ARGENTINA:
ENTRE EL ERROR Y LA FARSA
Cuando la verborragia de Cristina Kirchner le juega una mala pasada, cosa inquietantemente frecuente, es de buena gente encontrar la parte valiosa que haya en el fallido mensaje. Tal es el caso de sus reiteradas referencias a que la historia se repite “primero como tragedia y luego, como comedia”. Resulta que la cita que tanto le gusta a la presidente argentina y que se la adjudicó apenas a “un señor” es nada menos que de Hegel, el ideólogo de Carlos Marx, calurosamente admirado por ella, según sus propias declaraciones. “El corazón tiene razones que la razón desconoce” dice la sabiduría popular y eso debe pasar entre Cristina y Hegel pues se hace difícil entender por vía de la racionalidad tal admiración por quien detractaba con pertinaz desprecio la participación del sexo femenino en política.
Cuando la verborragia de Cristina Kirchner le juega una mala pasada, cosa inquietantemente frecuente, es de buena gente encontrar la parte valiosa que haya en el fallido mensaje. Tal es el caso de sus reiteradas referencias a que la historia se repite “primero como tragedia y luego, como comedia”. Resulta que la cita que tanto le gusta a la presidente argentina y que se la adjudicó apenas a “un señor” es nada menos que de Hegel, el ideólogo de Carlos Marx, calurosamente admirado por ella, según sus propias declaraciones. “El corazón tiene razones que la razón desconoce” dice la sabiduría popular y eso debe pasar entre Cristina y Hegel pues se hace difícil entender por vía de la racionalidad tal admiración por quien detractaba con pertinaz desprecio la participación del sexo femenino en política.
Pero el punto relevante es que Hegel entendía que la segunda vez la historia se presenta como “farsa”, no como “comedia” y está claro que el significado de “farsa” dista mucho del de “comedia”.
Pero en el afán enunciado de rescatar lo que sirva, el presente ejercicio consiste en determinar las farsas a las que se estaría refiriendo la primera mandataria, descartada por supuesto la insanía de suponer que Cristina Kirchner se atribuya el protagonismo en la construcción de una tragedia. Así las cosas, surge evidente que se ve como columna vertebral de la repetición de la historia. Vaya, en formato de “brainstorming”, qué hechos de la actualidad estarían abonando su hipótesis de estar amasando, además del "relato", la farsa:
Farsa 1. Las estadísticas oficiales burdamente alteradas por un funcionario de segunda categoría (intelectual y jerárquicamente hablando) con expresa autorización y respaldo presidencial.
Farsa 2. El aislamiento internacional producto de una política exterior que fluctúa de ausente a equivocada y que nos arroja en brazos del personaje más nefasto de Sudamérica: Hugo Chávez mientras nos enfrenta con aliados históricos y naturales como Uruguay, Brasil o Chile.
Farsa 3. El pavoroso estado de indefensión que impone la administración Kirchner a los habitantes, hoy cercados por el delito en todos los grados posibles, el crimen organizado, el narcoterrorismo y un estado larval de maras tras haber convertido a la Argentina en un país de fronteras laxas, controles laxos, represión de las conductas antisociales laxa, justicia laxa y prevención nula en cualquiera de sus formas.
Farsa 4. El dinero de los contribuyentes que, con más oportunismo que escrúpulos, reparten a las Madres y Abuelas de Plaza de Mayo para alimentar el proselitismo de la izquierda radicalizada cuyos nexos con la guerrilla colombiana y la sedición interna están harto probados.
Farsa 5. La falaz expectativa creada alrededor de la educación elevando a la categoría de ministerio a “Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva” y no producir ni ciencia, ni tecnología ni innovación alguna pero, sí, alcanzar un record histórico de desconocimiento masivo del ministro del área cuyo nombre recuerda el 1% de la población, con suerte.
Farsa 6. El aumento de la deuda pública argentina tras cinco años de gestión KK, del gasto para financiar punterismo político; y el volanteo de prebendas, subsidios y/o exenciones para empresarios amigos.
Farsa 7. La persecución al sector agropecuario en aras de una falsa redistribución de la riqueza cuya única consecuencia es el inevitable empobrecimiento del sector más productivo de la economía nacional, proceso cuyas consecuencias la habrán de sobrevivir: pérdida de mercados internacionales y de volumen de ganado a futuro por faenamientos a destiempo. Bondades de una política para el sector que ha conseguido mantener estancada la producción de animales frente a una población que se multiplicó por cuatro.
.
Agotador. Hasta Hegel estaría abrumado de tanta farsa.
.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario