no logra un cambio ¿qué otro disparador podría tener más fuerza?
Para un político debe haber pocos estados de felicidad más rotundos que el de alcanzar el cargo de presidente de la nación; establece una relación intensa con el pasado y con el futuro y les agrega sentido a ambos en tanto es el corolario a una vida dedicada a la acción pública y la llave para materializar los proyectos que fueron el combustible de la militancia.
En el otro extremo, la muerte de un ser querido devasta, nos enfrenta a lo irreparable y ubica, de un cachetazo, al ser humano en el plano de su verdadera finitud porque en el fragor de sus batallas cotidianas suele perder la perspectiva existencial hasta que la vida, implacable, impone el valor de lo importante.
Para los creyentes es menos arduo aceptar la desaparición física de los afectos porque creen en la redención del alma y la vida eterna. Una capilla ardiente sin cruz, sin una flor y una vela no es la capilla ardiente de un creyente. El ascetismo que vimos en la Casa de Gobierno en oportunidad de la muerte de Néstor Kirchner, con un ataúd cerrado que puso una inexplicable distancia final con sus simpatizantes, fue absoluto y habla de los tiempos que vendrán.
No hace falta preguntarse más cómo serán los días por venir. No importan las declaraciones, todas inoportunas, de los empleados del régimen. Los improperios del peor canciller que ha tenido el país no cuentan ni para la crónica del lunfardo; el imprudente y casi irrespetuoso lanzamiento de la reelección de Cristina Kirchner que hicieron varios funcionarios sólo agrega vergüenza ajena al peor gabinete de la historia argentina. La confesión del Ministro de Trabajo sobre el “sostén” que representa el camionero Moyano para la presente administración releva de aportar pruebas a que estamos frente a una construcción política endeble que requiere de sustento externo. Cuando en los actos oficiales el protagonismo de la farándula supera el de la Corte Suprema de Justicia es el juicio recto del poder central el que falla, y gravemente. Y el rechazo a recibir un gesto tan elemental como son las condolencias no es precisamente un rasgo de nobleza del espíritu y sólo se explica confundiendo prójimo con enemigo.
Por ser ella una figura pública hemos sido espectadores de muchos pasajes de la vida de Cristina Fernández. La vimos cuando ganó las elecciones presidenciales y también cuando perdió a su compañero de ruta. En aquella alegría tomó la posta que le entregara Néstor Kirchner y adoptó colaboradores y políticas sin variantes.
Por estos días, en el otro extremo y transitando, según nos confió, la mayor pena de su vida, no ha transmitido intención alguna de cambiar algo. Por el contrario, la referencia a la presencia de su marido entre la gente, al margen de sonar extraña para quienes parecen no creer en la vida después de la muerte, es un claro mensaje del rumbo que llevará el gobierno en adelante.
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ResponderBorrarcomo podes ser tan buena!!!!! interpretas, plasmas y decis tan acertadamente que solo dejas lugar a identificarse, el modo...Que modo!!!! directo pero sutil, ironico sin caer en el mal gusto,complejizado pero no complejo, abre incognitas, ayuda a reflexionar pero te deja algunas respuestas .Te admiro Zaldi!!! MARTA
ResponderBorrarHasta que no choquen tres o cuatro veces la calesita no paran.
ResponderBorrarMuy buen análisis. Son muchos los indicios graves, precisos y concordantes y por tanto como dicen los abogados o jueces en sus sentencias suficientes para formar plena prueba acerca del punto: el rumbo. Ahora bien este rumbo, llevó al finadito a intentar refugiarse en lo que creía iba a ser su guarída despues de octubre de 2011 y en efecto lo fue, pero antes y de sus restos. Es natural que quien tanto lo amo, ahora lo extrañe y quiera acompañarlo, y nosostros no tenemos ningún derecho a impedirlo, alla ella. Héctor. P.D. que te mejores, te extrañamos.
ResponderBorrarGracias x los comentarios! Marta, qué decir?!?!?
ResponderBorrarAl francotirador le ruego q cuide la puntería y a Héctor... hoy no estuve en la radio o sea q no hablé pero escribí!!!
Maria no se si viste la pelicula pero el gabinete de Cristina parece la caterva de miserables que llevo Viridiana a su casa.
ResponderBorrarLo digo por lo moral y los resultados, esa gente lo unico que sabe hacer es destrosar, violentar, destruir.
De la presidente tengo poco que decir mas que no le creo nunca nada, tiene el mismo rictus cuando esta enojada, contenta, triste,
En cada discurso no destila mas que sobervia.
Lo unico que espero es que la gente piense, razone, no vote por las encuestas o por lo que muestran los medios.
Por ultimo pero no menos importante te felicito por lo bien que escribis, cosa lamentablemente en extincion entre los periodistas.
Hola María:
ResponderBorrarComparto la opinión de Marta.
Tengo el temor que Kirchner, como el Cid, gane batallas después de muerto. Ayer el dictamen del presupuesto salió aprobado, en una comisión en donde el gobierno tiene ... ... minoría.
¡Ayuda Popeye!