Recomendado

Recomendado
2da Edición

Encargue acá su Libro

Nombre

Correo electrónico *

Mensaje *

miércoles, 17 de octubre de 2007

Día de la Deslealtad

Si algo ha hecho bien el peronismo actual es arrumbar en el olvido los festejos otrora ampulosos del 17 de octubre. Pragmáticos al fin, los peronistas han visto que ciertos recuerdos se vuelven incoherentes especialmente hoy, que la deslealtad se convirtió en la moneda de curso legal entre los dirigentes del partido gobernante.

Cuando Eduardo Duhalde le hizo una gambeta a su sponsor, Carlos Menem, muchos se persignaron ante tamaña ingratitud. Menem lo había promovido primero como su vicepresidente y luego le dio todo el apoyo en favor de su candidatura para gobernar el distrito clave del país. Muchos compañeros se preguntaban cómo se le jugaba así a quien impulsaba el crecimiento de su figura dentro y fuera del partido. La historia inmediata respondería con varios ejemplos.

Cuando Daniel Scioli saltó de la motonáutica a la política con la bendición de Carlos Menem nadie supuso que se enfrentaría a su inventor, no mucho tiempo después, desde la fórmula presidencial opuesta. Los memoriosos, incluso, recuerdan un tierno reportaje donde el entonces todavía menemista Scioli aseguró, frente a Susana Jiménez y a sus millones de televidentes, que seguiría en la política “en el lugar que Carlos Menem me asigne”.

Pero, seamos justos, sostener que el Vicepresidente de Néstor Kirchner es el único personaje que no resiste el archivo por estas épocas sería una enorme inexactitud.

Felipe Solá, para seguir con la lista, está en las mismas. Cafierista en la interna del ´89, menemista en los ´90; duhaldista cuando eso significó estar enfrentado con Carlos Menem y ahora, kirchnerista. Su cintura política es envidiada por la misma Paloma Herrera.

Gustavo Beliz, por su parte, elogió la capacidad de gestión, la valentía política y el arrojo de Menem hasta que él fue el fue arrojado de la función pública, lo más parecido al reino de los cielos en países como el nuestro donde ser clase dirigente es sinónimo de privilegios. A partir de entonces no paró de detractarlo.


Cuando Kirchner lo resucitó probablemente apostó, erróneamente, más a su antimenemismo que a su tic, y durante un buen tiempo fue el sable con el que se hirieron de muerte varias instituciones de la república y el vocero de lo inexplicable. Pero como los romances eternos están reservados a Hollywood, el día que a Beliz se le disparó esa acendrada teoría del complot en su contra, apuntó directo al mismo Gabinete. Fin del idilio y comienzo de la diatriba.

Patricia Bullrich es otro ejemplo riquísimo del neo-peronismo cara de piedra, saltarín y acusador, que no deja de agitar el dedo índice para denostar y denunciar a sus ex aliados. Y si no, que lo digan Menem, Duhalde, Juanjo Alvarez, Cavallo, Beliz, De la Rúa y hasta López Murphy.

Lo de los actuales Secretario y Subsecretario de la Presidencia, Alberto Fernández y Juan Carlos Pesoa, merece también un par de reflexiones pues podría inscribirse en la versión de la nueva política que Braga Menéndez anda buscando. Ellos no dieron tantas vueltas ni hicieron tantas escalas técnicas como los mencionados hasta acá. El recorrido desde el cavallismo auténtico al kirchnerismo puro les tomó una sola estación. Con algún desvío de poca significación, Hernán Pérez Redrado, el actual Presidente del Banco Central, hizo igual. Pareciera que las nuevas generaciones están descubriendo valiosos atajos.

Hoy presenciamos dos deslealtades igualmente inexplicables y vergonzosas. Por un lado, el match Kirchner-Duhalde. El invento quiere encargarse del inventor o, como lo diría un puntero peronista en su propia jerga, Kirchner se lo quiere cargar a su padrino político. ¿Será posible? Si no hace dos años Néstor no existía dicen, incrédulos, muchos de los que presencian esta casi inevitable contienda. Lo cierto es que ambos bandos están velando sus armas, agazapados esperando el movimiento en falso del otro.

Mientras tanto, para no andarse con chiquitas, el poder central enhebra deslealtades en estéreo. “Si lo hacemos, lo hacemos bien” decía el inefable Alberto Olmedo aunque en otro contexto menos dramático. No es posible confirmar si es el publicista oficial del Gobierno o el poderoso Secretario de Medios, pero que alguno de los adláteres del Presidente ya puso en marcha el operativo “Despéguese de Ibarra” es un secreto a voces.

Y allá va Aníbal al garete, hacia un naufragio seguro, desprendido de la mano que un día, no hace tanto, le regaló una victoria inmerecida en la Capital. En realidad, su suerte está echada aunque le hayan revoleado una banca como para no interrumpir su ya extensa carrera de empleado del estado.

La deslealtad peronista es el rasgo que caracteriza los gestos políticos de la última horneada de dirigentes. Mal indicio ¿no cree?

jueves, 11 de octubre de 2007

El Peronismo es uno solo

¿Alguien supone que la genética peronista, en esencia, muta según el bando o la banda que sus hombres circunstancialmente integran? Después de sobrados ejemplos de coherencia, amoral y perversa pero coherencia al fin ¿podría alguno de ellos actuar diferente a lo que han sido desde los albores de su participación en la vida política nacional?

A ver si lo entendemos y lo aceptamos: los peronistas son peronistas, estén momentánea, estratégica o coyunturalmente donde estén y el error más costoso que puede cometer la sociedad es olvidar esto que, lejos de ser un detalle, es el meollo, la explicación misma del peronismo y de nuestros sucesivos fracasos. Cualquier cosa se les puede reprochar menos esconder su propia esencia y por eso cualquier cosa pueden las sucesivas oposiciones aducir sobre ellos menos desconocer sus tics pues nunca han intentado disimularlos. Los peronistas nacieron simpatizando con los fascismos europeos; continuaron haciendo gala de una fuerte debilidad por los dictadores latinoamericanos de Stroessner a Castro, de Torrijos a Chávez por mencionar algunos. Intervienen sin pudor la economía, la política o las instituciones según la necesidad. Aman el poder tanto como el dinero y los persiguen sin límites porque para ambos, tienen planes bien concretos. La pobreza no es un problema sino una herramienta porque, en realidad, todo se transforma en herramienta a la hora de ir tras cualquiera de sus dos debilidades.

Que esta descripción, objetiva y desapasionada, sirva para la reflexión ya que, si bien no se habla de ningún dirigente peronista en particular, las características enunciadas les cabe a cualquiera de ellos. Hay de todo en el análisis de la sangre peronista menos escrúpulos. Porque Perón amenazó con que “por cada uno de nosotros caerán cinco de los de ellos” y lo cumplió. Las promesas de los que lo sucedieron no corrieron la misma suerte: Menem le dijo a la sociedad “No los voy a defraudar”; Duhalde, que “quien depositó dólares, recibirá dólares” y Scioli que seguiría en política “en el lugar que Menem me indique”. Kirchner por su parte y desde la ciudad que le quita el sueño a la Primera Dama, nos anotició que “todos somos hijos de las Madres de Plaza de Mayo” esas, que desde un extraño instinto maternal, festejaron la muerte de miles de personas cuando el ataque a las Torres Gemelas. Escrúpulos; sin darwinismos, son el eslabón perdido que entroncaría al peronismo con la política.


Entonces, frente a las próximas elecciones de una gravedad institucional percibida por demasiado pocos, sepan los argentinos que, tanto el peronismo frontal como el agazapado y diluido en otras fuerzas, en el fondo, están juntos. Se protegen, se apañan, se disculpan como lo han hecho siempre. Sus enfrentamientos no son más que un subibaja de grupos internos en una permanente devolución de atenciones donde funciona invariablemente el “Hoy por ti, mañana por mí”.

Razonemos juntos. Hay tres peronismos cuyas diferencias están en el “packaging”, únicamente en el packaging. El menemismo confluye en el “potrerismo”. El “Frente para la Victoria” es el peronismo en el poder con lo que eso significa: pragmatismo a granel más el apoyo oportunista de los grupos empresarios y el sindicalismo. Y también está Eduardo Duhalde, el tercer vértice del triángulo peronista. La pregunta es en cuál de los tres ancla el peronismo macrista y para responder esta cuestión no hace falta más que buena memoria, la gran carencia argentina.

A pesar de la intención kirchnerista de enredarlo con los ´90, cierto es que Mauricio Macri siempre simpatizó con Duhalde, por eso no sorprende la prescindencia del ex presidente para con el potrerismo ni el apoyo de “Chiche” a Francisco de Narváez, ni la prescindencia de de Narváez respecto del candidato presidencial y su inocultable reparo frente a Ricardo López Murphy, personaje intachable si los hay. En la disputa interna, de Narváez es a Kirchner lo que Aldo Rico fue a Menem, o sea, el “jocker” de Eduardo Duhalde que divide el voto opositor para ventaja, ¡oh, casualidad! del peronismo en el poder, porque hasta el más inocente observador alcanza a deducir que la dispersión favorece al proyecto K.

Duhalde se ha encargado de crear un personaje. Es el incendiario que dicta cátedra sobre sofocamiento de incendios. El percibe oportunamente las disconformidades latentes y elabora para ellas la opción del “peronismo bueno”. Lo hizo en los ´90 y lo repite ahora. En el conurbano, cuatro por ciento para uno, nueve por ciento para otro, tres para éste, seis para aquel tiene un efecto multiplicador para el que galopa en el caballo del comisario. Por eso, confundir el comisario del conurbano es no entender nada de política y menos de peronismo. Y suponer que ha cambiado el comisario del conurbano es la gran trampa de esta partida. Según parece, la condena al éxito que pesaba sobre la sociedad argentina no era de cumplimiento efectivo. Por ahora, el éxito es para el comisario. A nosotros nos sigue tocando la condena.

lunes, 23 de julio de 2007

La Argentina de Kirchner es una vergüenza

Mientras el mundo se debate entre catástrofes como la que sufrió Brasil recientemente con el fatal accidente aéreo o la amenaza permanente del terrorismo internacional, en la Argentina de Kirchner las noticias del día van del aumento de enfermedades pulmonares por el frío y la mala alimentación de la población a falta de combustible. Más de 7000 industrias se han visto afectadas por los cortes de energía en los últimos sesenta días y el índice de producción industrial cayó por primera vez desde 2005. Eso si no se revisa la sección “Policiales” de los diarios, porque allí se concentra la información más vergonzosa que produce el gabinete nacional.

La ministro de Economía tuvo que renunciar ante su imposibilidad de explicar qué hacía un cuarto de millón de dólares en el baño de su despacho. La secretaria de Medio Ambiente fue denunciada por el diario “Clarín” por nombrar más de 350 agentes en un año, lo que echa un promedio de una persona por día entre los que se cuenta una larga lista de parientes y amigos personales de la funcionaria y cuyas actividades profesionales, si las tienen, nada tienen que ver con la política ambiental. Por su parte y como para no ser menos, otra integrante del gabinete nacional encabeza el escándalo de la semana. Se trata de la ministro de Defensa, ex esposa del terrorista Juan Manuel Abal Medina quien ha sido convocada por un juez a que explique los detalles de un contrabando de armas a los Estados Unidos ocurrido durante su gestión. Unos meses atrás, el caso de la empresa Skanska había saltado a la primera plana de los diarios dada la conexión que las irregularidades, sobreprecios y pagos de coimas involucraban a altos funcionarios de la empresa estatal Enargas, creada durante la administración Kirchner.


Mientras sus funcionarios van a los tribunales y evitan al periodismo, Néstor Kirchner aprovechó a ungir a su esposa como sucesora a la presidencia de la Nación para octubre próximo. Su candidatura se lanzó el jueves pasado en un acto que de peronista no tuvo ni la foto del líder fundador. Un teatro lleno de invitados especiales, de estricta corbata e invitación en mano, escuchó a Cristina Kirchner alabar la gestión de su marido y blasfemar contra todo lo que no es “K” pero el “pueblo peronista” brilló por su ausencia. Sólo había algunos militantes que se enfrentaron a golpes en la puerta del local donde transcurría el acto, aunque adentro se ignoró la violencia que sucedía más allá de la fuerte custodia de la que gozaban los privilegiados que escuchaban a la candidata cómodamente sentados. Además de la gente, quedaron afuera los símbolos peronistas, una vez más. Adentro todo era orden; cada uno en su sitio; todo bajo estricto control; nada librado a la espontaneidad. En el escenario desierto retumbó una sola voz; esta vez, la de Cristina candidata pero una, como le gusta al kirchnerismo. El acto tuvo una estética siniestramente fascista.

La foto de una Cristina rejuvenecida y sonriente tapiza las calles de Buenos Aires bajo el slogan de campaña: “El cambio recién empieza” que, en realidad es de acierto dudoso. Hay quienes opinan que suena más a amenaza que a propuesta.

martes, 10 de julio de 2007

Cristina, viajes y buena memoria

Después de una seguidilla de tropiezos el gobierno nacional logró reaccionar y lanzó la candidatura presidencial de la esposa del primer mandatario. Así, sin internas partidarias, sin debate ni consulta a dirigentes y afiliados, con el mismo dedo que le cuestionaron a otros, Néstor Kirchner ungió a la primera dama como si el poder político fuera un bien ganancial o parte de una herencia.

Pero, además de lo mucho que se le cuestiona a Cristina Kirchner su nulo interés por los problemas del distrito que representa y por el que no presentó ningún proyecto legislativo en los dos años que lleva en el Congreso, su debilidad por los viajes al exterior es tan indisimulable como su afición por la ropa de marca.

La agenda de campaña por las veinticuatro provincias argentinas aún no está diseñada, cosa que a los gobernadores no extraña porque recuerdan que tampoco recorrió Buenos Aires cuando fue la candidata del distrito al Senado Nacional .Sin embargo, el plan de viajes al exterior ya ha sido comunicado a la prensa porque no sólo delira Cristina por viajar y comprar sino también por la exposición pública. Por eso, como Eva Perón, cuenta con un nutrido equipo de prensa que la filma y fotografía vaya a donde vaya y luego distribuye el material entre los medios.

Con independencia de sus debilidades, alguien debería insinuarle a la senadora que los votos habrán de conseguirse dentro y no fuera de los límites de la República Argentina y que sería oportuno, por esta vez, que dedicara algunas millas de vuelo a los viajes de cabotaje, aún cuando no sean tan glamorosos como Europa y la Gran Manzana. Y más si se tiene en cuenta la premonición de su marido. “En octubre los argentinos van a llenar las urnas de buena memoria” dijo el Presidente Kirchner y todos sabemos a qué se refería. El quiere que recordemos los episodios sobresalientes de su gestión, o sea:
  • la crisis energética que tiene al país en penumbras, la producción detenida y las tarifas congeladas
  • los índices de criminalidad creciendo exponencialmente durante los últimos cuatro años
  • la bolsa con un cuarto millón de dólares que apareció en el baño de la Ministro de Economía
  • el decreto “de necesidad y urgencia” que repartió frecuencias de radios y de televisión entre empresarios amigos
  • la anarquía callejera de rutas y calles cortadas
  • las maniobras fraudulentas del affaire Skanska que involucraron a funcionarios políticos
  • el año transcurrido sin rector de la Universidad Nacional de Buenos Aires
  • la manipulación del Consejo de la Magistratura
  • el caos y la inseguridad en los aeropuertos y el espacio aéreo nacional
  • la vigencia de la “procesista” Ley de Radiodifusión
  • el apoyo político a Aníbal Ibarra, responsable de la tragedia de Cromagnon
  • el desabastecimiento
  • los precios máximos y los controlados
  • la inflación proyectada para 2007 del 20% anual
  • los subsidios a las empresas de empresarios amigos
  • los 500 millones de dólares de la provincia Santa Cruz que sacó del país hace 10 años y cuyo paradero se desconoce
  • el atropello al organismo de medición de los índices económicos del país
  • el aislamiento internacional
“En octubre los argentinos van a llenar las urnas de buena memoria” dijo el Presidente Kirchner. Ojalá esta vez tenga razón.

martes, 1 de mayo de 2007

La Corrupción en la administración Kirchner

Cada día que pasa el presidente Kirchner se parece más a aquellos de quienes tanto quiso diferenciarse: sus antecesores. En un principio su discurso y el gran desconocimiento que tenía el público de ese personaje secundario de la política nacional le jugaron a favor. La gente está igualmente predispuesta a creer en las promesas electorales y acostumbrada a que queden en anuncio.

Pero cuando Néstor Kirchner cambió los jueces de la Corte Suprema por otros de su simpatía, llevó a juicio a militares pero no a terroristas, criticó con furia a los medios de prensa independientes y premió con generosas publicidades oficiales a los que resaltaban las bondades de su gestión y nombró a familiares en cargos abultadamente rentados, la ciudadanía interpretó que sus diferencias con los anteriores eran más de palabras que de hechos. Por estos días se conocieron los detalles de una contratación de servicios escandalosa que tiene los ingredientes que los argentinos conocemos tan bien: sobreprecios, empresas privadas, obra pública, funcionarios estatales y la sombra de varios millones de dólares sobrevolando los detalles como si el episodio no tuviera suficientes nubarrones.

Un caso de corrupción de gran porte era lo que le faltaba a la administración Kirchner para mostrarse peronista en estado puro, tanto como por si alguien lo dudó hasta el presente y el caso ya llegó a la justicia y a la primera plana de los diarios. La sucursal argentina de Skanska, empresa de capitales suecos y líder mundial en ingeniería civil, licitó con precios sobrefacturados la construcción de unas plantas compresoras para la ampliación de un gasoducto. Descubierta la evasión fiscal a través de la utilización de facturas falsas, reconoció ante la justicia haber pagado coimas por valor de más de trece millones de pesos.


El Ente Nacional Regulador de Gas que debía supervisar la obra depende del Ministro de Planificación, Julio De Vido, un incondicional del Presidente y ese es el nexo directo e innegable que la justicia ha determinado entre las irregularidades y el accionar de algunos funcionarios públicos.

La pregunta es qué hizo Néstor Kirchner y la respuesta es lo que hicieron todos los anteriores; negar los hechos, apuntar al juez que investiga intentando apartarlo primero con un juicio político contra él (que no logró) y luego sacarle la parte delicada de la causa (que sí logró). Y, como frutilla de la torta, el jefe de Gabinete Alberto Fernández, hombre de confianza del ex Ministro Cavallo en los ´90 y soldado de Kirchner hoy, dijo recientemente “Si hay alguien involucrado, lo echaremos sin esperar que la Justicia lo condene” como para que quede claro la importancia que tiene para el peronismo el sistema republicano con su división de poderes y la independencia de la justicia. Ellos nombran, juzgan y castigan. Todo ellos. La empresa Skanska ya anunció su retiro del país y su intención de no participar en ningún proyecto local, mientras se acaba de conocer que la inversión extranjera directa en la Argentina cayó 4% respecto del año anterior.

Próxima a elecciones presidenciales como está la Argentina, es de esperar que los ciudadanos recuerden estos hechos que no por repetidos dejan de ser el motivo de la decadencia institucional argentina.

martes, 17 de abril de 2007

Kirchner, Malvinas y la justicia

Si algo describe a Néstor Kirchner es su estilo confrontativo que raya en la falta de buenos modales. En lo que va de su gestión se ha peleado con Francia, Chile, Uruguay, Italia, Finlandia, Inglaterra, Brasil y Estados Unidos para mencionar algunos ejemplos.

Faltó a las exequias de uno de los Papas más reconocidos del siglo XX. El mundo entero se acongojó con su agonía probablemente como parte del reconocimiento a tanta sabiduría, a tanta entrega a favor de la paz y la reconciliación del mundo; precisamente Juan Pablo II, que venía de una tierra de grandes injusticias y mucho sufrimiento o por eso mismo dedicó su vida a sembrar amor. No hay obligación en que el Presidente Kirchner se identificara con ese modelo pero hubiese sido conmovedor que así fuera. En aquella oportunidad, la Argentina estuvo representada por Daniel Scioli, el vicepresidente de la nación, una figura que el ex presidente Carlos Menem mudó de la motonáutica a la política nacional y que Kirchner adoptó.

Faltó también a la inauguración de cada una de las exposiciones que organiza anualmente el campo, el sector que ha provisto a esta administración buena parte del superavit que ostenta orgulloso.


La semana pasada se cumplieron 25 años de la invasión argentina a las Islas Malvinas. Se trató de un hecho desgraciado, inoportuno y absolutamente irresponsable que envió a la muerte a muchos inocentes. En recuerdo de ellos y de los que volvieron se hicieron distintos actos en todo el país. Y el presidente volvió a faltar. No participó de ninguno. No acompañó a los ex combatientes presentes ni a los deudos de los muertos en Malvinas. El vicepresidente Scioli volvió a reemplazarlo y a pesar de su esfuerzo, se evidenció que su presencia era irreemplazable. El presidente no estuvo y eso fue una ofensa innecesaria e inmerecida.

Y por fin, la justicia. Durante los últimos días, el Presidente de la Nación se dedicó a interferir sobre otro poder del estado pidiendo “celeridad” para ciertas causas y “castigo” para ciertos acusados. Esta gravísima circunstancia ha sido denunciada por algunos medios de comunicación, por algunos jueces, políticos y personalidades de renombre pero un clima de evidente temor al poder político sobrevuela la sociedad. En la Argentina se está ejerciendo la autocensura porque las consecuencias de emitir una opinión distinta a la del Presidente Kirchner parecen ser demasiado caras. Hasta la Corte Suprema de Justicia, cuyos miembros fueron en su mayoría nombrados con la anuencia de la actual administración, recibieron la réplica airada del presidente.

El manifiesto desprecio del presidente Néstor Kirchner por las reglas lo pone peligrosamente cerca de la arbitrariedad. Entre arbitrariedad y autoritarismo el límite es difuso. La Argentina hoy es una prueba de ello.

martes, 27 de marzo de 2007

POLITICA DE INSEGURIDAD NACIONAL EN LA ARGENTINA

Los argentinos hemos quedado divididos en dos grandes grupos de limosneros frente al gobierno central: uno pide planes de asistencia y el otro, seguridad.

Los primeros cuentan con una gruesa batería de voceros: los piqueteros oficialistas, los piqueteros duros, los sindicatos, los dirigentes de derechos humanos y, a la cabeza, las propias autoridades nacionales en las personas del presidente, de su hermana Alicia y del Ministro Alberto Fernández. El plan asistencial en marcha para satisfacer los reclamos de esos sectores constituye un generoso paquete de subsidios, tarifas diferenciadas y acceso a viviendas construidas o expropiadas para ellos por el estado, blindado con un grueso aislante de legislación que defiende la usurpación por sobre la propiedad privada. Sí, el siglo XXI

Otra novedad florecida durante la administración política de Néstor Kirchner es la ocupación de fábricas. Los empleados toman el lugar de trabajo, despojan a sus legítimos dueños del control físico y económico del medio de producción y a eso llaman “fábrica recuperada”. Este mecanismo suma ya varios cientos. La justicia no ha ordenado la restitución de ninguna propiedad hasta el presente, lo que sirve de incentivo para continuar los arrebatos.

Por otro lado, miles de personas claman por seguridad. Los robos, asaltos, secuestros y uso de armas se multiplican. La violencia recorre las calles de las ciudades argentinas sin que las autoridades encaren una política de prevención y represión del delito mientras las consecuencias de la crisis económica e institucional no se agotan.


Cuando los bancos retuvieron los depósitos por orden del estado argentino, la gente pasó a desconfiar de esas entidades y se produjo una importante transferencia de dinero en efectivo de los bancos a las casas particulares. Conocido el dato, el asalto domiciliario viene aumentando desde entonces en gruesa proporción.

Y ahora se suma una nueva inseguridad: la aérea. La animosidad de la administración Kirchner hacia las fuerzas armadas la llevó a excluirlas de todas las actividades posibles. Una de las últimas decisiones fue quitarle a la aviación militar el control aéreo en los aeropuertos nacionales lo que no mejoró, por sí solo y por arte de magia, las condiciones de la aviación comercial.

Lejos de ello, por estos días está planteada una escandalosa diferencia entre la ministra de Defensa, como vocero oficial del gobierno argentino, y algunos gremios del sector. Mientras el estado afirma que el control de los aviones que vuelan sobre el espacio aéreo argentino está garantizado, pilotos y controladores cuestionan la eficiencia del sistema.

A la inflación creciente, el peligro sobre los bienes materiales y la inseguridad personal frente al delito, los argentinos sumamos ahora la posibilidad de una catástrofe evitable. Y todo esto pasa mientras la presente administración se prepara para quedarse cuatro años más.

martes, 13 de marzo de 2007

Sólo faltó Fidel Castro

Tanto como para competirle a George Bush la primera plana de los diarios mientras realizara su gira por América Latina, El Dúo Dinámico de Sudamérica (que dista mucho de ser Batman y Robin) organizó un acto simultáneo en la Argentina. Mientras Bush hablaba en Montevideo sobre proyectos de integración continental, ellos lo insultaban desde Buenos Aires. Cuando Bush apretó la mano del presidente uruguayo y por esa vía se comprometió con el pueblo entero de ese país, Hugo Chávez y Néstor Kirchner profundizaban el aislamiento. Para completar el cuadro de la decadencia, sólo faltó la presencia del dictador cubano quien, a pesar de los esfuerzos de su entorno por celebrar su completa recuperación, no consigue darles el gusto de poder demostrarlo.

Mientras tanto, un pedido de informes de la Cámara de Diputados sobre el ingreso de tropas venezolanas al territorio nacional aguarda respuesta del Presidente Kirchner. El número de efectivos que trasladó Hugo Chávez para atender su seguridad personal en oportunidad de su visita al país indica que está al tanto de los altos índices de inseguridad argentinos y evidencia la escasa confianza en la profesionalidad de las fuerzas locales. El presidente argentino, lejos de ofenderse, se desvivió como siempre, por homenajearlo; a él no le recordó como un par de semanas antes al Secretario Shanon y al embajador de USA en el país que la Argentina no es un “país bananero”. Es importante aclarar que el Congreso Nacional es el único órgano del estado con facultades para autorizar el ingreso de tropas extranjeras y que, en este caso, nunca fue informado.


El acto estuvo cargado de coincidencias porque ambos mandatarios latinoamericanos admiran y desprecian las mismas cosas. Ellos admiran los autoritarismos, el poder sin limitaciones y la confrontación permanente tanto como desprecian la libertad.

Kirchner y Chávez intentaron ganarle a George Bush las portadas de los diarios y hasta lo consiguieron parcialmente en sus respectivos países, no porque fueran más noticia que el norteamericano sino porque tanto en Argentina como en Venezuela la prensa independiente se está convirtiendo en una especie en extinción. Esos medios los hicieron sentir importantes por un ratito reproduciendo sus fotos y sus dichos tan grotescos como grandilocuentes. Las crónicas pasaron lista de los presentes; el carnaval bolivariano había congregado a cientos de dirigentes partidarios marginales de la política que usan el dinero público para beneficio personal porque organizar un acto que costó 200.000 dólares y lo pagaron los contribuyentes para que un puñado de resentidos se desahogara de sus envidias es una inmoralidad y una malversación.

Pero todo cuento de hadas en algún momento llega a su fin. Al día siguiente de tanta euforia, Néstor Kirchner volvió a ser el insignificante presidente de un país con el 50% de su población en estado de pobreza. Chávez, el aliado de Irán y tolerado exclusivamente por el petróleo que posee su país pero despreciado en lo personal por el mundo civilizado. George Bush también volvió a su rutina, y siguió siendo el Presidente del país más poderoso de la tierra.

lunes, 19 de febrero de 2007

USA mira hacia Latinoamérica pero no la ve

La reciente visita a la Argentina de diplomáticos norteamericanos de indudable jerarquía política y sus satisfechas declaraciones respecto de la buena salud en las relaciones bilaterales contrasta con la agenda preparada por los mismos funcionarios al presidente Bush para su próxima gira por Sudamérica que no incluye a la República Argentina.

Tanto el Embajador R. Nicholas Burns, Subsecretario de Estado para Asuntos Políticos y tercero en categoría en el Departamento de Estado como Thomas Shannon, Subsecretario Adjunto de Estado para Asuntos del Hemisferio Occidental del Departamento de Estado se cuidaron muy bien de irritar al Presidente Kirchner. Declararon “entender” la estrecha relación que la Argentina mantiene con Venezuela y nos llenaron de elogios por el ejercicio de la democracia y la lucha contra el terrorismo.

Como una devolución de atenciones, al día siguiente de aquellas declaraciones la Argentina rechazó el ingreso de capitales norteamericanos en el negocio eléctrico y privilegió, otra vez, a Venezuela. También retrucó las observaciones que hicieron desde Washington organismos internacionales sobre la creciente inflación argentina y los desequilibrios provinciales con comentarios tales como “no somos una republiqueta”, “nadie nos aprieta” y “vamos a profundizar este modelo”.


Por supuesto se referían al modelo de gestión económica ¿Y cuál es ese modelo? Resumiendo sus principales características se trata de: tarifas de servicios públicos congeladas desde 2003; precios regulados por el Ministerio de Economía; altísimos impuestos a las actividades rentables; trabas y límites a la exportación de carnes y lácteos, productos emblemáticos del país; estatización de empresas; incentivo artificial para cierto consumo (turismo, indumentaria, esparcimiento) y castigo al consumo eléctrico aunque se niega una crisis energética inminente; incremento de los controles oficiales sobre la actividad económica en general; aumento del déficit provincial; reparto de voluminosos subsidios a empresas amigas del poder; manejo discrecional de fondos públicos por parte del Poder Ejecutivo sin control parlamentario; crecimiento de la obra pública y contrataciones directas; manipulación política de los principales indicadores económicos.

Y esas medidas económicas se implementan en el marco de un modelo político que poco tiene que ver con la libertad y el respeto de las garantías constitucionales. En primer lugar, porque la administración Kirchner no garantiza la división de poderes que es la base del ejercicio democrático.

Estados Unidos tiene que entender que de autoritarismos y guerrilla los argentinos somos infinitamente más conocedores porque los hemos padecido antes que en el norte, como somos también expertos en manipulación de masas porque el peronismo lleva décadas multiplicando pobres que luego utiliza a favor del poder de turno. Cuando Estados Unidos se convenza de eso modificará su hasta ahora estéril política de acercamiento hacia América Latina, abandonará su frustrado intento de simpatizarle a los populismos del sur y escuchará la demanda de los sectores auténticamente republicanos que sobreviven en la sociedad argentina.

lunes, 12 de febrero de 2007

El Terrorismo latinoamericano reciclado

Es para celebrar el súbito interés norteamericano por mejorar sus relaciones con América Latina siempre que esta vez signifique la corrección de un viejo y equivocado análisis del Departamento de Estado. Estados Unidos debe convencerse de que la política exterior preventiva que encaran con el terrorismo internacional también sería ventajosa aplicada a sus vecinos del sur porque, como dijo Tom Paine, "La eterna vigilancia es el precio de la libertad".

Es preciso tener muy claro el análisis actual y la historia reciente de la región. Los movimientos terroristas del siglo XX anidaron y actuaron con enorme despliegue en Latinoamérica. Argentina fue la experiencia piloto. A fines de los años ´60 feroces guerrillas urbanas locales entrenadas en Cuba y Libia atacaron las entrañas de la sociedad argentina sembrando el miedo a sangre y fuego. Con mayor o menos intensidad movimientos similares se reprodujeron en Chile, Uruguay, Bolivia, Brasil, Colombia, México, Perú y Guatemala. También fueron vencidos pero la diferencia con todos ellos es que en la Argentina, los que aún viven, han llegado al poder y hoy gobiernan el país. Ellos, sus descendientes y un nutrido grupo de colaboradores funcionales se están cobrando una vieja deuda con las fuerzas regulares que los vencieron con las armas. Pero como la vida no es una fotografía, el mundo, la política, los métodos de lucha terrorista y hasta aquellos mismos cuadros insurrectos, han cambiado.

El desastroso resultado de la “Cumbre de las Américas” donde el presidente Kirchner destrató a George Bush con su conocida ausencia de modales, fue una burda emboscada urdida por el antiamericanismo regional del que Estados Unidos no debería haber sido presa y que costó el tardío reemplazo de Roger Noriega, supuestamente un “experto” en esta parte del mundo y que no supo advertir a tiempo lo que se estaba gestando; proyecto, valga agregar, que sigue gozando de muy buena salud.


Estados Unidos necesita reaccionar al filo-terrorismo latinoamericano antes de que sea un hecho. La teoría del “terrorismo de estado” que impulsan el presidente argentino y sus aliados (Cuba-Venezuela-Irán) tiene dos objetivos. El de corto alcance es castigar a las fuerzas armadas que derrotaron las guerrillas de los años ´70 pero el de máxima apunta directamente a Estados Unidos e Israel. Cuando logren imponer la noción que ya hizo pie en Argentina, Italia y España, con la inestimable colaboración de Rodríguez Zapatero, podrán exhibirla en formato de legislación nacional y reclamar su reconocimiento como jurisprudencia internacional. De allí a abocarse a colectar apoyos para repudiar el accionar de los soldados norteamericanos y judíos hay un solo paso. Y como tampoco son los soldados el objetivo final, el delito será encuadrado como “terrorismo de estado” para que la condena mundial recaiga sobre sus auténticos enemigos: Estados Unidos y quien se anime a aliárseles. Así se explica la campaña que puso en marcha el asesor kirchnerista Horacio Verbitsky contra Alberto Gonzáles, el actual secretario de Justicia de la administración Bush, quien otorgara un cuestionable permiso sobre Guantánamo y Abu Ghraib. Es lo que se llama “Bill up your case” o “preconstitución de la prueba” según el idioma que usted prefiera.
Rice acaba de mostrarse preocupada por los derechos humanos del pueblo venezolano y dijo que Chávez está "destruyendo su país". Estas declaraciones deberían estar fechadas en el 2000. Hoy, son más propias de un jubilado de North Carolina que sigue los hechos con una mirada ligera y despreocupada sobre CNN. Ir a la zaga de los acontecimientos es un grueso error que hace preguntarse para qué están los funcionarios si no pueden proyectar tendencias sobre lo que ocurrirá a partir del análisis de lo que ocurre.

Les pasó con Castro. Décadas después les volvió a pasar con Chávez. Están a tiempo de evitar una tercera equivocación y descubrir la verdad antes de que lamentemos los argentinos que les pase de nuevo y muy pronto, ésta vez con Néstor Kirchner.

lunes, 29 de enero de 2007

Los demócratas de Pelosi usan a Latinoamérica

Los demócratas acaban de criticar al presidente Bush por partida doble. Según Harry Reid y Nancy Pelosi, por dedicarse a Irak, la administración republicana descuidó a los países vecinos de la región. Fidel Castro y Hugo Chávez -dijeron los líderes demócratas- constituyen una amenaza porque ambos quieren “dejar su marca izquierdista en las jóvenes democracias de América Latina” al tiempo que lamentaron que ambos continúen extendiendo su influencia sobre el hemisferio.

Esas declaraciones merecen varias reflexiones que, hechas desde estas latitudes, adquieren la legitimidad de quienes padecemos efectivamente la perniciosa influencia de dos dictaduras descriptas desde la comodidad del Congreso norteamericano.

En cuanto a “las jóvenes democracias de América Latina” no son más jóvenes que el proceso español posterior al franquismo pero sí notablemente más frágiles. Con la excepción de Chile, América hispana puede decir que no ha aprendido la lección y que sigue insistiendo con los autoritarismos personalistas con forma externa de democracia pero sin las instituciones que la componen. Se vota periódicamente pero la independencia de los poderes es todavía una utopía, como son utopías la libertad de prensa como la conoce el mundo civilizado; la seguridad jurídica; la publicidad de los actos de gobierno, el acceso a la información o la igualdad ante la ley.


Si los Estados Unidos tuvieran responsabilidad sobre el destino de Latinoamérica, cosa altamente discutible, cabría preguntarse qué hicieron las administraciones demócratas por ella, o el nutrido bloque opositor al presidente Bush mientras él olvidaba esta parte del mundo. En particular la República Argentina reconoce que fue un gobierno republicano durante la década pasada quien suprimió la exigencia de visa a ciudadanos argentinos para ingresar a los Estados Unidos. Diez años después, el Departamento de Estado se vio obligado a eliminar tal ventaja y a imponer serias restricciones inmigratorias cuando el populismo peronista concretó una brutal devaluación de la moneda argentina que sumergió en la miseria al 50% de la población y la gente huía del país en busca de mejores condiciones de vida.

Además, el permanente apoyo político y financiero demócrata a los llamados movimientos de derechos humanos y ambientalistas donde suelen enquistarse los activistas de esas “izquierdas” que denuncia Pelosi, facilitan el accionar de los enemigos del fortalecimiento de la libertad que operan en el sur del continente americano. Cabe citar al eminente economista alemán Jacques Reuff que decía: “Seamos socialistas o republicanos, pero no seamos mentirosos”.

Por un lado, critican la intervención en los asuntos internos de países soberanos y por otro, reclaman responsabilidad norteamericana en los problemas internos de otros estados. Todo parece una maniobra política con el objetivo de censurar al presidente Bush y para eso, la señora Pelosi, Mr. Reid o el partido demócrata no deberían utilizar a América Latina.

lunes, 15 de enero de 2007

Argentina: un país inseguro

La pobreza no es la causa exclusiva del delito. El crecimiento económico ininterrumpido a lo largo de los últimos tres años niega el presupuesto que manejaba la administración del presidente argentino Néstor Kirchner en el sentido de que el aumento exponencial de los índices de delincuencia respondía a la crítica situación económica del país. Es cierto que, cuando el estado no crea las condiciones para que el mercado absorba la población económicamente activa, se expone a que el robo se transforme en una forma de vida para los más pobres.

Eso no quiere decir que, cuando el empleo abunda, se termine el delito. No es que el empleo abunde en la Argentina actual pero los índices de desocupación han decrecido y, sin embargo, robos, asesinatos, secuestros extorsivos y violencia callejera aumentan de manera exponencial. Hasta una de las hijas del presidente norteamericano George Bush puede confirmarlo. La otra variable que incide es la dureza de las normas y, por supuesto, el porcentaje de eficacia en su aplicación efectiva.

En ambos la Argentina está en deuda con la sociedad civil, pues tras años de de populismo, el Congreso se encargó de flexibilizar las penas y la justicia, de hacerlas cumplir mal y tarde. Según estadísticas privadas (porque oficiales no existen o no son dadas a conocer) sólo el 6/1000 de los delitos denunciados cumplen condena efectiva. En otras palabras, eso significa que 994 de cada 1000 delitos queda impune en la República Argentina.

La cadena de complicidades que, por acción u omisión, perfecciona el ejercicio de la violencia delictiva en la Argentina reconoce varios protagonistas. En principio, los legisladores que ablandan la normativa en el afán de congraciarse con los movimientos de izquierda y los mal llamados organismos de derechos humanos que defienden exclusivamente a los delincuentes; los jueces que evitan a toda costa la severidad en sus sentencias,
conscientes del agrado que obtienen del poder político cultivando esa línea; algunos efectivos de las fuerzas de seguridad que se prestan; los políticos que apañan conductas y negocios espúreos a cambio de colaboración humana y económica para sus campañas políticas con las que se aseguran la permanencia de ellos y la continuidad del sistema; y la sociedad, que escéptica hasta el cinismo, ni siquiera denuncia en muchos casos los episodios delictivos que sufren sus personas y sus bienes.

Más preocupante aún son los dos casos recientes de secuestros en los que parecieran involucrados miembros del entorno presidencial. Ambos episodios deberían esclarecerse rápidamente porque el bien en juego es nada menos que la seguridad de las personas. El Ejecutivo Nacional hasta ahora prefiere guardar silencio y ello implica favorecer los intereses de los delincuentes.

Mientras tanto, se sigue incentivando el consumo de manera artificial a través de subsidios a determinados sectores con gran poder de lobby sobre el gobierno central. Para ello, se recauda por vía de impuestos sobre las actividades rentables. Esta semana se anunció un aumento del 4% en las retenciones a las exportaciones de soja para subsidiar los principales productos de la canasta básica de alimentos y disimular así el proceso inflacionario desatado como consecuencia de la actual política económica.

El subsidio será de 500 millones de dólares anuales y estará integrado por 400 millones aportados por el incremento impositivo y apenas100 millones por el Tesoro Nacional. De este modo, las retenciones a la soja suben del 23,5 al 27,5%, mientras que las de los aceites pasan del 20 al 24%.

La administración Kirchner se maneja con absoluta discrecionalidad favoreciendo y perjudicando sectores. Entonces, cuando la seguridad no figura entre sus prioridades es simplemente porque no se cuenta entre sus prioridades; mientras tanto, la oposición reconoce en estas manipulaciones un claro aliento oficial de la violencia y un desaliento premeditado a la producción y a las inversiones.

lunes, 8 de enero de 2007

Argentina en el túnel del tiempo

Mientras los jueces dispusieron el final físico de Saddam Hussein, en Cuba le quedará a Dios la tarea de terminar con el dictador Fidel Castro. Augusto Pinochet, por su parte, murió recientemente y con su partida ayudará a cerrar un enfrentamiento de décadas. Calmados los ánimos, Chile fue la primera de las tres naciones en iniciar el camino de la recuperación que se obtiene luego de la pacificación política, implementando un orden económico que haga posible la incorporación masiva de los habitantes a la actividad productiva.

Para Irak aquello es aún una tarea pendiente y también para Cuba. Esto demuestra que la economía exige un marco institucional sin el que es imposible la consolidación de proyecto de largo plazo alguno. El crecimiento requiere de condiciones sin las cuales cualquier recuperación no es más que circunstancial. El largo plazo es otra cosa.

Eso explica la inquietud que existe en amplios sectores respecto del proceso argentino ya que si bien las variables económicas pueden lucir favorables, la construcción político institucional es aún una tarea pendiente. Los partidos políticos fueron arrasados junto con la independencia de los poderes en la última crisis, hace cinco años. Desde entonces, el peronismo gobernante intenta con lamentable éxito el desmantelamiento de las instituciones básicas de la república sin que ese abismo importe demasiado a nadie.


Mientras tanto, muestra la foto de un florecimiento económico que tiene mucho, tal vez demasiado que ver, con el rebote propio posterior a la caída y a los controles de precios, congelamiento de tarifas, suba de impuestos y prohibición de exportaciones que son política de estado para la administración Kirchner.

A la par de la olla a presión que cargan las autoridades cuando incentivan el consumo y desalientan el ahorro y la inversión, alimentan el enfrentamiento ideológico que en los años ´70 desató una terrible ola de violencia producto del accionar de terroristas entrenados en Cuba que obligaron al gobierno nacional a salir a combatir hasta su exterminio.

Resabios de aquellas bandas armadas hoy enquistados en cargos públicos pretenden llevar adelante una “vendetta” contra quienes los vencieron y están arrastrando a la sociedad toda a una división suicida. La administración Kirchner apuesta a su victoria en las elecciones presidenciales de octubre próximo a partir del desacuerdo que fomentan entre los distintos sectores sociales sin entender, aparentemente, que una vez desatada, la violencia es incontrolable.

La fragilidad institucional es, para la Argentina, un modo de vida, la excusa oficial para endurecer el control estatal sobre la vida de los ciudadanos y la vía de intervención en el desarrollo de las actividades económicas y no económicas básicas. Las sucesivas administraciones intentaron aunque sin éxito, revertir la decadencia. En este caso, lo llamativo es que el actual gobierno argentino no está en esa línea, sino que apuesta a la debilidad estructural del sistema y alienta su precariedad.