Y la travesía llegó a su fin. Néstor Kirchner, su esposa, la hija de ambos, su amiga y el resto de los 40 acompañantes cuya relajada semana en la Gran Manzana hemos financiado los argentinos, están de vuelta en el pago. Lejos de la campana de Wall Street, de los suntuosos aposentos del Four Seasons, del chianti de 70 dólares la botella que consumieron en Bice, del pésimo tratamiento que se supo ganar el presidente argentino de parte de la prensa internacional, de la indiferencia que le dedicó la comunidad de negocios, de los abrazos “bolivarianos” y los desaires kirchneristas. Acá están ellos, de vuelta de la ciudad preferida del matrimonio Kirchner. Casi inexplicable porque New York es New York gracias a la aplicación de la “tolerancia cero” de Giuliani y Bratton; al sistema de vida que hace eje en la libertad y al respeto de los derechos individuales; New York es New York gracias a la independencia de los poderes del estado y a la libertad de prensa, de información y de conciencia. Y fundamentalmente, New York es New York porque sus autoridades no le temen a la diversidad. New York es la diversidad. Por eso resulta tan curioso que sea la ciudad extranjera que más atrae al presidente argentino. La Gran Manzana es grande porque sus habitantes se sienten orgullosos de la pertenencia; porque viven bajo el imperio de la ley y lo saben y también saben que porque viven bajo el imperio de la ley, son libres. Y porque defender la libertad y la ley es una causa compartida.
Los Kirchner volvieron a la falta de energía eléctrica producto de una crisis cuya responsabilidad no debieran eludir; a los poderes omnímodos; a las presiones sobre la prensa libre; a los jueces sin independencia; a los legisladores sin vergüenza. Volvieron a los piqueteros devenidos funcionarios públicos; a los conflictos con los países vecinos; a los precios retenidos; a la inflación reprimida; a los cartoneros revolviendo la basura; a la inseguridad de sus calles; a los contratos incumplidos; a la historia tergiversada. Si el presidente Kirchner se apartara de su terminante negativa y accediera por una vez al contacto con la prensa, la pregunta obligada sería ¿qué es lo que le atrae de New York, si esa ciudad, producto exclusivo de sus políticas, es el espejo de una administración pública y una concepción filosófica opuestas a la suyas?
domingo, 24 de septiembre de 2006
lunes, 18 de septiembre de 2006
Haga como Kirchner: deposite su dinero lejos de Argentina
La previsible comitiva que acompaña al Presidente argentino Néstor Kirchner a los Estados Unidos está delineando los argumentos con los que intentará seducir inversores que acerquen capitales al país, de cuya necesidad imperiosa la economía está dando muestras claras. El crecimiento económico que tanto festejan las autoridades responde a tres causas básicas: el previsible rebote posterior a la crisis de 2001/2002 que nos arrastró a un deterioro sin precedentes; el aprovechamiento de la capacidad instalada y la devaluación de la moneda. El superavit fiscal, que también es motivo del orgullo oficial, tiene mucho más que ver con los abultados impuestos aplicados a las actividades agropecuarias que con la buena conducta en términos de gasto público. En los últimos meses el estado argentino ha vuelto a sus viejas mañas de subvencionar, subsidiar y distribuir fondos públicos con estricto y exclusivo criterio político. La juventud del partido radical acaba de denunciar que los llamados “Jóvenes K”, agrupación de militantes políticos que apoya al Presidente Kirchner, disponen de un presupuesto otorgado por el poder central cercano a los 300 millones de dólares para repartir discrecionalmente mientras hacen campaña por todo el territorio nacional.
La pregunta que se hacen los analistas locales es cómo se las ingeniará el gobierno para disfrazar la realidad argentina en los foros internacionales y ocultar, entre otras cosas, el agravamiento de la crisis energética que entorpece la expansión industrial; el fuerte deterioro de las relaciones internacionales que ha provocado la política implementada durante la administración Kirchner incluido el decidido apoyo a Hugo Chávez y a Fidel Castro; el tenaz incumplimiento de contratos, la falta de independencia demostrada por el poder judicial y la inseguridad jurídica que ello representa. Hace casi una década, cuando Néstor Kirchner era gobernador de Santa Cruz, transfirió al exterior 600 millones de dólares propiedad de la provincia y prometió repatriarlos en cuanto el país saliera del default. El capital y los intereses acumulados en estos años siguen afuera, con destino incierto. Este episodio da cuenta de la fragilidad institucional argentina y del escaso entusiasmo oficial por impulsar el cambio. “El viaje del Presidente y su señora es un despilfarro de recursos públicos” señaló Jorge Avila, prestigioso Ph.D. en Economía de la Universidad de Chicago y profesor del Centro de Estudios Macroeconómicos de Argentina. Avila sostuvo en un reportaje televisivo que las autoridades argentinas se equivocan si “pretenden engañar al Departamento de Estado con discursos”. Si es así y los inversores también sospechan como el mismo presidente argentino de las garantías que el país otorga al capital, el matrimonio Kirchner corre el riesgo de volver de los Estados Unidos con las manos vacías.
María Zaldívar
La pregunta que se hacen los analistas locales es cómo se las ingeniará el gobierno para disfrazar la realidad argentina en los foros internacionales y ocultar, entre otras cosas, el agravamiento de la crisis energética que entorpece la expansión industrial; el fuerte deterioro de las relaciones internacionales que ha provocado la política implementada durante la administración Kirchner incluido el decidido apoyo a Hugo Chávez y a Fidel Castro; el tenaz incumplimiento de contratos, la falta de independencia demostrada por el poder judicial y la inseguridad jurídica que ello representa. Hace casi una década, cuando Néstor Kirchner era gobernador de Santa Cruz, transfirió al exterior 600 millones de dólares propiedad de la provincia y prometió repatriarlos en cuanto el país saliera del default. El capital y los intereses acumulados en estos años siguen afuera, con destino incierto. Este episodio da cuenta de la fragilidad institucional argentina y del escaso entusiasmo oficial por impulsar el cambio. “El viaje del Presidente y su señora es un despilfarro de recursos públicos” señaló Jorge Avila, prestigioso Ph.D. en Economía de la Universidad de Chicago y profesor del Centro de Estudios Macroeconómicos de Argentina. Avila sostuvo en un reportaje televisivo que las autoridades argentinas se equivocan si “pretenden engañar al Departamento de Estado con discursos”. Si es así y los inversores también sospechan como el mismo presidente argentino de las garantías que el país otorga al capital, el matrimonio Kirchner corre el riesgo de volver de los Estados Unidos con las manos vacías.
María Zaldívar
lunes, 11 de septiembre de 2006
El Terrorismo en América
Casi 40 años atrás, la Argentina fue el país elegido por el terrorismo internacional para desembarcar en América Latina. Por saber lo que significa el miedo, la sensación de inseguridad y la desconfianza que se instala en la sociedad debería costarnos menos entender hoy a los Estados Unidos. Sin embargo, el antiamericanismo puede más que el terrorismo y, lejos de identificarnos como víctimas del mismo padecimiento, festejamos lo que les pasa. Porque si bien Hebe de Bonafini, fundadora de la Asociación “Madres de Plaza de Mayo” fue capaz de declarar públicamente su satisfacción por la voladura de las torres Gemelas y los miles de muertos, hay millones de argentinos que no se animan a tanto en voz alta pero que no condenan abiertamente los ataques guerrilleros contra los Estados Unidos.
Son los mismos que localmente rechazan la defensa del sistema de vida occidental que hicieron las fuerzas armadas en los años ´70 con la excusa de condenar la forma en que se combatió, como si la guerra pudiera ser prolija y ética; como si fuera posible evitar los excesos y el horror. Los argentinos no están nunca dispuestos a pagar el costo de sus decisiones. Es una actitud inmadura irremediablemente asociada a los populismos y esa es la explicación sociológica de la supervivencia del peronismo. Cualquiera sea la cara visible del líder de turno, los peronistas saben que la sociedad argentina no acepta responsabilidades, castiga a quien se las recuerda y premia al quien le ayude a enajenarlas. Por eso el peronismo es masivamente votado. No es por el sesgo socialdemócrata de sus políticas económicas, ni por su tendencia al estatismo; no es por sus prácticas intervencionistas o su desprecio por las instituciones republicanas. No. Fundamentalmente, el peronismo gana elección tras elección por la demagogia de liberar a la sociedad en su conjunto de la responsabilidad de ser los dueños del propio destino. Porque es más digerible fracasar por culpa de las potencias nos sacan lo que nos pertenece que por nuestra incapacidad, nuestra comodidad y nuestra falta de arrojo y de esfuerzo. Hoy esa sociedad tolera que administren justicia los que en los ´70 ponían las bombas y que pretenden ser parte de la Zona Cero para inmortalizar aquella acción terrorista como una gesta patriótica. La sociedad adolescente lo permite todo a cambio de no tener culpas. El pueblo americano, en cambio, se hace cargo de sus errores. Sus autoridades son suyas y las defienden, al igual que a sus fuerzas armadas por eso honran a sus muertos y respetan a los vivos. Estados Unidos no le tiene miedo al juicio de la historia. Eso es ser libres.
Son los mismos que localmente rechazan la defensa del sistema de vida occidental que hicieron las fuerzas armadas en los años ´70 con la excusa de condenar la forma en que se combatió, como si la guerra pudiera ser prolija y ética; como si fuera posible evitar los excesos y el horror. Los argentinos no están nunca dispuestos a pagar el costo de sus decisiones. Es una actitud inmadura irremediablemente asociada a los populismos y esa es la explicación sociológica de la supervivencia del peronismo. Cualquiera sea la cara visible del líder de turno, los peronistas saben que la sociedad argentina no acepta responsabilidades, castiga a quien se las recuerda y premia al quien le ayude a enajenarlas. Por eso el peronismo es masivamente votado. No es por el sesgo socialdemócrata de sus políticas económicas, ni por su tendencia al estatismo; no es por sus prácticas intervencionistas o su desprecio por las instituciones republicanas. No. Fundamentalmente, el peronismo gana elección tras elección por la demagogia de liberar a la sociedad en su conjunto de la responsabilidad de ser los dueños del propio destino. Porque es más digerible fracasar por culpa de las potencias nos sacan lo que nos pertenece que por nuestra incapacidad, nuestra comodidad y nuestra falta de arrojo y de esfuerzo. Hoy esa sociedad tolera que administren justicia los que en los ´70 ponían las bombas y que pretenden ser parte de la Zona Cero para inmortalizar aquella acción terrorista como una gesta patriótica. La sociedad adolescente lo permite todo a cambio de no tener culpas. El pueblo americano, en cambio, se hace cargo de sus errores. Sus autoridades son suyas y las defienden, al igual que a sus fuerzas armadas por eso honran a sus muertos y respetan a los vivos. Estados Unidos no le tiene miedo al juicio de la historia. Eso es ser libres.
viernes, 1 de septiembre de 2006
Al mejor Estilo Chavista

Sin embargo, nada pudo opacar el emotivo y multitudinario reclamo de seguridad que congregó a familiares y amigos de víctimas del delito que, con velas encendidas y fotos de sus muertos, entonaron el Himno Nacional y aplaudieron las intervenciones del sacerdote católico y del rabino que precedieron a Juan Carlos Blumberg. Cerca de 200.000 personas escucharon en silencio el petitorio que el Presidente Kirchner y sus funcionarios se negaron a recibir, horas antes de la marcha. Bajar la edad de imputabilidad de los menores, que son utilizados para cometer delitos; responsabilidad personal de los funcionarios que liberan delincuentes y la investigación del patrimonio de los jueces federales, ampliamente desacreditados en la sociedad por encontrarse casi todos envueltos en sonados casos de corrupción, fueron algunos de los reclamos que recibieron amplio apoyo del público presente. "Basta de tibios y timoratos" dijo Blumberg sobre el final. "La inseguridad no se puede esconder bajo la alfombra por más que pongan millones en publicidad" agregó refiriéndose al enorme gasto oficial destinado a evitar las críticas a su gestión, y cerró el acto con una frase inquietante: “Tenemos que saber votar. Todos juntos podemos mover montañas.” Con un emocionado “Axel, te quiero mucho" Juan Carlos Blumberg volvió a rendir tributo a su único hijo, muerto a manos del delito en la peligrosa provincia de Buenos Aires, cuyo gobernador intenta violentar la Constitución para obtener un tercer mandato.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)