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lunes, 18 de diciembre de 2006

Argentina camina en círculos

La muerte de Augusto Pinochet, ocurrida 16 años después de su alejamiento de la conducción política de Chile resucitó viejos enfrentamientos. Sus seguidores reivindicaron lo actuado por el dictador durante su prolongada gestión y sus detractores festejaron la desaparición de quien, según ellos, es el emblema de la intolerancia.

Más allá de los argumentos de cada uno, la grandeza en la actitud de la Presidente Bachelet llamando a unos y otros a superar las antinomias merece la envidia de sus vecinos. A enorme distancia, el Presidente argentino Néstor Kirchner ha dedicado su administración a reinvindicar los movimientos terroristas que hace más de tres décadas intentaron, a sangre y fuego, arrebatar el poder político y disolver las instituciones de la república, y a perseguir a los militares que actuaron defendiendo a la sociedad.

Si bien la República Argentina fue elegida como prueba piloto en América Latina para el desembarco de guerrilleros entrenados en Cuba, Chile y Uruguay también padecieron los ataques de combatientes urbanos escondidos entre la población civil. Primera en padecerla, la Argentina fue también la primera gran derrota para el terrorismo internacional. Luego Uruguay y Chile se sumaron a la estadística. Hacia los ´80 América Latina se había librado del accionar subversivo y encaminaba sus esfuerzos a la reconstrucción de las instituciones.

Los tres países retornaron a sistemas democráticos de gobierno. Los tres se esforzaron en dejar atrás la pesadilla que significa el enfrentamiento de compatriotas y los tres decidieron rechazar la influencia externa que fogoneaba dichas posturas extremas.

Argentina, Chile y Uruguay apelaron a leyes y amnistías varias con el objetivo superior de enterrar el pasado para hacer posible encarar el futuro. Asomados al siglo XXI se puede decir que Chile y Uruguay lo lograron.


Chile lidera la región aún teniendo cerca un gigante como Brasil. Su economía ha crecido sin pausa; comercia con el mundo entero y apuesta a la educación desde hace décadas. La sociedad chilena entiende que hay una relación directa entre esfuerzo, excelencia y resultados; descartó la demagogia y entendió que los conceptos de trabajo, crecimiento y producción carecen de ideología.

Uruguay superó sus crisis políticas con dignidad; como Chile, apostó al futuro y para eso cerró el capítulo trágico del enfrentamiento interno. Hoy recibe fuertes inversiones extranjeras que reactivan su economía y aplica políticas de seducción para convertir a su país en una plaza atractiva para los negocios por la seguridad que brindan sus autoridades. El fuerte incentivo sobre el turismo como política de estado consiguió que Punta del Este sea reconocido en el mundo como un balneario de nivel internacional.

La Argentina, en cambio, amagó con despegar pero volvió al pasado y hoy, con lo peor del peronismo alojado en el poder, reivindica el terrorismo, siembra la discordia en el seno de la sociedad, enfrenta al país con el concierto de naciones y sólo se relaciona amorosamente bien con los populismos más atrasados del planeta; aplica la fórmula perfecta para ahuyentar inversiones: inseguridad jurídica mas corrupción política. Precios controlados por el gobierno, altísimos impuestos sobre las actividades productivas y un clima de inseguridad personal nunca registrado en el país. Secuestros, asaltos y crímenes son parte sustancial de la crónica diaria. Los “piqueteros” son los dueños de la calle; las huelgas se multiplican pues los sectores disconformes con la gestión oficial cada vez son más. Esta es una foto de la Argentina actual y mientras la calidad de vida cae sin pausa, las autoridades se preguntan por qué no desembarcan en el país inversiones extranjeras.

lunes, 4 de diciembre de 2006

Kirchner no está solo: ya tiene oposición

Entre las variadas consecuencias que deparó a la República Argentina la administración de Néstor Kirchner figura la reorganización de los sectores opositores al gobierno, dispersos hasta la extinción durante los últimos años.

El siglo XX había terminado con un verdadero tsunami político-económico que arrasó con ahorros, puestos de trabajo, instituciones y expectativas en igual proporción. Se trató de un desastre sin precedentes históricos y en ese vendaval desaparecieron todas las expresiones de disenso democrático. La confusión y el caos fueron la única política de estado vigente por aquellos meses.

En el intento de juntar los pedazos de sociedad que quedaron diseminados se invirtieron los primeros esfuerzos y ahora que la Argentina está intentando recuperarse, asoma con claridad una intención republicana de resistir el autoritarismo genético que es parte inseparable del ejercicio peronista del poder.

La política de reparto y distribución de los recursos del estado que aplica el kirchnerismo es férrea y establece una vinculación asfixiante con el poder central. De esa manera, los gobernadores cuentan con escasa independencia política para decidir porque su independencia económica es prácticamente nula.

El dinero como instrumento de dominación ha hecho posible al presidente Kirchner controlar varios distritos. Hasta ahora. Pero también empezaron las reacciones a esa suerte de extorsión y en ella se inscribe el intento de diálogo entre dirigentes disconformes con la actual administración, con el rumbo que ha tomado, la forma y el fondo de la presente gestión política.


Ante eso, el centenario partido radical, Mauricio Macri, hijo de un poderoso empresario nacional que desembarcó en la Cámara de Diputados el año pasado; Francisco De Narváez, otro heredero de una gran fortuna; Roberto Lavagna, el ex ministro de Economía del propio Kirchner hasta hace algunos meses y varios ex gobernadores provinciales encabezados por el misionero Ramón Puerta están tras la búsqueda de coincidencias con figuras públicas que la ciudadanía conoce y respeta, ya sean del ámbito político como Ricardo López Murphy y Elisa Carrió, o hasta el mismo Juan Carlos Blumberg, padre de un joven de 22 años asesinado tras un secuestro express en medio de una ola de violencia creciente que el gobierno nacional se niega a reprimir.

Ellos y representantes de diferentes credos comparten el proyecto de construir una opción válida para la población ya que estamos próximos a una elección presidencial.

El gobierno se apresuró a lanzar la candidatura a gobernador de la provincia de Buenos Aires del actual Vicepresidente de la Nación, quien llegó hace algo más de una década a la política apadrinado por el ex presidente Carlos Menem. Mientras tanto, se evalúa la posibilidad de proponer a la primera dama, Cristina Kirchner, para suceder a su marido en la primera magistratura. Lo concreto es que las movidas del oficialismo han perdido ese estilo triunfalista de otros tiempos. Empieza a traslucirse el nerviosismo característico del que no las tiene todas a favor. Por otra parte, el acercamiento de posiciones que están logrando los adversarios contrasta con el aislamiento “pingüino” que ya desde hace algún tiempo enfría un poco demasiado.

lunes, 27 de noviembre de 2006

Se agota el sueño revolucionario en Latinoamérica

Los sueños revolucionarios que alentaron para Sudamérica los populismos indigenista-bolivarianos se están destiñendo a toda prisa. La autoridad de Evo Morales en Bolivia se deteriora a ritmo vertiginoso sin que él pueda evitar los intentos secesionistas en marcha. El deceso inminente de Fidel Castro opaca aún más cualquier sostén para un régimen signado por la ilegitimidad, el desprecio y la violación sistemática de los derechos elementales del ser humano y así es como la utopía castrista se apaga, gracias a Dios, con su creador.

No le va mejor al sueño hegemónico del presidente argentino. A Néstor Kirchner lo está hackeando la realidad, la misma que lo ayudó a parecer al frente de una gestión exitosa durante los primeros años de gobierno. Por ese entonces, las condiciones generales de la economía mundial, la apertura china y su voluminosa demanda de comoditties, el crecimiento sostenido de toda la región y una brutal devaluación de la moneda argentina fueron el marco con el que se inició la actual administración. Sin embargo, las cosas han cambiado. La cotización de los comoditties descendió de aquellos valores siderales de los años 2004 y 2005; las reservas de petróleo y gas se agotaron producto de una desinversión que empieza a notarse; la economía regional se aleja de los márgenes de rentabilidad de los últimos dos años y la inflación empezó a devorarse los beneficios de la devaluación monetaria. Además, los argentinos mantienen más de 100.000 millones de dólares en el exterior porque el país no brinda las garantías que el capital reclama para quedarse. El mismo presidente Kirchner está entre los que tienen millonarios depósitos fuera de las fronteras nacionales.

Paradójicamente, el Congreso Nacional, cuya mayoría responde al oficialismo, acaba de sancionar por cuarto año consecutivo la emergencia económica. ¿Debe interpretarse, entonces, que la Argentina sigue inmersa en una situación económica crítica o se trata de la manera de evadir la responsabilidad de hacer frente a las deudas adquiridas y volver a postergarlas?


En el orden interno, el furor turístico por conocer y fotografiar las curiosidades de América del Sur se estrella con las noticias de la creciente inseguridad que dan vuelta al mundo. El reciente episodio protagonizado por la hija del Presidente norteamericano en plena ciudad de Buenos Aires no es más que una muestra elocuente del clima que se vive en una Argentina donde el sistema judicial colapsó y las cárceles están superpobladas de delincuentes pero la calle también y el principio de autoridad se desdibuja a instancias del propio gobierno de Néstor Kirchner obsesionado con la no represión de nada, ni siquiera de las conductas antisociales.

Cada sector hace “la suya”. Algunos cortan ilegalmente las rutas; otros se apoderan de propiedad privada ocupando casas y tierras ajenas que se niegan a abandonar; el sindicato de petroleros, bajo amenazas varias, consigue importantes ventajas impositivas estableciendo un tratamiento privilegiado y desigual respecto de otros sectores; los empleados del hospital escuela dependiente de la Universidad de Buenos Aires, donde se forman los futuros médicos argentinos, está de huelga y no atiende a los enfermos en reclamo de mayor presupuesto; el campo prepara un extenso paro de actividades; la izquierda radicalizada, históricamente minoritaria, mantiene acéfala desde principios de año a la Universidad de Buenos Aires, la institución de estudios superiores más numerosa del país, impidiendo el nombramiento del rector; la violencia desatada en las canchas de futbol altera el normal desenvolvimiento de los espectáculos deportivos y mientras tanto, los secuestros extorsivos no cesan.

La justicia argentina ha pedido la captura internacional de varios ciudadanos iraníes y sirios por encontrarlos involucrados en atentados terroristas ocurridos en el país durante la década pasada en los que hubo centenares de muertos. Por carácter transitivo, esta situación enfría el idilio que Kirchner intentó mantener con Hugo Chávez, aliado estratégico de Irán; la instalación de una fábrica de celulosa en el vecino Uruguay resquebrajó la relación bilateral a un punto inadmisible mientras que el incumplimiento de los contratos de provisión de gas por parte de la Argentina ha enojado, con indudable razón, a los chilenos.

Resumiendo, esta parte de América se ha complicado tanto en tan poco tiempo que lejos de parecer un sueño, está adquiriendo el aspecto de una pesadilla de la que muchos quieren despertar lo más pronto posible.

lunes, 20 de noviembre de 2006

Argentina: nubes en el horizonte

(Artículo dedicado a la memoria del profesor Milton Friedman,
fuente de sabiduría)




Todo parece indicar que el clima político ha empezado a enrarecerse en la Argentina. Hasta no hace mucho, el Presidente Néstor Kirchner iba primero en una carrera que corría solo. Pero como la vida no es una foto, súbitamente la cancha se llenó de jugadores y ya nada es como antes.

El horizonte económico, que hasta ahora se mostraba impolutamente diáfano, empieza a señalar el ingreso de algunos nubarrones. Inflación reprimida, artificial expansión del consumo, tres años de tarifas congeladas y precios regulados por el Ministerio de Economía son una fórmula que asegura complicaciones en el mediano plazo. La ciencia económica y la historia indican que el intento de compensar la demanda rezagada de los sectores medios y bajos con emisión monetaria y aumentos de salarios nunca es gratis. Pues la Argentina no escapa a la estadística y el mismo aliento que el gobierno le da al consumo es el que empuja hacia arriba los precios y, también en ese caso se cumple la premisa: son los sectores de menores recursos los que pagan el impuesto inflacionario, en tanto son los que carecen de mecanismos para evadirlo.

El campo sigue reclamando a las autoridades que suspendan el trato discriminatorio hacia el sector que más recursos aporta al superavit fiscal que el gobierno no se cansa de elogiar y señalar como uno de los grandes éxitos de la presente administración. La reciente prohibición a las exportaciones vacunas se suma a los impuestos que se acumulan sobre los exportadores de granos y ha venido a resentir aún más la endeble relación entre los productores agropecuarios y el Estado Nacional.


En lo político también asoman conflictos latentes. El piquetero Luis D´Elía acaba de abandonar sin ganas el despacho oficial con el que lo había distinguido el Presidente Kirchner tras confrontar públicamente con el poder central en el delicadísimo conflicto de los atentados terroristas sufridos en la Argentina hace más de una década y que siguen sin resolverse.

La reciente derrota sufrida por el candidato oficial en la provincia de Misiones que buscaba perpetuarse en el poder con el apoyo explícito de Néstor Kirchner hace caer en catarata las demás ilusiones reeleccionistas que florecían en otros distritos. El caso Misiones arrasó con los delirios feudales de varios gobernadores y forzó el replanteo de su proyecto hegemónico al mismísimo Presidente Kirchner.

En medio de esas novedades y a modo de broche de oro para un cúmulo de malas noticias para el actual gobierno, una oposición con ganas de vertebrarse parece estar gestándose muy a pesar del partido gobernante. Líderes de distintas corrientes políticas y ciudadanos reconocidos en la defensa de principios republicanos están en un proceso de consenso y unidad que no tiene marcha atrás.

De repente, una Corte Suprema adicta, un Congreso domesticado y jueces dóciles y atentos a las necesidades políticas de la administración de turno no le están alcanzando a Néstor Kirchner para llegar a las elecciones presidenciales del año próximo con la sensación de ganador que lo trajo hasta acá.

martes, 14 de noviembre de 2006

Los americanos siempre ganan

La expectativa mundial que generan las elecciones parlamentarias o presidenciales en los Estados Unidos tiene relación directa con la importancia relativa de ese país con el sistema político y económico global. El 6 de noviembre las agencias de noticias del planeta seguían con atención el recambio y la futura composición que sufriría el Congreso de la potencia del norte.

Preocupación por parte de algunos espectadores; satisfacción en otros y hubo quienes vieron con pesar la modificación que los cómputos iban señalando. Sin embargo, el imperio continúa. Los contentos con el triunfo demócrata, los apesadumbrados con la caída republicana, los aliados estratégicos y los enemigos de siempre deberían saber que Estados Unidos es siempre la misma porque su poderío radica en la solidez del eje que los sostiene: la libertad.

En su defensa no hay distinciones; no hay partidos políticos; no hay mayorías parlamentarias; no hay derrotados porque el respeto del individuo está en la base del sistema y priva sobre las circunstancias pasajeras de la política. Por eso no hay hombres-bomba en la cosmovisión americana; no hay terroristas; no se festejan los ataques guerrilleros ni se lapidan seres humanos.


El presidente Bush acaba de reconocer la necesidad de trabajar por la paz del mundo y para eso está dispuesto a recorrer el camino junto y no frente al partido demócrata. Y ellos aceptarán la convocatoria porque saben del liderazgo norteamericano.

Estados Unidos no va a cambiar el rumbo en los próximos dos años sólo porque el partido demócrata haya recuperado la mayoría en la cámara de representantes. Fue transitoria la ventaja republicana hasta ahora como será transitoria ésta en adelante. Lo dicen la historia y la escala de valores a la que responden unos y otros; sus convicciones y la necesidad de representar la cordura y la convicción en el mundo explican por qué son un coloso.

Habrá matices diferentes, se podrá votar más o menos presupuesto para las guerras, los viajes espaciales o la seguridad social; debatirán horas sobre la conveniencia de limitar o extender las investigaciones con células madre y se enfrentarán como titanes a la hora de decidir la coyuntura.

Simultáneamente, aborrecerán juntos, demócratas y republicanos, el terrorismo internacional, la persecución política o religiosa y el autoritarismo.

El culto a la libertad está asegurado de ese lado del planeta.

lunes, 6 de noviembre de 2006

La Habana es un mal ejemplo

La angustiosa y paupérrima existencia de los sacrificados cubanos parece no tener fin. Ni la enfermedad de Fidel Castro les ha deparado una brisa de libertad y esperanzas. Su hermano Raúl representa la continuidad del régimen. Se aleja de la isla la posibilidad de alivio para sus pobladores. La persecución política sigue tan vigente como la pobreza extrema, el canje de prostitución por comida y la desvalorización del ser humano en grado superlativo.

La publicidad de una bebida internacionalmente famosa hizo popular la frase: “No sos inservible. Al menos servís de mal ejemplo”. Y arranca una sonrisa siempre que no se la asocie con Cuba. Porque ese régimen que los mantiene presos es sinónimo de mal ejemplo. El mundo civilizado ha ido abandonando las prácticas autoritarias al tiempo que se incorpora a una convivencia global, hechos ambos que son frenéticamente negados en Cuba.

Por eso resulta una broma de mal gusto el reciente anuncio sobre que La Habana será sede de la “Feria Internacional del Libro” en febrero próximo, cuando es sabido el riguroso control que las autoridades ejercen para evitar la libre circulación de bibliografía y la expresa prohibición que pesa sobre un largo listado de autores que van desde Martí a Jorge Luis Borges, Václav Havel o Alexander Solzenitsen. Aristóteles es tan repudiado por el comunismo cubano como el resto de los clásicos y todos por la misma causa: el acceso al conocimiento hace hombres libres y en Cuba es imprescindible que la gente no aprenda a pensar para que no se rebele contra la última dictadura americana.


Este año, el historiador argentino José Ignacio García Hamilton fue echado de la isla cuando llegó invitado a dictar algunas conferencias. El prestigioso escritor no pudo pasar del aeropuerto simplemente, porque es conocida su militancia contra las dictaduras.

El Movimiento de Bibliotecas Independientes de Cuba es otra respuesta a las dificultades que padece la población para informarse. Se trata de hombres comunes que ponen a disposición de sus vecinos los libros que poseen y se ha convertido en la vía de acceso a autores rechazados por el régimen. Al principio, las autoridades cubanas no dieron importancia al circuito que nacía en las casas, pero la rápida multiplicación de bibliotecarios independientes los hizo reaccionar y pronto se transformaron, también ellos, en perseguidos políticos.

Muchos países, las Naciones Unidas y otras organizaciones internacionales trabajan en favor de la población cubana, atrapada en un modelo político perverso. Entre esos esfuerzos humanitarios no figura el gobierno de Néstor Kirchner, que prefirió preservar sus buenas relaciones con el dictador Fidel Castro y suspender los reclamos por la libertad de la médica Hilda Molina, madre de un ciudadano argentino a la que se le niega el derecho a salir de la isla. Argentina ha resignado levantar su voz en defensa de la libertad y también calla frente a la persecución política y al maltrato de los disidentes porque, en el fondo de su filosofía política, para la actual administración –peronista al fin- la libertad tampoco es un valor superior. Casi casi como en la Cuba de Fidel.

lunes, 30 de octubre de 2006

Una Argentina drogada

Néstor Kirchner ha decidido mantener altos los índices de su popularidad de la peor manera: con alucinógenos. La población argentina, a la que no le cuesta mucho dejarse seducir por la vida fácil, vive hoy una expansión económica ficticia. El cóctel explosivo de medidas que consume la sociedad pronostica, más temprano que tarde, un desenlace inevitablemente ingrato.

La foto de la economía argentina tiene muchos ingredientes: las tarifas de los servicios públicos congeladas en niveles ridículos desde la devaluación de la moneda, hace tres años; asfixiante presión tributaria; métodos confiscatorios de recaudación; naftas subsidiadas al extremo de convertirlas en las más baratas del planeta; gas subsidiado; transporte público subsidiado; gruesos deficits provinciales sostenidos por fondos federales; control de precios; manejo discrecional del presupuesto nacional; falta de garantías para la inversión; incumplimiento de los contratos; inflación reprimida; generosa emisión monetaria y periódicos aumentos salariales lo que determina una economía drogada a fuerza de consumo y recaudación.

Sin embargo y a pesar del prusiano seguimiento de las variables por parte de los funcionarios políticos dedicados a ese efecto, la realidad -para no mencionar el mercado, que tanto irrita al peronismo- insiste con imponer su propia dinámica. Y lo hace. Así, las cosas no siempre salen como Kirchner y sus hombres quisieran.


Las preferencias políticas argentinas son particularmente volátiles. Hemos presenciado la fuga de votos en plazos cortísimos. El argentino pasa del amor al desprecio con velocidad juvenil; por eso es difícil entender que los políticos repitan, uno tras otro, el error de creer que los venerarán por siempre.

Néstor Kirchner llegó a la presidencia de la nación con un anoréxico 22% de votos. Un año después las encuestas le otorgaban más del 80% de aprobación. La gente estaba encantada con él. Luego perdió algunos puntos, aunque mantuvo una aceptación notablemente alta. Hasta hoy.

Las últimas mediciones indican que tanto la intención de voto como la imagen de su gestión han sufrido una erosión seria. Por primera vez a lo largo de su mandato, la primera desciende por debajo del 50% y la otra, perdió entre 20 y 25 puntos.

Acompañado hasta acá de buena fortuna, apoyo popular masivo, condiciones internacionales excepcionalmente favorables, tolerancia poco menos que infinita de los acreedores externos; inexistencia de oposición política y complacencia de los medios de comunicación. Así y todo, hemos asistido a un Kirchner de tolerancia escasa, modales dudosamente corteses, beligerante, agresivo y rencoroso. Los analistas se preguntan cuáles serán las reacciones de un Kirchner enojado, por ejemplo, en medio de alguna de las tormentas que se avecinan.

sábado, 21 de octubre de 2006

Argentina es una película en blanco y negro

Hace 32 años, cuando Juan Domingo Perón volvió a la Argentina después de su largo exilio, los actos organizados para recibirlo terminaron en una masacre. Militantes peronistas de facciones sindicales antagónicas se enfrentaron a tiros y dejaron un saldo de decenas de muertos y heridos.

El mundo cambió. Hubo guerras nuevas; descubrimientos científicos; viajes espaciales; desarrollos tecnológicos asombrosos; modificación del mapa político del planeta; crecimiento de nuevas industrias; achicamiento del mundo por la explosión de las comunicaciones y la Argentina acaba de presenciar, 32 años después de aquella matanza, un episodio similar alrededor del mismo protagonista.

La poderosa confederación obrera nacional, incondicional del presidente Kirchner, organizó el traslado de los restos de Perón a la casa-quinta en la que residió y que constituye un símbolo de aquella época. Pero el homenaje terminó, como 32 años atrás, con el enfrentamiento de dos bandas sindicales. A los tiros.

Nadie en el mundo se sorprendió menos con esos hechos que la ciudadanía argentina. Porque nosotros sabemos que peronismo es sinónimo de violencia. Juan Perón accedió a la vida política luego de un golpe militar que desalojó al presidente constitucional. Entre 1945 y 1955, Perón ejerció el poder con violencia; hubo maltrato para los adversarios políticos, los medios de comunicación; la iglesia.
En los ´70, cuando volvió a gobernar la nación, el peronismo fue nido de los movimientos terroristas que sembraron violencia y muerte. Entonces, a nadie tomó por sorpresa que el lenguaje del peronismo en el poder hoy siguiera rimando con tiros, golpes y piedras.

El día siguiente a los desmanes fue un desfile de señores enojadísimos, catarata de opiniones, comentarios, advertencias, pronósticos, análisis y, por supuesto, políticos enojados, sindicalistas enojados, opositores enojados y oficialistas enojados. Resultaría casi ofensivo apelar al salvajismo de los peronistas para probar el talento de McLuhan, pero citarlo se hace inevitable en esta oportunidad: "la indignación moral es la estrategia adecuada para revestir de dignidad al idiota".

A todo esto, ni el gobernador de la provincia donde ocurrían los hechos ni el presidente de la Nación se hicieron presentes, lo que agregó sabor a cobardía al “déjà vous” que la sociedad veía por televisión. La única diferencia con 1974 fue el color de la pantalla. Eso nos indicó que el mundo era otro y que el peronismo era el mismo de siempre.

Las presencias anunciadas del Presidente de la República y del Gobernador de Buenos Aires contrastaron con sus ausencias previsibles. Era 17 de octubre y se conmemoraba “El Día de la Lealtad Peronista”. Algún observador, cáustico, lo evaluó lógico. Kirchner y Solá pueden festejar casi cualquier cosa pero la lealtad es una actitud del carácter que les es completamente ajena.

La violencia se desató nuevamente en el seno de la sociedad argentina. Ojalá no sea la excusa para evitar las elecciones del año próximo en esta carrera hacia el poder concentrado con el que Néstor Kirchner sueña ya sin ningún disimulo.

lunes, 16 de octubre de 2006

La Argentina se Prepara para el Desabastecimiento

Después de tres años de tarifas congeladas a precios ridículamente bajos, la Argentina ha consumido sus reservas de casi todo. Basta el ejemplo de la energía para demostrar que este país es un eterno péndulo: la década anterior habíamos alcanzado el autoabastecimiento de gas y petróleo mientras que hoy estamos importando ambos. Hasta los pronósticos más optimistas consideran inevitable una crisis energética que se viene anunciando hace meses y que se haría efectiva entre fines de este año y principios del próximo.

La encrucijada empresaria actual se concentra en definir qué empresa está dispuesta a seguir subsidiando la tarifa impuesta por el gobierno argentino, para que la población consuma el petróleo más barato del planeta: 0,60 centavos de dólar el litro. Esto significa trabajar a pérdida y descartar las inversiones para exploración, actividad sin la cual el conflicto del desabastecimiento no puede sino agravarse.

Otra curiosidad: granos y carne vacuna son sinónimo de exportaciones argentinas tradicionales. En la actualidad, pesan sobre ambos sectores productivos voluminosos impuestos y retenciones que confiscan gran parte del rendimiento y desalientan inversiones. Ante la fluctuación de los precios internacionales, el gobierno argentino reaccionó con una prohibición a las exportaciones ganaderas a fin de abortar cualquier suba de precios en el mercado local; rápidamente logró el efecto deseado, esto es una caída de los precios internos por el aumento de la oferta pero a costa del incumplimiento de los compromisos asumidos por los exportadores en el exterior. Hace casi un año que las asociaciones de productores reclaman la apertura económica y ante la actitud inflexible de las autoridades, han recurrido a diversas expresiones de protesta, con el perjuicio económico que acarrea siempre ese tipo de conflictos.


Por otra parte, las malas cosechas de trigo que registraron este año los principales países productores a nivel mundial está encareciendo el precio. La Argentina también disminuyó los volúmenes históricos de cosecha, en parte alentada por la moda pasajera de reemplazar la siembra de trigo por soja pero, a diferencia del resto del mundo, la administración Kirchner espera neutralizar la suba con más controles de precios. A un año de las elecciones en las que se perfila como candidato a obtener su reelección, el presidente se niega a aceptar una realidad tan poco popular como sería el aumento del pan.

Sin embargo y a pesar de las restricciones y amenazas, los precios continúan en ascenso y la inflación, contenida y maquillada por las autoridades, goza de muy buena salud y sigue su camino ascendente.

Frente a ello, el original secretario de Comercio, que entre sus características personales cuenta con la de circular armado aún en reuniones oficiales, acaba de revivir la tristemente célebre Ley de Abastecimiento que data de 1974 y que contempla una variedad de sanciones que van desde multas, clausuras, arresto para los infractores hasta decomiso de las mercaderías o inhabilitación para el uso y renovación de créditos bancarios a quienes incumplan con los precios convenidos con el gobierno.

Para asegurarse del estricto cumplimiento de sus órdenes el funcionario, a quien apodan el “Sheriff”, dispondrá de un ejército de inspectores que saldrá a la calle en las próximas horas porque la administración Kirchner confía en la intervención estatal para disciplinar al mercado.

Mientras en los despachos oficiales se perfeccionan esos mecanismos, la población hace cola para mantener lleno el tanque de combustible de sus autos y compra provisiones en el intento de escaparle a la experiencia no tan lejana del desabastecimiento, los sobreprecios y el mercado negro.

María Zaldívar

martes, 10 de octubre de 2006

Sobisch

(Carta de lectores publicada por el diario "La Nación" 17-08-2006)

Señor Director:

"Los errores recurrentes de asociación (política) que teje el gobernador Sobisch en la Capital llevan a concluir que tal vez sea cierto que el Sur queda demasiado lejos de Buenos Aires y que eso dificulta el diagnóstico correcto. Así podría explicarse también la mudanza de incondicionales que hizo el presidente Kirchner a la hora de desembarcar en Balcarce 50.

"La anunciada alianza del bienintencionado mandatario neuquino con la Ucedé, luego de fallar en similares intentos con el cavallismo y el menemismo porteños, será su tercer fallido, por varios motivos. El primero, porque la Ucedé se ha transformado en un sello de goma sin existencia real. Luego, porque pretender despegarla de su protagonismo en la década última es un contrasentido y una deslealtad de su actual titular, Jorge Pereyra de Olazábal, quien debe a esos años y a María Julia Alsogaray su participación en cargos públicos y partidarios.

"Cabe avisarle a Sobisch que quien lo paseará por el mundo es el mismo que pasea a la senadora Kirchner y al ministro De Vido por si no quiere confundir al mundo, donde se le llama «tránsfuga» al que cambia de ubicación política según las conveniencias coyunturales.


"Es curioso que quienes no fueron militantes activos hablen hoy de la Ucedé nueva como si conocieran lo que fue la real. A fines de los 80 y principios de los 90 miles de jóvenes hubiéramos agradecido el apoyo de un lobbysta como el actual presidente de la nueva Ucedé, cuando repartíamos propaganda partidaria. En las esquinas más diversas de Buenos Aires nos acompañaron el ingeniero Alsogaray, su hija (hasta que se desafilió en 1991) y otros dirigentes, entre los que Pereyra brilló por su ausencia, probablemente atascado en los despachos oficiales por los que desfiló del brazo de Erman González, Jorge Domínguez y Carlos Menem. O después, como presidente del aeropuerto de Neuquén.

"Desacreditados los funcionarios públicos, los legisladores y los políticos, queda el periodismo para colaborar con quienes quieran refrescar la historia reciente, y el legajo o el prontuario de sus protagonistas."

María Zaldívar
Periodista

lunes, 9 de octubre de 2006

Kirchner es conflicto-dependiente

A tres años de su llegada a la presidencia, el enfrentamiento parece ser una política de estado para el presidente Néstor Kirchner, o una necesidad biológica de su personalidad. En el plano internacional, se ha disgustado con casi todos los países de la región; elevó innecesariamente el tono del disenso con Estados Unidos; criticó a los organismos multilaterales de crédito en el contexto de una estrategia pasada de moda que intenta la falacia de una victimización regional de Latinoamérica como objeto vilmente exprimido por los países ricos. Kirchner ha logrado aislar a la Argentina del resto del mundo.

Internamente también alentó desde el comienzo los enfrentamientos entre sectores y personas. Discrepó sin tolerancia republicana con opositores, empresarios, políticos, académicos y periodistas. Destrató a los miembros de las fuerzas armadas y de seguridad; criticó con dureza las administraciones que lo precedieron y hasta se peleó con Eduardo Duhalde, el dirigente cuyo respaldo hizo posible su llegada al poder. Descalificó una a una las críticas a su autoritaria conducción política y revivió un clima de intolerancia colectiva que hace peligrar la convivencia pacífica de la sociedad. Su blanco más reciente es la jerarquía eclesiástica a la que fustiga sin mesura desde los palcos armados para la propaganda política de su administración.

El presidente Kirchner no puede gestionar en la paz. O no sabe pero lo cierto es que necesita del conflicto para la acción política y eso es una grave deformación. La Argentina ya vivió el enfrentamiento
civil armado y la obligación de la dirigencia política es superar los episodios trágicos de nuestra historia reciente. Kirchner los aviva peligrosamente. La pregunta que cabe es ¿para qué? ¿Para qué alienta viejos rencores? ¿Qué busca obtener el Presidente con la reedición de odios?

En los años ´70, cuando el terrorismo subversivo instalaba el miedo en la sociedad argentina a través de una ola de violencia inédita en América Latina, cayeron miles de personas. En esa guerra, en la que las fuerzas armadas defendieron a la población civil para evitar la instalación de un gobierno marxista y la disolución de las instituciones republicanas, hubo dos bandos definidos pero Néstor Kirchner no perteneció a ninguno. No militaba en las filas de las guerrillas urbanas ni integró las fuerzas leales. No arriesgó su vida por las instituciones ni contra ellas. No apoyó la defensa del sistema ni se armó para destruirlo como hicieron los combatientes guerrilleros. No se escuchó su voz a favor ni en contra de ninguno. Por eso hoy, 30 años después, parece una impostura su pretensión de elegir bando.

Es una impostura pero, lo más grave, resulta que ahora es el presidente de la nación. Ahora no puede elegir un bando y ejercer la injusticia y la arbitrariedad desde su posición de poder y es precisamente lo que viene haciendo desde que llegó a la Casa Rosada. El presidente argentino construye su poder a partir del desencuentro y debería saber que, si bien es una técnica que ofrece resultados inmediatos porque se reina mientras se divide, la historia enseña que quien siembra vientos, inexorablemente, recoge tempestades.

lunes, 2 de octubre de 2006

“Quiero que Ganen Mucha Plata”

Ese fue el mensaje tranquilizadoramente capitalista que el presidente argentino envió en Wall Street a los inversores cuyos miedos tienen que ver con el parecido, y no físico, de Néstor Kirchner con Hugo Chávez.

Está comprobado que ambos se simpatizan, que disfrutan tirando las orejas de los Estados Unidos en público y si es geográficamente dentro de ese país, mejor y que denostan el modelo de vida del norte; se sabe también que ambos prefieren los coros de una sola voz, desconfían del disenso, de la prensa crítica, de la justicia independiente y de los mandatos de tiempo limitado. El mundo de negocios conoce las preferencias de ambos por los precios controlados, por las leyes controladas, por la información controlada, por los funcionarios controlados y por sus respectivas vocaciones de controladores.

Néstor Kirchner mantiene congeladas las tarifas de servicios públicos hace casi tres años pero paga sobreprecios por el gas boliviano; deposita el superavit de la provincia de Santa Cruz en el exterior pero pide al mundo inversiones para la Argentina; compra petróleo venezolano a valores internacionales pero prohíbe los aumentos en el mercado local; pondera la democracia pero reclama poderes especiales para el Ejecutivo; incumple los contratos firmados pero proclama la existencia de seguridad jurídica en la Argentina; se dice capitalista pero impulsa el ingreso de Venezuela al Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas.


La reacción oficial a la crisis energética que padece la Argentina es curiosa y lamentable. En principio, las autoridades niegan la escasez de combustibles; sin embargo, presionan a las compañías para evitar el desabastecimiento con cualquier recurso excepto aumento de precios y reclaman a los usuarios la reducción del consumo. La empresa Shell acaba de anunciar el lanzamiento de un gasoil de mejor calidad que los de plaza a un precio superior al acordado con los funcionarios de Economía para el que se ofrece en la actualidad. Como esos números impactan negativamente en el IPC (Indice de Precios al Consumidor) y elevan el índice de inflación, el gobierno se opone a que el producto mencionado se ofrezca al mercado en este momento. Para evitarlo amenazaron a la empresa con costosas sanciones que terminaron convenciendo a Shell sobre la conveniencia de acatar la orden oficial.

¿Ese es el modelo de incentivos elegido por la administración Kirchner? ¿Esto es lo que él considera un clima de negocios “capitalista”? ¿Así entienden las autoridades argentinas que se alienta el ingreso de capitales? ¿Supone el presidente que por ese camino las empresas se entusiasmarán con radicarse en el país?

El clima político, enrarecido en las últimas semanas con nuevos secuestros y amenazas a dos de los periodistas más prestigiosos del país, conspiran contra el voluntarismo presidencial. Nada indica que el gobierno esté administrando la cosa pública para que las empresas “ganen mucha plata”. El miedo y la desconfianza, la inseguridad y las persecuciones son la mejor medicina para la fuga y no la radicación de capitales.

En definitiva, ¿quién será el objeto de su engaño: los inversores extranjeros, la sociedad argentina, él mismo o los tres, sin distinciones?

domingo, 24 de septiembre de 2006

¡BIENVENIDOS a ARGENTINA!

Y la travesía llegó a su fin. Néstor Kirchner, su esposa, la hija de ambos, su amiga y el resto de los 40 acompañantes cuya relajada semana en la Gran Manzana hemos financiado los argentinos, están de vuelta en el pago. Lejos de la campana de Wall Street, de los suntuosos aposentos del Four Seasons, del chianti de 70 dólares la botella que consumieron en Bice, del pésimo tratamiento que se supo ganar el presidente argentino de parte de la prensa internacional, de la indiferencia que le dedicó la comunidad de negocios, de los abrazos “bolivarianos” y los desaires kirchneristas. Acá están ellos, de vuelta de la ciudad preferida del matrimonio Kirchner. Casi inexplicable porque New York es New York gracias a la aplicación de la “tolerancia cero” de Giuliani y Bratton; al sistema de vida que hace eje en la libertad y al respeto de los derechos individuales; New York es New York gracias a la independencia de los poderes del estado y a la libertad de prensa, de información y de conciencia. Y fundamentalmente, New York es New York porque sus autoridades no le temen a la diversidad. New York es la diversidad. Por eso resulta tan curioso que sea la ciudad extranjera que más atrae al presidente argentino. La Gran Manzana es grande porque sus habitantes se sienten orgullosos de la pertenencia; porque viven bajo el imperio de la ley y lo saben y también saben que porque viven bajo el imperio de la ley, son libres. Y porque defender la libertad y la ley es una causa compartida.
Los Kirchner volvieron a la falta de energía eléctrica producto de una crisis cuya responsabilidad no debieran eludir; a los poderes omnímodos; a las presiones sobre la prensa libre; a los jueces sin independencia; a los legisladores sin vergüenza. Volvieron a los piqueteros devenidos funcionarios públicos; a los conflictos con los países vecinos; a los precios retenidos; a la inflación reprimida; a los cartoneros revolviendo la basura; a la inseguridad de sus calles; a los contratos incumplidos; a la historia tergiversada. Si el presidente Kirchner se apartara de su terminante negativa y accediera por una vez al contacto con la prensa, la pregunta obligada sería ¿qué es lo que le atrae de New York, si esa ciudad, producto exclusivo de sus políticas, es el espejo de una administración pública y una concepción filosófica opuestas a la suyas?

lunes, 18 de septiembre de 2006

Haga como Kirchner: deposite su dinero lejos de Argentina

La previsible comitiva que acompaña al Presidente argentino Néstor Kirchner a los Estados Unidos está delineando los argumentos con los que intentará seducir inversores que acerquen capitales al país, de cuya necesidad imperiosa la economía está dando muestras claras. El crecimiento económico que tanto festejan las autoridades responde a tres causas básicas: el previsible rebote posterior a la crisis de 2001/2002 que nos arrastró a un deterioro sin precedentes; el aprovechamiento de la capacidad instalada y la devaluación de la moneda. El superavit fiscal, que también es motivo del orgullo oficial, tiene mucho más que ver con los abultados impuestos aplicados a las actividades agropecuarias que con la buena conducta en términos de gasto público. En los últimos meses el estado argentino ha vuelto a sus viejas mañas de subvencionar, subsidiar y distribuir fondos públicos con estricto y exclusivo criterio político. La juventud del partido radical acaba de denunciar que los llamados “Jóvenes K”, agrupación de militantes políticos que apoya al Presidente Kirchner, disponen de un presupuesto otorgado por el poder central cercano a los 300 millones de dólares para repartir discrecionalmente mientras hacen campaña por todo el territorio nacional.
La pregunta que se hacen los analistas locales es cómo se las ingeniará el gobierno para disfrazar la realidad argentina en los foros internacionales y ocultar, entre otras cosas, el agravamiento de la crisis energética que entorpece la expansión industrial; el fuerte deterioro de las relaciones internacionales que ha provocado la política implementada durante la administración Kirchner incluido el decidido apoyo a Hugo Chávez y a Fidel Castro; el tenaz incumplimiento de contratos, la falta de independencia demostrada por el poder judicial y la inseguridad jurídica que ello representa. Hace casi una década, cuando Néstor Kirchner era gobernador de Santa Cruz, transfirió al exterior 600 millones de dólares propiedad de la provincia y prometió repatriarlos en cuanto el país saliera del default. El capital y los intereses acumulados en estos años siguen afuera, con destino incierto. Este episodio da cuenta de la fragilidad institucional argentina y del escaso entusiasmo oficial por impulsar el cambio. “El viaje del Presidente y su señora es un despilfarro de recursos públicos” señaló Jorge Avila, prestigioso Ph.D. en Economía de la Universidad de Chicago y profesor del Centro de Estudios Macroeconómicos de Argentina. Avila sostuvo en un reportaje televisivo que las autoridades argentinas se equivocan si “pretenden engañar al Departamento de Estado con discursos”. Si es así y los inversores también sospechan como el mismo presidente argentino de las garantías que el país otorga al capital, el matrimonio Kirchner corre el riesgo de volver de los Estados Unidos con las manos vacías.

María Zaldívar

lunes, 11 de septiembre de 2006

El Terrorismo en América

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Casi 40 años atrás, la Argentina fue el país elegido por el terrorismo internacional para desembarcar en América Latina. Por saber lo que significa el miedo, la sensación de inseguridad y la desconfianza que se instala en la sociedad debería costarnos menos entender hoy a los Estados Unidos. Sin embargo, el antiamericanismo puede más que el terrorismo y, lejos de identificarnos como víctimas del mismo padecimiento, festejamos lo que les pasa. Porque si bien Hebe de Bonafini, fundadora de la Asociación “Madres de Plaza de Mayo” fue capaz de declarar públicamente su satisfacción por la voladura de las torres Gemelas y los miles de muertos, hay millones de argentinos que no se animan a tanto en voz alta pero que no condenan abiertamente los ataques guerrilleros contra los Estados Unidos.

Son los mismos que localmente rechazan la defensa del sistema de vida occidental que hicieron las fuerzas armadas en los años ´70 con la excusa de condenar la forma en que se combatió, como si la guerra pudiera ser prolija y ética; como si fuera posible evitar los excesos y el horror. Los argentinos no están nunca dispuestos a pagar el costo de sus decisiones. Es una actitud inmadura irremediablemente asociada a los populismos y esa es la explicación sociológica de la supervivencia del peronismo. Cualquiera sea la cara visible del líder de turno, los peronistas saben que la sociedad argentina no acepta responsabilidades, castiga a quien se las recuerda y premia al quien le ayude a enajenarlas. Por eso el peronismo es masivamente votado. No es por el sesgo socialdemócrata de sus políticas económicas, ni por su tendencia al estatismo; no es por sus prácticas intervencionistas o su desprecio por las instituciones republicanas. No. Fundamentalmente, el peronismo gana elección tras elección por la demagogia de liberar a la sociedad en su conjunto de la responsabilidad de ser los dueños del propio destino. Porque es más digerible fracasar por culpa de las potencias nos sacan lo que nos pertenece que por nuestra incapacidad, nuestra comodidad y nuestra falta de arrojo y de esfuerzo. Hoy esa sociedad tolera que administren justicia los que en los ´70 ponían las bombas y que pretenden ser parte de la Zona Cero para inmortalizar aquella acción terrorista como una gesta patriótica. La sociedad adolescente lo permite todo a cambio de no tener culpas. El pueblo americano, en cambio, se hace cargo de sus errores. Sus autoridades son suyas y las defienden, al igual que a sus fuerzas armadas por eso honran a sus muertos y respetan a los vivos. Estados Unidos no le tiene miedo al juicio de la historia. Eso es ser libres.

viernes, 1 de septiembre de 2006

Al mejor Estilo Chavista

Externally-referenced Image Foto cortesía de Marian Teves
Los diferentes funcionarios gubernamentales argentinos que visitan con una frecuencia inexplicable la tierra de Hugo Chávez han importado algunos de sus “tics” y los están poniendo en práctica en la Argentina, lo cual preocupa y disgusta porque se trata de los peores modos del autoritarismo bolivariano. Con métodos chavistas se trató de amedrentar a la gente que tuviera la intención de responder a la convocatoria que hizo el padre de Axel Blumberg, el joven asesinado hace dos años tras un secuestro express. Nerviosos funcionarios del gobierno de Néstor Kirchner improvisaron un apurado acto el mismo día, a la misma hora y a cuatro cuadras de distancia del otro para pedir exactamente lo contrario: la no represión del delito y para eso movilizaron cientos de colectivos que, gratuitamente, trasladaron gente desde la provincia de Buenos Aires. Más de 1500 efectivos policiales custodiaron la zona para evitar un enfrentamiento entre ambos públicos.
Sin embargo, nada pudo opacar el emotivo y multitudinario reclamo de seguridad que congregó a familiares y amigos de víctimas del delito que, con velas encendidas y fotos de sus muertos, entonaron el Himno Nacional y aplaudieron las intervenciones del sacerdote católico y del rabino que precedieron a Juan Carlos Blumberg. Cerca de 200.000 personas escucharon en silencio el petitorio que el Presidente Kirchner y sus funcionarios se negaron a recibir, horas antes de la marcha. Bajar la edad de imputabilidad de los menores, que son utilizados para cometer delitos; responsabilidad personal de los funcionarios que liberan delincuentes y la investigación del patrimonio de los jueces federales, ampliamente desacreditados en la sociedad por encontrarse casi todos envueltos en sonados casos de corrupción, fueron algunos de los reclamos que recibieron amplio apoyo del público presente. "Basta de tibios y timoratos" dijo Blumberg sobre el final. "La inseguridad no se puede esconder bajo la alfombra por más que pongan millones en publicidad" agregó refiriéndose al enorme gasto oficial destinado a evitar las críticas a su gestión, y cerró el acto con una frase inquietante: “Tenemos que saber votar. Todos juntos podemos mover montañas.” Con un emocionado “Axel, te quiero mucho" Juan Carlos Blumberg volvió a rendir tributo a su único hijo, muerto a manos del delito en la peligrosa provincia de Buenos Aires, cuyo gobernador intenta violentar la Constitución para obtener un tercer mandato.

lunes, 28 de agosto de 2006

LA INSEGURIDAD COMO POLITICA DE ESTADO

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Mientras los índices del delito callejero siguen en aumento y la población reclama políticas públicas de seguridad, el estado argentino acaba de instalar un proyecto de ley que consiste en exigir la entrega al estado de las armas que estén en poder de particulares, dentro de un novedoso plan oficial que consiste en pagar dinero en efectivo por cada arma que la autoridad recibiera, sin pedir explicación alguna de su procedencia. El auge de la criminalidad en la Argentina no debe buscarse en el circuito legal de las armas, sino en el ilegal. El sistema de control de armas que se aplica en el país garantiza de modo efectivo la seguridad común; es del circuito ilegal (armas nunca declaradas, contrabando o robo) de donde provienen las que son utilizadas en hechos de violencia, por lo que es improbable que esas sean entregadas voluntariamente. El proyecto implica, por lo tanto, dos absurdos. El primero radica en negar un derecho ya que la ley no prohíbe la tenencia de armas. La inseguridad pública ha sido el motivo principal que llevó a la población a adquirir armamento. Dicho en otras palabras, el estado incumple con su obligación de dar protección a los habitantes; y falla dos veces. Falla en su tarea preventiva cuando no frena el incremento de la violencia y falla después, cuando los mecanismos judiciales no condenan las acciones delictivas. Eso, a su vez, tiene un efecto indeseable: aumenta la reincidencia porque los delincuentes comprueban el escaso interés oficial por reprimir y la debilidad de los mecanismos judiciales. El segundo absurdo está en el nuevo circuito del delito que alentará. El robo de armas pasará a ser un lucrativo modo de vida; los delincuentes asaltarán armerías o miembros de las fuerzas de seguridad para luego aceptar el trueque oficial.
El poder Ejecutivo argentino está inmerso en una campaña que consiste en desarmar a la población civil bajo el slogan: “Tenés un arma, tenés un problema”. La provincia de Buenos Aires es el distrito más violento del país con un índice altísimo de episodios delictivos de variada consideración. Por su característica de viviendas residenciales, es bastante frecuente la custodia privada y la tenencia de armas por parte de la población civil. Las autoridades pretenden despojarlos de sus armas antes de comprometerse a brindar garantías de seguridad, como si las situaciones que se viven a diario tuvieran su génesis en las armas legalmente inscriptas. Los robos, asesinatos y secuestros extorsivos que asolan hoy las calles de la República Argentina responden al mercado negro de armas que hace increíblemente fácil obtener una y por muy poco precio. Responden a la pobreza extrema en la que casi la mitad de la población se encuentra sumergida. Y responden al deficiente desempeño del poder judicial. El padre de Axel Blumberg, un joven de 22 años asesinado luego de un secuestro extorsivo, fue un decidido impulsor de medidas que revirtieran este estado de cosas. Realizó dos marchas; una al Congreso de la Nación y otra a los Tribunales, para pedir a legisladores y jueces un decidido compromiso en la lucha contra el flagelo de la inseguridad. Presentó un petitorio con más de 5 millones de firmas y fue acompañado por cerca de 300.000 personas. Dos años después de todo aquello, ante la inercia oficial, el ingeniero Juan Carlos Blumberg ha convocado a una nueva marcha, pero esta vez, a la Plaza de Mayo, enfrente de la Casa de Gobierno pues ha decidido expresarle directamente al presidente Kirchner su pedido, que es el de millones de argentinos. Los organizadores del acto, previsto para el jueves 31 de agosto, han denunciado presiones oficiales de diversa consideración que incluyen la amenaza de una marcha simultánea con piqueteros hasta el pedido de desistir del acto. Los medios de comunicación, en términos generales alineados con el gobierno, están intentando evitar la difusión de la fecha pero aún así, los peores pronósticos hablan de otra convocatoria multitudinaria. La inseguridad pública es un problema que la administración Kirchner se niega a enfrentar.