Los sueños revolucionarios que alentaron para Sudamérica los populismos indigenista-bolivarianos se están destiñendo a toda prisa. La autoridad de Evo Morales en Bolivia se deteriora a ritmo vertiginoso sin que él pueda evitar los intentos secesionistas en marcha. El deceso inminente de Fidel Castro opaca aún más cualquier sostén para un régimen signado por la ilegitimidad, el desprecio y la violación sistemática de los derechos elementales del ser humano y así es como la utopía castrista se apaga, gracias a Dios, con su creador.
No le va mejor al sueño hegemónico del presidente argentino. A Néstor Kirchner lo está hackeando la realidad, la misma que lo ayudó a parecer al frente de una gestión exitosa durante los primeros años de gobierno. Por ese entonces, las condiciones generales de la economía mundial, la apertura china y su voluminosa demanda de comoditties, el crecimiento sostenido de toda la región y una brutal devaluación de la moneda argentina fueron el marco con el que se inició la actual administración. Sin embargo, las cosas han cambiado. La cotización de los comoditties descendió de aquellos valores siderales de los años 2004 y 2005; las reservas de petróleo y gas se agotaron producto de una desinversión que empieza a notarse; la economía regional se aleja de los márgenes de rentabilidad de los últimos dos años y la inflación empezó a devorarse los beneficios de la devaluación monetaria. Además, los argentinos mantienen más de 100.000 millones de dólares en el exterior porque el país no brinda las garantías que el capital reclama para quedarse. El mismo presidente Kirchner está entre los que tienen millonarios depósitos fuera de las fronteras nacionales.
Paradójicamente, el Congreso Nacional, cuya mayoría responde al oficialismo, acaba de sancionar por cuarto año consecutivo la emergencia económica. ¿Debe interpretarse, entonces, que la Argentina sigue inmersa en una situación económica crítica o se trata de la manera de evadir la responsabilidad de hacer frente a las deudas adquiridas y volver a postergarlas?
En el orden interno, el furor turístico por conocer y fotografiar las curiosidades de América del Sur se estrella con las noticias de la creciente inseguridad que dan vuelta al mundo. El reciente episodio protagonizado por la hija del Presidente norteamericano en plena ciudad de Buenos Aires no es más que una muestra elocuente del clima que se vive en una Argentina donde el sistema judicial colapsó y las cárceles están superpobladas de delincuentes pero la calle también y el principio de autoridad se desdibuja a instancias del propio gobierno de Néstor Kirchner obsesionado con la no represión de nada, ni siquiera de las conductas antisociales.
Cada sector hace “la suya”. Algunos cortan ilegalmente las rutas; otros se apoderan de propiedad privada ocupando casas y tierras ajenas que se niegan a abandonar; el sindicato de petroleros, bajo amenazas varias, consigue importantes ventajas impositivas estableciendo un tratamiento privilegiado y desigual respecto de otros sectores; los empleados del hospital escuela dependiente de la Universidad de Buenos Aires, donde se forman los futuros médicos argentinos, está de huelga y no atiende a los enfermos en reclamo de mayor presupuesto; el campo prepara un extenso paro de actividades; la izquierda radicalizada, históricamente minoritaria, mantiene acéfala desde principios de año a la Universidad de Buenos Aires, la institución de estudios superiores más numerosa del país, impidiendo el nombramiento del rector; la violencia desatada en las canchas de futbol altera el normal desenvolvimiento de los espectáculos deportivos y mientras tanto, los secuestros extorsivos no cesan.
La justicia argentina ha pedido la captura internacional de varios ciudadanos iraníes y sirios por encontrarlos involucrados en atentados terroristas ocurridos en el país durante la década pasada en los que hubo centenares de muertos. Por carácter transitivo, esta situación enfría el idilio que Kirchner intentó mantener con Hugo Chávez, aliado estratégico de Irán; la instalación de una fábrica de celulosa en el vecino Uruguay resquebrajó la relación bilateral a un punto inadmisible mientras que el incumplimiento de los contratos de provisión de gas por parte de la Argentina ha enojado, con indudable razón, a los chilenos.
Resumiendo, esta parte de América se ha complicado tanto en tan poco tiempo que lejos de parecer un sueño, está adquiriendo el aspecto de una pesadilla de la que muchos quieren despertar lo más pronto posible.
lunes, 27 de noviembre de 2006
lunes, 20 de noviembre de 2006
Argentina: nubes en el horizonte
(Artículo dedicado a la memoria del profesor Milton Friedman,
fuente de sabiduría)
Todo parece indicar que el clima político ha empezado a enrarecerse en la Argentina. Hasta no hace mucho, el Presidente Néstor Kirchner iba primero en una carrera que corría solo. Pero como la vida no es una foto, súbitamente la cancha se llenó de jugadores y ya nada es como antes.
El horizonte económico, que hasta ahora se mostraba impolutamente diáfano, empieza a señalar el ingreso de algunos nubarrones. Inflación reprimida, artificial expansión del consumo, tres años de tarifas congeladas y precios regulados por el Ministerio de Economía son una fórmula que asegura complicaciones en el mediano plazo. La ciencia económica y la historia indican que el intento de compensar la demanda rezagada de los sectores medios y bajos con emisión monetaria y aumentos de salarios nunca es gratis. Pues la Argentina no escapa a la estadística y el mismo aliento que el gobierno le da al consumo es el que empuja hacia arriba los precios y, también en ese caso se cumple la premisa: son los sectores de menores recursos los que pagan el impuesto inflacionario, en tanto son los que carecen de mecanismos para evadirlo.
El campo sigue reclamando a las autoridades que suspendan el trato discriminatorio hacia el sector que más recursos aporta al superavit fiscal que el gobierno no se cansa de elogiar y señalar como uno de los grandes éxitos de la presente administración. La reciente prohibición a las exportaciones vacunas se suma a los impuestos que se acumulan sobre los exportadores de granos y ha venido a resentir aún más la endeble relación entre los productores agropecuarios y el Estado Nacional.
En lo político también asoman conflictos latentes. El piquetero Luis D´Elía acaba de abandonar sin ganas el despacho oficial con el que lo había distinguido el Presidente Kirchner tras confrontar públicamente con el poder central en el delicadísimo conflicto de los atentados terroristas sufridos en la Argentina hace más de una década y que siguen sin resolverse.
La reciente derrota sufrida por el candidato oficial en la provincia de Misiones que buscaba perpetuarse en el poder con el apoyo explícito de Néstor Kirchner hace caer en catarata las demás ilusiones reeleccionistas que florecían en otros distritos. El caso Misiones arrasó con los delirios feudales de varios gobernadores y forzó el replanteo de su proyecto hegemónico al mismísimo Presidente Kirchner.
En medio de esas novedades y a modo de broche de oro para un cúmulo de malas noticias para el actual gobierno, una oposición con ganas de vertebrarse parece estar gestándose muy a pesar del partido gobernante. Líderes de distintas corrientes políticas y ciudadanos reconocidos en la defensa de principios republicanos están en un proceso de consenso y unidad que no tiene marcha atrás.
De repente, una Corte Suprema adicta, un Congreso domesticado y jueces dóciles y atentos a las necesidades políticas de la administración de turno no le están alcanzando a Néstor Kirchner para llegar a las elecciones presidenciales del año próximo con la sensación de ganador que lo trajo hasta acá.
fuente de sabiduría)
Todo parece indicar que el clima político ha empezado a enrarecerse en la Argentina. Hasta no hace mucho, el Presidente Néstor Kirchner iba primero en una carrera que corría solo. Pero como la vida no es una foto, súbitamente la cancha se llenó de jugadores y ya nada es como antes.
El horizonte económico, que hasta ahora se mostraba impolutamente diáfano, empieza a señalar el ingreso de algunos nubarrones. Inflación reprimida, artificial expansión del consumo, tres años de tarifas congeladas y precios regulados por el Ministerio de Economía son una fórmula que asegura complicaciones en el mediano plazo. La ciencia económica y la historia indican que el intento de compensar la demanda rezagada de los sectores medios y bajos con emisión monetaria y aumentos de salarios nunca es gratis. Pues la Argentina no escapa a la estadística y el mismo aliento que el gobierno le da al consumo es el que empuja hacia arriba los precios y, también en ese caso se cumple la premisa: son los sectores de menores recursos los que pagan el impuesto inflacionario, en tanto son los que carecen de mecanismos para evadirlo.
El campo sigue reclamando a las autoridades que suspendan el trato discriminatorio hacia el sector que más recursos aporta al superavit fiscal que el gobierno no se cansa de elogiar y señalar como uno de los grandes éxitos de la presente administración. La reciente prohibición a las exportaciones vacunas se suma a los impuestos que se acumulan sobre los exportadores de granos y ha venido a resentir aún más la endeble relación entre los productores agropecuarios y el Estado Nacional.
En lo político también asoman conflictos latentes. El piquetero Luis D´Elía acaba de abandonar sin ganas el despacho oficial con el que lo había distinguido el Presidente Kirchner tras confrontar públicamente con el poder central en el delicadísimo conflicto de los atentados terroristas sufridos en la Argentina hace más de una década y que siguen sin resolverse.
La reciente derrota sufrida por el candidato oficial en la provincia de Misiones que buscaba perpetuarse en el poder con el apoyo explícito de Néstor Kirchner hace caer en catarata las demás ilusiones reeleccionistas que florecían en otros distritos. El caso Misiones arrasó con los delirios feudales de varios gobernadores y forzó el replanteo de su proyecto hegemónico al mismísimo Presidente Kirchner.
En medio de esas novedades y a modo de broche de oro para un cúmulo de malas noticias para el actual gobierno, una oposición con ganas de vertebrarse parece estar gestándose muy a pesar del partido gobernante. Líderes de distintas corrientes políticas y ciudadanos reconocidos en la defensa de principios republicanos están en un proceso de consenso y unidad que no tiene marcha atrás.
De repente, una Corte Suprema adicta, un Congreso domesticado y jueces dóciles y atentos a las necesidades políticas de la administración de turno no le están alcanzando a Néstor Kirchner para llegar a las elecciones presidenciales del año próximo con la sensación de ganador que lo trajo hasta acá.
martes, 14 de noviembre de 2006
Los americanos siempre ganan
La expectativa mundial que generan las elecciones parlamentarias o presidenciales en los Estados Unidos tiene relación directa con la importancia relativa de ese país con el sistema político y económico global. El 6 de noviembre las agencias de noticias del planeta seguían con atención el recambio y la futura composición que sufriría el Congreso de la potencia del norte.
Preocupación por parte de algunos espectadores; satisfacción en otros y hubo quienes vieron con pesar la modificación que los cómputos iban señalando. Sin embargo, el imperio continúa. Los contentos con el triunfo demócrata, los apesadumbrados con la caída republicana, los aliados estratégicos y los enemigos de siempre deberían saber que Estados Unidos es siempre la misma porque su poderío radica en la solidez del eje que los sostiene: la libertad.
En su defensa no hay distinciones; no hay partidos políticos; no hay mayorías parlamentarias; no hay derrotados porque el respeto del individuo está en la base del sistema y priva sobre las circunstancias pasajeras de la política. Por eso no hay hombres-bomba en la cosmovisión americana; no hay terroristas; no se festejan los ataques guerrilleros ni se lapidan seres humanos.
El presidente Bush acaba de reconocer la necesidad de trabajar por la paz del mundo y para eso está dispuesto a recorrer el camino junto y no frente al partido demócrata. Y ellos aceptarán la convocatoria porque saben del liderazgo norteamericano.
Estados Unidos no va a cambiar el rumbo en los próximos dos años sólo porque el partido demócrata haya recuperado la mayoría en la cámara de representantes. Fue transitoria la ventaja republicana hasta ahora como será transitoria ésta en adelante. Lo dicen la historia y la escala de valores a la que responden unos y otros; sus convicciones y la necesidad de representar la cordura y la convicción en el mundo explican por qué son un coloso.
Habrá matices diferentes, se podrá votar más o menos presupuesto para las guerras, los viajes espaciales o la seguridad social; debatirán horas sobre la conveniencia de limitar o extender las investigaciones con células madre y se enfrentarán como titanes a la hora de decidir la coyuntura.
Simultáneamente, aborrecerán juntos, demócratas y republicanos, el terrorismo internacional, la persecución política o religiosa y el autoritarismo.
El culto a la libertad está asegurado de ese lado del planeta.
Preocupación por parte de algunos espectadores; satisfacción en otros y hubo quienes vieron con pesar la modificación que los cómputos iban señalando. Sin embargo, el imperio continúa. Los contentos con el triunfo demócrata, los apesadumbrados con la caída republicana, los aliados estratégicos y los enemigos de siempre deberían saber que Estados Unidos es siempre la misma porque su poderío radica en la solidez del eje que los sostiene: la libertad.
En su defensa no hay distinciones; no hay partidos políticos; no hay mayorías parlamentarias; no hay derrotados porque el respeto del individuo está en la base del sistema y priva sobre las circunstancias pasajeras de la política. Por eso no hay hombres-bomba en la cosmovisión americana; no hay terroristas; no se festejan los ataques guerrilleros ni se lapidan seres humanos.
El presidente Bush acaba de reconocer la necesidad de trabajar por la paz del mundo y para eso está dispuesto a recorrer el camino junto y no frente al partido demócrata. Y ellos aceptarán la convocatoria porque saben del liderazgo norteamericano.
Estados Unidos no va a cambiar el rumbo en los próximos dos años sólo porque el partido demócrata haya recuperado la mayoría en la cámara de representantes. Fue transitoria la ventaja republicana hasta ahora como será transitoria ésta en adelante. Lo dicen la historia y la escala de valores a la que responden unos y otros; sus convicciones y la necesidad de representar la cordura y la convicción en el mundo explican por qué son un coloso.
Habrá matices diferentes, se podrá votar más o menos presupuesto para las guerras, los viajes espaciales o la seguridad social; debatirán horas sobre la conveniencia de limitar o extender las investigaciones con células madre y se enfrentarán como titanes a la hora de decidir la coyuntura.
Simultáneamente, aborrecerán juntos, demócratas y republicanos, el terrorismo internacional, la persecución política o religiosa y el autoritarismo.
El culto a la libertad está asegurado de ese lado del planeta.
lunes, 6 de noviembre de 2006
La Habana es un mal ejemplo
La angustiosa y paupérrima existencia de los sacrificados cubanos parece no tener fin. Ni la enfermedad de Fidel Castro les ha deparado una brisa de libertad y esperanzas. Su hermano Raúl representa la continuidad del régimen. Se aleja de la isla la posibilidad de alivio para sus pobladores. La persecución política sigue tan vigente como la pobreza extrema, el canje de prostitución por comida y la desvalorización del ser humano en grado superlativo.
La publicidad de una bebida internacionalmente famosa hizo popular la frase: “No sos inservible. Al menos servís de mal ejemplo”. Y arranca una sonrisa siempre que no se la asocie con Cuba. Porque ese régimen que los mantiene presos es sinónimo de mal ejemplo. El mundo civilizado ha ido abandonando las prácticas autoritarias al tiempo que se incorpora a una convivencia global, hechos ambos que son frenéticamente negados en Cuba.
Por eso resulta una broma de mal gusto el reciente anuncio sobre que La Habana será sede de la “Feria Internacional del Libro” en febrero próximo, cuando es sabido el riguroso control que las autoridades ejercen para evitar la libre circulación de bibliografía y la expresa prohibición que pesa sobre un largo listado de autores que van desde Martí a Jorge Luis Borges, Václav Havel o Alexander Solzenitsen. Aristóteles es tan repudiado por el comunismo cubano como el resto de los clásicos y todos por la misma causa: el acceso al conocimiento hace hombres libres y en Cuba es imprescindible que la gente no aprenda a pensar para que no se rebele contra la última dictadura americana.
Este año, el historiador argentino José Ignacio García Hamilton fue echado de la isla cuando llegó invitado a dictar algunas conferencias. El prestigioso escritor no pudo pasar del aeropuerto simplemente, porque es conocida su militancia contra las dictaduras.
El Movimiento de Bibliotecas Independientes de Cuba es otra respuesta a las dificultades que padece la población para informarse. Se trata de hombres comunes que ponen a disposición de sus vecinos los libros que poseen y se ha convertido en la vía de acceso a autores rechazados por el régimen. Al principio, las autoridades cubanas no dieron importancia al circuito que nacía en las casas, pero la rápida multiplicación de bibliotecarios independientes los hizo reaccionar y pronto se transformaron, también ellos, en perseguidos políticos.
Muchos países, las Naciones Unidas y otras organizaciones internacionales trabajan en favor de la población cubana, atrapada en un modelo político perverso. Entre esos esfuerzos humanitarios no figura el gobierno de Néstor Kirchner, que prefirió preservar sus buenas relaciones con el dictador Fidel Castro y suspender los reclamos por la libertad de la médica Hilda Molina, madre de un ciudadano argentino a la que se le niega el derecho a salir de la isla. Argentina ha resignado levantar su voz en defensa de la libertad y también calla frente a la persecución política y al maltrato de los disidentes porque, en el fondo de su filosofía política, para la actual administración –peronista al fin- la libertad tampoco es un valor superior. Casi casi como en la Cuba de Fidel.
La publicidad de una bebida internacionalmente famosa hizo popular la frase: “No sos inservible. Al menos servís de mal ejemplo”. Y arranca una sonrisa siempre que no se la asocie con Cuba. Porque ese régimen que los mantiene presos es sinónimo de mal ejemplo. El mundo civilizado ha ido abandonando las prácticas autoritarias al tiempo que se incorpora a una convivencia global, hechos ambos que son frenéticamente negados en Cuba.
Por eso resulta una broma de mal gusto el reciente anuncio sobre que La Habana será sede de la “Feria Internacional del Libro” en febrero próximo, cuando es sabido el riguroso control que las autoridades ejercen para evitar la libre circulación de bibliografía y la expresa prohibición que pesa sobre un largo listado de autores que van desde Martí a Jorge Luis Borges, Václav Havel o Alexander Solzenitsen. Aristóteles es tan repudiado por el comunismo cubano como el resto de los clásicos y todos por la misma causa: el acceso al conocimiento hace hombres libres y en Cuba es imprescindible que la gente no aprenda a pensar para que no se rebele contra la última dictadura americana.
Este año, el historiador argentino José Ignacio García Hamilton fue echado de la isla cuando llegó invitado a dictar algunas conferencias. El prestigioso escritor no pudo pasar del aeropuerto simplemente, porque es conocida su militancia contra las dictaduras.
El Movimiento de Bibliotecas Independientes de Cuba es otra respuesta a las dificultades que padece la población para informarse. Se trata de hombres comunes que ponen a disposición de sus vecinos los libros que poseen y se ha convertido en la vía de acceso a autores rechazados por el régimen. Al principio, las autoridades cubanas no dieron importancia al circuito que nacía en las casas, pero la rápida multiplicación de bibliotecarios independientes los hizo reaccionar y pronto se transformaron, también ellos, en perseguidos políticos.
Muchos países, las Naciones Unidas y otras organizaciones internacionales trabajan en favor de la población cubana, atrapada en un modelo político perverso. Entre esos esfuerzos humanitarios no figura el gobierno de Néstor Kirchner, que prefirió preservar sus buenas relaciones con el dictador Fidel Castro y suspender los reclamos por la libertad de la médica Hilda Molina, madre de un ciudadano argentino a la que se le niega el derecho a salir de la isla. Argentina ha resignado levantar su voz en defensa de la libertad y también calla frente a la persecución política y al maltrato de los disidentes porque, en el fondo de su filosofía política, para la actual administración –peronista al fin- la libertad tampoco es un valor superior. Casi casi como en la Cuba de Fidel.
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